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Negociaciones internacionales

La responsabilidad de la UNCTAD con el Sur

En un simposio sobre los acuerdos internacionales de inversión, el secretario general de la UNCTAD, Rubens Ricúpero, advirtió que la falta de preparación de algunos países en los temas de desarrollo podría dejarlos atrapados en las negociaciones sobre comercio e inversión. En la medida que la UNCTAD tiene una responsabilidad especial con el Sur, buscaría asegurar la participación efectiva de los países en desarrollo en tales discusiones.



No debería repetirse lo que ocurrió al comienzo de la Ronda Uruguay de negociaciones comerciales multilaterales cuando, a raíz de su falta de preparación, los países en desarrollo no estuvieron en condiciones de tratar el tema de los Derechos de Propiedad Intelectual, el de los Servicios y otros nuevos, advirtió el secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), Rubens Ricúpero, en sus comentarios de clausura del Simposio Asiático sobre "Acuerdos Internacionales de Inversión y sus Consecuencias para los Países en Desarrollo", realizado el 15 y 16 de julio.

Cuando comenzó la Ronda Uruguay "estábamos en clara desventaja (en comparación) con nuestros colegas de la OCDE que pasaron años preparándose para las negociaciones", dijo Ricúpero, quien después del lanzamiento de las negociaciones en 1986 y los procesos preparatorios de las mismas asistía como embajador de Brasil ante el GATT y las agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra.

Los intereses de los países en desarrollo

Ricúpero manifestó que la UNCTAD no intentaba defender un tipo de posición determinada en términos de negociaciones o cierto tipo de acuerdo en materia de inversión. La UNCTAD, expresó, siempre estuvo comprometida con la promoción de los intereses de los países en desarrollo. Además de la labor de la organización de favorecer "criterios favorables al desarrollo para marcos de inversión", debe asistir a los países en desarrollo, especialmente los menos adelantados, así como a las economías en transición, para ayudarlas a integrarse plenamente a la economía mundial.

En la asistencia prestada a los países en desarrollo para preparar su estrategia en materia de comercio e inversión, subrayó la necesidad de que los países comprendan cabalmente los temas en cuestión y "nunca permitan que ocurra lo que pasó al comienzo de la Ronda Uruguay". "Los países en desarrollo", expresó Ricúpero, "deben saber claramente los temas y conceptos y mucho antes de las negociaciones, y también si hay que iniciar negociaciones nuevas en materia de inversión".

Los países en desarrollo deben estar al tanto de toda la compleja red de temas. "Mucha gente cree equivocadamente que las normas multilaterales en materia de inversión se refieren a ampliar los acuerdos bilaterales de inversión. No es así. Las normas multilaterales son muy diferentes en naturaleza y campo de aplicación". Ricúpero continuó citando algunos ejemplos. Acerca de la definición y campo de aplicación de la inversión, preguntó si la inversión extranjera directa (IED), que es un factor de estabilización, debería ser tratada de la misma forma que las inversiones de cartera o a corto plazo, o los derechos de propiedad intelectual, que son diferentes y exigen normas diferentes.

Ricúpero también planteó la cuestión de cómo tratar el derecho de ingreso u ofrecer el trato de nación más favorecida, las cláusulas financieras sobre repatriación de ganancias y transferencia de tecnología. Sobre estos temas, algunos participantes dijeron en privado que Ricúpero obviamente tenía en mente el Acuerdo Multilateral de Inversión (AMI) de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que abarcaba todos esos temas. Dada la estructura del simposio y la presentación de la condición de las negociaciones de la OCDE por el negociador suizo, el embajador Marino Baldi, durante la primera sesión, no sorprendió que periódicamente se hicieran referencias al proyecto del AMI.

Debido a las diferencias entre los propios países de la OCDE y las protestas generalizadas tanto públicas como parlamentarias en varios países de la OCDE, las negociaciones del AMI se suspendieron por seis meses, hasta octubre. La discusión de dos días en el simposio de Nueva Delhi varió de las respuestas a lo específico del AMI y los intentos de los participantes de los países en desarrollo de cuestionar la necesidad de un acuerdo internacional de inversión por un lado, y sus esfuerzos por comprender más a fondo las consecuencias de determinados conceptos y enfoques. Ricúpero reiteró que la UNCTAD necesita profundizar su "análisis, investigación y comprensión" para ofrecer un buen servicio a los países en desarrollo. Dijo que en muchos sectores de la IED, todavía falta evidencia empírica; se reclamó amplitud de pensamiento y no ser tan ingenuos tanto como para decir que la IED es buena en cualquier circunstancia como para adoptar una actitud fundamentalista y defensiva. "Como el colesterol, necesitamos maximizar lo bueno y minimizar lo malo", dijo, pero admitió que a veces la UNCTAD terminaba siendo criticada por ambas partes.

En una alocución durante el almuerzo, el primer día del simposio, Ricúpero dijo que algunos grupos quería ver a la UNCTAD comportarse como un misionero evangelizando la globalización y liberalización, mientras que otros decían que la UNCTAD "le pasaba una mano" a los países en desarrollo para que aceptaran el AMI de la OCDE. Los comentarios sobre "pasar la mano" a los países en desarrollo para aceptar el AMI parece haberse hecho con relación a las críticas formuladas en una reciente consulta de la UNCTAD con las ONG en Ginebra.

Una voz moderada

El secretario general dijo que la UNCTAD intenta ser una voz moderada e "interpretar los intereses de los países en desarrollo, tal como los vemos". "Hace dos años dije que no tenía sentido adoptar una posición a favor o en contra de un AMI sin conocer su contenido. No hay razón alguna para estar en contra de un acuerdo que sea favorable al desarrollo y cubra las aspiraciones de los países en desarrollo", señaló.

Ricúpero también expresó que la UNCTAD intentaría contribuir a la formulación de las posiciones nacionales por los países en desarrollo. Añadió que el mandato de la UNCTAD también es para los países industrializados y que esperaba que la organización pudiera trabajar sobre la base de una percepción compartida del carácter mutuo de los intereses en la promoción del desarrollo.

En su discurso de apertura, leído por Pedro Roffe, asesor principal del Programa de la UNCTAD por un posible marco multilateral de inversión, Ricúpero señaló que las discusiones en torno al AMI de la OCDE son indicativas de las dificultades existentes para lograr un acuerdo sobre temas de inversión. Identificó dos lecciones de la experiencia hasta ahora. Primero, las discusiones sobre inversión versan sobre un tema muy difícil y sensible en la medida que involucran temas complejos de política nacional tanto en países industrializados como en desarrollo. Por lo tanto, existe la necesidad de asegurar que todos los países estén equipados como para participar plenamente en las discusiones internacionales sobre inversión. Segundo, las negociaciones sobre el AMI que han quedado pendientes en la OCDE demostraron que un acuerdo internacional significativo en este sector exige que en las discusiones y negociaciones internacionales sobre inversión participen todos los posibles afectados. Habría que escuchar no sólo a los representantes de los gobiernos sino también a los de la sociedad civil que tienen un interés real en el resultado.

Según Ricúpero, esa era la consecuencia lógica de la internacionalización de la agenda política nacional. Señaló que si bien los gobiernos reconocen la contribución de la IED al crecimiento y el desarrollo, y buscan atraerla, al mismo tiempo son conscientes de que es igualmente, si no más, importante asegurar que tal inversión pueda contribuir plenamente y de la mejor manera al desarrollo económico del país receptor. De ahí el mandato de Midrand (UNCTAD IX) de que la UNCTAD identifique y analice las consecuencias sobre el desarrollo de los temas relacionados con un posible marco multilateral de inversión. Como organización para el desarrollo, expresó Ricúpero, la UNCTAD tiene una responsabilidad especial en cuanto a ayudar a los países en desarrollo en este proceso. "No corresponde a la UNCTAD decidir por los gobiernos si participar o no, o cómo actuar en dichos procesos, sino asegurar su participación efectiva en las discusiones en las que decidan participar, ya sea a escala bilateral, regional, plurilateral o multilateral", concluyó.


 

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