Comercio | |
Medio ambiente y desarrollo Un nuevo apartheid La separación de la agenda de medio ambiente y desarrollo en las reuniones sobre Comercio y Medio Ambiente y Comercio y Desarrollo, que se organizaron separadamente en la sede de la OMC en Ginebra, implicará la eliminación del medio ambiente y el desarrollo en el Sur. También contribuirá a una división Norte-Sur, ya que los gobiernos del Norte reclamarán el uso de medidas ambientales relacionadas con el comercio y los del Sur las resistirán con el argumento del acceso al mercado. Por Vandana Shiva
i. El derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable en virtud del cual todo ser humano y todos los pueblos están facultados para participar en un desarrollo económico, social, cultural y político en el que puedan realizarse plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales, a contribuir a ese desarrollo y a disfrutar de él. ii. El derecho humano al desarrollo implica también la plena realización del derecho de los pueblos a la libre determinación, que incluye (...) el ejercicio de su derecho inalienable a la plena soberanía sobre todas sus riquezas y recursos naturales. El derecho al desarrollo fue, por lo tanto, expresado originariamente como un derecho inalienable a la plena soberanía sobre los recursos naturales. Éstas, en la perspectiva de las comunidades del Tercer Mundo, son las condiciones para la protección ambiental y la conservación de los recursos. La separación de la agenda de medio ambiente y desarrollo en las reuniones sobre Comercio y Medio Ambiente y Comercio y Desarrollo, que se organizaron separadamente, implicará la eliminación del medio ambiente y el desarrollo en el Sur. También contribuirá a una división Norte-Sur ya que serán los gobiernos del Norte los que reclamen el uso de medidas ambientales relacionadas con el comercio y los gobiernos del Sur las resistirán con el argumento del acceso al mercado. Dicha separación incita, además, a los gobiernos del Sur a igualar los conceptos de acceso al mercado y a las exportaciones con "desarrollo", aun cuando para los pobres las políticas de sus países orientadas a la exportación los están sumiendo cada vez más en la pobreza y amenazando las opciones de supervivencia que les quedan. Separar "comercio y medio ambiente" y "comercio y desarrollo" de esta forma artificial es acallar las preocupaciones en materia de desarrollo de los pueblos del Tercer Mundo. Las medidas ambientales relacionadas con el comercio de las que hablan los gobiernos del Norte están restringidas a las exportaciones hacia los mercados del Norte. Por eso, merced a una definición esquizofrénica del problema, los pobres quedan excluidos del impacto de la liberalización comercial en sus vidas y se ignoran las soluciones a su situación de pobreza. El impacto de la liberalización comercial de la agricultura en el ambiente y la pobreza del Tercer Mundo La liberalización comercial de la agricultura empeoró la pobreza del Tercer Mundo y agravó la destrucción ambiental. Las políticas en materia de alimentos y agricultura de los países del Tercer Mundo están cambiando de la premisa de "la comida es lo primero" hacia "las exportaciones son lo primero". Están desviando los escasos recursos de la producción de alimentos y generación de sustento hacia la producción suntuaria destinada a la exportación. Se producen camarones, flores y vegetales para los consumidores ricos del Norte, mientras que los pobres del Sur tienen destruidos sus ecosistemas y formas de sustento. Tanto el medio ambiente como los derechos al desarrollo de las comunidades locales están siendo menoscabados, como resulta evidente en el caso de las exportaciones de camarones y las exportaciones de flores. Las políticas de "exportación es lo primero" también están cambiando los modelos de cultivo y los modelos de insumos, amenazando el ambiente a través de la erosión de la biodiversidad y la contaminación química. Además, están provocando una grave situación de subdesarrollo y pobreza al empujar a los campesinos pobres al endeudamiento y al suicidio. Los intereses del comercio mundial son claramente carentes de toda ética para con los intereses ambientales y los intereses de desarrollo de las comunidades locales, que son las que soportan los costos ecológicos y socioeconómicos de los regímenes comerciales destructivos del ambiente y antagónicos a los pobres. Las políticas comerciales dirigidas por la Organización Mundial de Comercio (OMC) también amenazan socavar los acuerdos ambientales multilaterales tales como el Convenio sobre la diversidad biológica. India ya ha planteado los conflictos que surgen entre este convenio y las medidas sobre los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio (TRIPs). Otro conflicto importante es el que ha surgido entre la agenda de la OMC y la del Convenio sobre la diversidad biológica en el contexto del Protocolo de Bioseguridad. Biodiversidad y biotecnología: un ejemplo de conflictos comerciales con el ambiente y el desarrollo La biodiversidad es la base de toda la producción biológica en la agricultura, la silvicultura y pesca. El Convenio sobre la diversidad biológica crea una disciplina económica internacional que estudia la conservación y utilización sustentable de la biodiversidad. Por otro lado, las normas del comercio libre crean una indisciplina ambiental que destruye la biodiversidad y alientan un uso no sustentable de la misma. Además, en la medida en que la biodiversidad es la base de entre el 70 y el 90 por ciento de las formas de sustento del Tercer Mundo, su destrucción se traduce en la destrucción de las opciones de desarrollo para los pobres. El acceso de los pueblos a la biodiversidad para su desarrollo está también menoscabado por el acuerdo sobre TRIPs, que permite y alienta la piratería del conocimiento indígena, la base sobre la cual la mayoría del Tercer Mundo satisface sus necesidades económicas y protege su derecho al desarrollo. El otorgamiento de Derechos de Comercialización Exclusiva a las empresas farmacéuticas y agroquímicas en India como consecuencia de las presiones de la OMC es un ejemplo de los procesos de subdesarrollo y des-desarrollo en el Tercer Mundo desencadenados por el comercio. Los derechos de propiedad intelectual sobre las semillas también aumentará los costos de la producción agrícola, hundiendo a los campesinos pobres en el endeudamiento y, como ocurrió en India, en el suicidio. La biotecnología es un aspecto de la utilización de la biodiversidad que tiene consecuencias tanto sobre el ambiente como sobre el desarrollo. Los intereses comerciales han introducido la noción anticientífica de la "equivalencia sustancial" de los organismos modificados genéticamente con los organismos naturales, a pesar de que toda la investigación científica indica que los organismos modificados genéticamente tienen impactos ecológicos únicos que son diferentes de las contrapartes de origen natural. Se están censurando las investigaciones independientes, como en el caso del trabajo de Arpad Pusztai, que demostró que papas manipuladas genéticamente tuvieron impactos serios en los órganos y el sistema inmunitario de ratas. El artículo 19.3 del Convenio sobre la diversidad biológica encomendaba a las partes que investigaran la necesidad de elaborar un Protocolo de Bioseguridad. Dicho protocolo ha sido negociado en los últimos seis años y debía haber finalizado en Cartagena, Colombia, en febrero de 1999. No obstante, una reglamentación ambiental internacional fue subvertida en función de intereses comerciales. Como declaró el representante de Estados Unidos, no podían aceptar el establecimiento de reglamentaciones de seguridad ambiental de los organismos modificados genéticamente ya que esto iría en contra de las normas comerciales de la OMC. Es claro que hay una ausencia de sinergia entre el comercio y el ambiente en un área tan importante como lo es la bioseguridad. El fracaso de las negociaciones en materia de bioseguridad es un ejemplo de la relación discordante entre los objetivos de seguridad y los objetivos de lucro. Por otro lado, los impactos ecológicos de los organismos modificados genéticamente afectan las formas de vida de los campesinos pobres por el riesgo que conllevan de crear supermalezas con los genes tolerantes a herbicidas que pueden trasladarse a especies silvestres emparentadas, o la creación de superplagas en la medida que las plagas desarrollan resistencia a los plaguicidas producidos por las plantas manipuladas genéticamente. Estos riesgos ecológicos se traducen en un costo ambiental para los campesinos pobres. Un conflicto comercial y ambiental, por lo tanto, es también un conflicto comercial y de desarrollo en el caso de la bioseguridad. El que ciudadanos tanto del Norte como del Sur conjuntamente con gobiernos del Sur estén reclamando reglamentaciones en materia de bioseguridad, también manifiesta que este tema no puede ser interpretado en función de la polarización Norte-Sur o Medio ambiente-Desarrollo. Agricultura sustentable: la armonización del comercio, el ambiente y el desarrollo La agricultura sustentable es un ejemplo positivo de una actividad que maximiza tanto los objetivos ambientales como de desarrollo. No obstante, las normas comerciales actuales del Acuerdo sobre Agricultura no crean una sinergía entre desarrollo y ambiente en la medida que no ofrecen incentivos para la agricultura sustentable. La agricultura sustentable cambia los sistemas de producción agrícola en función de la sustentabilidad ambiental. Esto debería tener un impacto sobre el comercio ya que las medidas comerciales deben reflejar las externalidades positivas de la agricultura sustentable y las externalidades negativas de la agricultura industrial no sustentable. Sin embargo, las políticas ambientales del acuerdo sobre agricultura fueron incluidas en el "Compartimento Verde", que excluye las políticas que no están destinadas a tener un efecto importante en la producción y el comercio. Las políticas del compartimento verde incluyen programas de pensiones sobre el recurso (tierra) y sobre los productos, programas ambientales, información sobre comercialización, infraestructura. Se alienta al gobierno a ofrecer apoyo financiero a los agricultores que deseen cambiar de ocupación a condición de que no regresen al campo; tampoco tendrán injerencia alguna en lo que ocurra con la tierra que abandonan. Tales exenciones de "pensiones sobre los recursos" también están ligadas a la reprivatización de las tierras agrícolas. En la medida que sólo los países más ricos pueden pagar a sus agricultores para que dejen de producir alimentos y de usar la tierra, las exenciones del "compartimento verde" sólo se aplican a los países desarrollados. Con esto se ha lesionado la sustentabilidad y se ha protegido y promovido la producción no sustentable de productos a través de las normas del Acuerdo sobre Agricultura. Si se desea que las normas comerciales protejan las actividades sustentables en lugar de menoscabarlas, la agricultura sustentable debe ser el centro de un régimen internacional que rija el comercio en el sector agricultura. Ese régimen estaría a favor de la naturaleza y los pobres. Permitiría que el comercio funcionara con criterios ambientales y de desarrollo, en lugar de socavar los objetivos tanto ambientales como de desarrollo. El Acuerdo sobre Agricultura debe ser evaluado en función de criterios de sustentabilidad y justicia. Los objetivos ambientales requieren que se haga una distinción clara entre producción no sustentable y sustentable a lo largo de toda la vida de un producto y que se internalicen los costos ambientales de la producción. Los objetivos de desarrollo exigen que las fuentes de sustento y la seguridad alimentaria estén protegidas y que se cree un "compartimento del pan" que permita a los países elaborar políticas de protección a las formas de sustento y la seguridad alimentaria. La Agricultura Sustentable será la prueba de los
contenidos de ambiente y desarrollo en la OMC. Si la OMC
puede cambiar a la agricultura sustentable, se cumplirá
tanto con los objetivos ambientales como con los de
desarrollo. Si la OMC continúa lesionando a la
agricultura sustentable, "ambiente" y
"desarrollo" seguirán siendo figuras
decorativas para encubrir un régimen de comercio
insustentable e injusto. |