Comercio | |
Simposio de la OMC sobre Comercio y Desarrollo Director
del Banco Mundial
Estimado Martin, Recibí una copia de la Declaración que la Red del Tercer Mundo distribuyó el 18 de marzo con relación al panel que presidí en el Simposio sobre Comercio y Desarrollo de la OMC. Debo pedirle encarecidamente disculpas por cualquier ofensa que mi actuación en ese panel pueda haber ocasionado. Mi intención era estimular la discusión y el debate sobre esos temas, que me son muy preciados y que considero absolutamente vitales para las perspectivas generales de los países en desarrollo. Es claro que los países en desarrollo enfrentan dificultades considerables, tanto con la reforma comercial como con una participación plena en el sistema multilateral de comercio. Uno de mis objetivos básicos como Director del Grupo de Investigación del Banco Mundial es ayudar a los países en desarrollo a resolver esos problemas. Para tal fin he iniciado un programa de investigación y creación de capacidad destinado a brindar información y crear capacidad en los países en desarrollo para que puedan hacer frente a esos desafíos. Para concluir, permítame hacer hincapié en que presto total atención a sus preocupaciones y que recibiré con beneplácito cualquier oportunidad de escuchar y discutir las formas en que podamos crear una relación con la que trabajemos más efectivamente hacia los objetivos que tenemos en común. Me pondré en comunicación con Deepak Nayyar y Wontack Hong, pero le agradecería que compartiera esta carta con quienes firmaron su Declaración. Sinceramente, cc: Renato Ruggiero,
Estimado Paul Collier, A mi regreso de Ginebra a Penang, recibí su carta de fecha 19 de marzo (firmada a nombre suyo por uno de los funcionarios del Banco Mundial), y acuso recibo de las disculpas por su actuación como presidente del panel en el Simposio sobre Comercio y Desarrollo. Tal como lo solicitó, enviaremos la carta a las ONG que firmaron la declaración. También les pediremos que la envíen junto con nuestra respuesta a otros a quienes hayan enviado la declaración. Más allá de eso no podemos hacer otra cosa para canalizar sus disculpas a otros participantes de la reunión. Habría sido más apropiado que las disculpas por su actuación como presidente del panel las hubiera dado en persona en el simposio, el segundo día, o que ahora hubieran estado dirigidas a todos los participantes y en especial a los delegados y funcionarios de los países africanos, y en términos más generales a los países en desarrollo. No fueron únicamente los participantes de las ONG los que se sintieron heridos por sus comentarios. Observo que las disculpas de su carta abarcan cualquier ofensa que su actuación en el grupo especial pudiera haber ocasionado, pero no las opiniones que expresó. En la carta afirma que su intención fue estimular la discusión y el debate sobre los temas "que me son muy preciados y que considero absolutamente vitales para las perspectivas generales de los países en desarrollo". Por supuesto tiene derecho a tener sus opiniones personales y que le sean "muy preciadas", y esto podría incluso haber sido tolerado si simplemente las hubiera manifestado al principio como comentario personal en la apertura de la sesión. Pero usted las pronunció al final, como resumen del presidente, y no le dio ninguna oportunidad a nadie para responderle. Y lo que es más grave, en la medida en que es Director del Grupo del Banco Mundial, promover sus opiniones personales de esta manera es también trascendente en tanto afecta al propio Banco. Lamentablemente, las opiniones que consideramos ofensivas no se limitaron a lo que dijo mientras presidía el panel sino también a lo que expresó más tarde en las discusiones que sostuvo (después de terminada la sesión) con varios representantes de ONGs y conmigo. Opinamos que la conversación fue muy insatisfactoria y sumó insultos al agravio sufrido, especialmente por las ONG africanas que estaban en el grupo. En esa conversación con las ONG, coherente con las opiniones expresadas como "resumen" del presidente, usted insistió en que eran los propios países africanos (y presumiblemente otras regiones en desarrollo) los responsables de sus problemas, que habían tenido libertad total para formular sus propias políticas económicas, que el Banco Mundial (y el FMI) no tenían ninguna influencia en su quehacer político, y que en todo caso las políticas del Banco Mundial y del FMI no tenían efectos perjudiciales en las perspectivas económicas de los países en desarrollo. Consideramos que esta posición es, por no decir otra cosa, bastante sorprendente, dado que el propio Presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, comprometió al Banco a realizar una evaluación conjunta (con las ONG) de las políticas de ajuste estructural del Banco (incluso en África); que el vicepresidente para Asia, señor Severino, hizo el mes pasado la apertura de un seminario regional del Banco Mundial en Bangkok (en el cual fui orador) declarando que el Banco se sentía culpable por no haber previsto la crisis financiera de Asia ni el curso subsiguiente de acontecimientos como también por no tener remedios claros; y que el Economista Principal del Banco, señor Stiglitz, recientemente había sido crítico del "Consenso de Washington", es decir las políticas de las que el propio Banco ha sido parte y ha impulsado en los países en desarrollo y que muchos de ellos suscribieron bajo la tutela del Banco. Las opiniones que usted presentó en el simposio de la OMC, a saber, que la propia África era la culpable de su marginación, que no debía solicitar trato especial y diferenciado en la OMC (un principio clave que, a propósito, forma parte integral de los trabajos de la OMC y de varios de sus acuerdos) y que debía aceptar una nueva Ronda de negociaciones para apaciguar las fuerzas de Estados Unidos y los países industrializados que se están tornando cada vez más agresivamente proteccionistas (en violación de la normas de la OMC), fueron sumamente chocantes no sólo para las ONG presentes sino para la gran mayoría de los participantes de los países en desarrollo e incluso delegaciones de varios países industrializados, muchos de los cuales se habían acercado a mí luego de la presentación que hiciera (de un resumen de la declaración de ONGs) el 18 de marzo, en el uso de la palabra. Algunas de esas delegaciones apoyaron la declaración de ONGs durante la reunión oficial. Su carta afirma que como Director del Grupo de Investigación del Banco usted ayudará a los países en desarrollo a encarar la reforma comercial y la participación en el sistema multilateral de comercio, y que ha lanzado un programa de asistencia técnica y de investigación para brindar información y crear capacidad en los países en desarrollo. Francamente, nos preocupa mucho saber que usted estará dirigiendo esos esfuerzos del Banco. Como dijimos anteriormente, sus opiniones personales (sostenidas a nivel académico) son una cosa. Pero otra muy distinta es tenerlas y evocarlas de forma tan mesiánica en el simposio, donde usted es un alto funcionario del Banco Mundial. Porque si la información, investigación, capacitación y creación de capacidad que su grupo impartirá a los países en desarrollo se basa en el tipo de enfoque, contenido y prescripciones de las cuales usted dio un pantallazo en sus comentarios del 17 de marzo, entonces, según mi opinión (y la de muchos más), su programa seguramente provocará un gran perjuicio a los intereses de los países en desarrollo. Estoy seguro de que usted estará de acuerdo en que la capacitación y la creación de capacidad son sólo medios, y no un fin, y que si son llevados a cabo incorrectamente podrían apartar a los receptores de los objetivos deseados de comprender y participar concienzudamente, y en función de sus propios intereses, en el sistema comercial. Ya tuvimos información de ONGs de algunos de los países donde su programa de capacitación está organizando seminarios y otras actividades por el estilo, que nos advierten que los funcionarios del Banco Mundial están pregonando que los países en desarrollo deben abandonar el trato especial y diferenciado en la OMC. Y, a propósito, esas acciones de hecho se interpondrían con la aplicación del concepto del Banco de "redes de seguridad social" en los países asiáticos afectados por crisis financieras y económicas, como Indonesia, acerca de las cuales el Economista Principal del Banco, señor Stiglitz, ha estado diciendo que como en esos países no es posible administrar fácilmente una "prueba de necesidades", debería haber un subsidio público a los alimentos y otros productos consumidos por los sectores pobres. Los países en desarrollo pueden hacer eso sólo si recurren a las disposiciones en materia de investigación, y aún así sólo cuando las políticas de ajuste estructural del Banco Mundial y el FMI aflojan los límites al gasto público. Seguimos profundamente preocupados por las explicaciones de su actuación en el simposio de la OMC, pero continuamos esperando que el enfoque de las políticas y programas del Banco que Wolfensohn y Stiglitz parecen promover, marcarán en el futuro un curso más aceptable. Respetuosamente, cc: Renato Ruggiero, |