Desarrollo | ||||||||||||||||||||||||
Panorama social de América Latina La
extensión de la pobreza
por Eduardo Gudynas
La CEPAL si bien reconoce la complejidad de la situación, celebra especialmente un conjunto de países donde existiría una incidencia de menos del 20 por ciento de pobres, incluyendo a Uruguay, Argentina, Chile y Costa Rica. Sin embargo, en los últimos meses se están dando a conocer nuevos estudios que ponen en entredicho ese optimismo. Primero se han conocido los resultados para Chile, que a pesar de su espectacular crecimiento económico, sigue enfrentan serios problemas con el nivel de pobreza e inequidad. Seguidamente se están dando a conocer nuevas informaciones para Argentina donde es posible revisar los indicadores de la CEPAL. A mediados de abril comenzaron a conocerse algunos resultados de un estudio de CEDES sobre la distribución de la riqueza y el empleo, donde se concluye que el índice de desigualdad por ellos considerado, subió 15 por ciento de 1991 a 1998 (este índice se calculó sobre la tasa de crecimiento de los salarios horarios de los empleados con nivel universitario y aquellos con educación primaria). El nivel de desocupación aumento de seis por ciento en 1991 a 12 por ciento en 1998, pudiendo alcanzar 18 por ciento en 1999. Mientras que el salario de los trabajadores cayó un 8,1 por ciento, aquellos que poseen una educación universitaria lo aumentaron un 9,2 por ciento, para el mismo periodo de años. Días mas tarde, el pasado 30 de abril, el diario Página 12 de Buenos Aires dio a conocer los resultados de un estudio del Banco Mundial que revelaban que en Argentina el 36,1 por ciento de la población se encontraría por debajo de la línea de pobreza, representando 13,4 millones de personas. El nivel de indigencia alcanzaría el 8,6 por ciento, lo que representa 3,2 millones de personas. En ese estudio el nivel de pobreza indica el porcentaje de personas que no completa una canasta básica de bienes y servicios al fin de cada mes (evaluada en 140 dólares por mes por persona adulta), y el de indigencia a la incapacidad de lograr una dieta mínima en calorías (evaluada en 70 dólares). Estos datos demuestran un drástico cambio en referencia a las últimas cifras manejadas a nivel internacional. Por ejemplo, el reciente informe de CEPAL sobre pobreza y equidad colocaban a Argentina, junto a Uruguay, Chile y Costa Rica, entre los únicos países del continente con los mejores indicadores: niveles de pobreza menores al 20 por ciento de la población. Estas nuevas cifras colocan a Argentina entre los países con los peores indicadores (con mas del 31 por ciento: Brasil, Colombia, México, Perú y Venezuela), y muy próximos a los que poseen los niveles más altos en el continente (más del 40 por ciento, registrados en Paraguay, Venezuela, Bolivia, Guatemala, Nicaragua y Honduras). La situación es particularmente dramática en algunas zonas de ese país, especialmente el noroeste, noreste y Cuyo, donde el nivel de pobreza es del orden de 50 por ciento y el de indigencia del 20 por ciento. En la zona metropolitana de Buenos Aires el nivel de pobreza sería del 29,3 por ciento, y el de indigencia seis por ciento. A diferencia de otros estudios, el análisis promovido por el Banco Mundial realiza una evaluación para todo el país. Incluso considerando los datos oficiales de la repartición estatal INDEC, el panorama es alarmante. A partir de ellos, la consultora argentina Equis presentó los ingresos per capita entre 20 por ciento más pobre, comparados con los de otros países pobres. (Un resumen de los resultados se presenta en el cuadro adjunto). Estos datos presentan la impactante revelación que vastos sectores argentinos se encuentran en situaciones análogas a la de los países mas pobres del mundo. Otras informaciones también confirman el proceso de deterioro. Artemio López, director de Equis, en una entrevista al diario La Nación, indicaba que para un período de sólo seis meses, de mayo a octubre de 1998, un total de 240.000 personas de la clase media pasaron a caer a la franja de pobreza. La información que comienza a conocerse para Brasil es similar a la situación argentina. De una mejoría inicial con el Plan Real, que incluso desencadenó una reducción de la pobreza, los datos para los dos últimos años son preocupantes. Entre 1994 y 1996 la pobreza cayo del 33 por ciento de la población a 25 por ciento, pero de 1997 a 1998 volvió a subir al 27,4 por ciento. Página 12 presenta una entrevista a Eduardo Bustelo, director de la Maestría de Política Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, sobre estos resultados. Bustelo indicó: "Desde que se introdujeron los programas de estabilización a principios de la década en América Latina, en general la pobreza tendió a disminuir, pego un salto nuevamente con la crisis de México y a partir de allí comenzó a subir y, luego, se volvió inelástica a la coyuntura económica. Es decir: la pobreza no cede aunque hay expansión económica". (...) Estamos en un tipo de política económica que se hace por naturaleza excluyente. Es lo que se ha denominado la sociedad de los dos tercios: deja por lo menos un tercio afuera. (...) En primer lugar, es un problema de la distribución del ingreso. Todo el mundo habla de las pobreza, pero el problema es la concentración de la riqueza: este es un modelo en que el ganador se lleva todo. (...) En segundo lugar, esto no se soluciona solo con política social. La política social no puede ser la ambulancia que pasa a recoger los heridos que deja la política económica. Tiene que haber una política que articula en ambos planos (donde el) trabajo es la mejor manera de incluirse en el sistema económico y social". Estos tipos de análisis son muy importantes en el contexto latinoamericano. Permiten evaluar de mejor manera los resultados de las estrategias de desarrollo seguidas por los países, y así considerar si las reformas de desregulación económica, desmantelamiento estatal, y liberalización comercial, realmente lograron mejorar las condiciones de vida de la población, lo que se presentaba como una de sus más importantes metas. En otras palabras, es averiguar si los éxitos de crecimiento económico se tradujeron en mejorías a nivel del desarrollo local y regional. Sea con las cifras de la CEPAL, o con estos nuevos datos, el resultado es negativo para uno de los países que ha sido presentado como un ejemplo de crecimiento económico y reformas estructurales. La propia CEPAL presenta a Argentina como un ejemplo donde el crecimiento económico no sirvió para aliviar los problemas de pobreza o mejorar la equidad. El informe indica que este país presentó un significativo aumento de 37 por ciento en el ingreso por habitante de 1990 a 1997 donde, según sus cifras, sólo desencadenó una reducción de tres puntos en la pobreza del Gran Buenos Aires. Si se consideraran las cifras del nuevo reporte del Banco Mundial, el resultado sería todavía peor. Además, de 12 países que acaba de analizar CEPAL, la distribución del ingreso en las áreas urbanas mejoró en cuatro de ellos (Bolivia, Honduras, México y Uruguay), en uno se mantuvo (Chile) y en siete sufrió un deterioro (Brasil, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Paraguay y Venezuela, y también Argentina). Uruguay se mantiene como el país que posee la mejor distribución del ingreso, según los indicadores de CEPAL. Toda esta información demuestra que se insiste en un camino que no asegura el éxito en las metas que defiende. Eduardo Gudynas, Centro Latino Americano de
Ecología Social (CLAES),
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