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Kofi Annan Trabajo y ambiente,
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En palabras pronunciadas durante la Conferencia Ministerial de la OMC, Annan justificó los temores de los países en desarrollo rememorando el alto precio que pagaron en anteriores intentos de liberalizar la economía mundial. "En el pasado se les dijo a los países en desarrollo una y otra vez que les convenía la liberalización comercial, y que debían abrir sus economías. Lo hicieron, a menudo con grandes costos", afirmó Annan. "Para los países más pobres, el costo de aplicar los compromisos comerciales puede ser superior al presupuesto de todo un año". En la última gran ronda de negociaciones comerciales -la Ronda Uruguay-, los países en desarrollo redujeron sus aranceles cuando se lo exigieron. "Aún así, se encontraron con que los países ricos habían reducido sus aranceles en menor proporción que los países pobres. No es de extrañar que muchos de ellos sintieran que los habían estafado", dijo Annan. Aparentemente, continuó el secretario general de la ONU, los países industrializados están muy conformes con exportar entre sí bienes manufacturados, pero de los países en desarrollo todavía quieren sólo materias primas, no productos terminados. En consecuencia, el promedio de los aranceles aplicados a los productos manufacturados importados de los países en desarrollo es ahora cuatro veces más elevado que el que imponen a los productos procedentes principalmente de otros países industrializados. Proteccionismo encubierto Se encontraron formas aún más elaboradas de excluir a las importaciones del Tercer Mundo, dijo Annan, y "esas medidas proteccionistas perjudican profundamente a los sectores en que los países en desarrollo son más competitivos, tales como textiles, calzado y agricultura". En algunos países industrializados "casi parece como si se asumiera que las economías emergentes son incapaces de competir honestamente, por lo que toda vez que realmente producen algo a precio competitivo, son acusadas de dumping y sujetas a derechos antidumping". En realidad, declaró Annan, "son los países industrializados los que hacen dumping en los mercados mundiales con sus excedentes de productos alimenticios -un excedente generado por subvenciones por un valor de 250.000 millones de dólares por año- y por lo tanto amenazando los sistemas de vida de millones de agricultores pobres del mundo en desarrollo, que no pueden competir con importaciones subsidiadas". Por esto, "no debe asombrar que los países en desarrollo tengan sospechas de los argumentos que invitar a utilizar las políticas comerciales para presentar diversas causas buenas que en realidad son otra forma de proteccionismo encubierto". El secretario general de la ONU también previno contra la utilización de la globalización como chivo expiatorio de los fracasos de las políticas internas. "El mundo industrializado no debe tratar de resolver sus propios problemas a expensas de los pobres. No tiene mucho sentido utilizar restricciones comerciales para resolver problemas cuyo origen radica no en el comercio sino en otras áreas de la política nacional e internacional. Esas restricciones agravan la pobreza y obstruyen el desarrollo, con lo que a menudo empeoran aún más los problemas que intentan resolver". Lo que se necesita no son nuevas trabas para el comercio mundial, dijo Annan, sino mayor decisión de los gobiernos para resolver directamente las cuestiones sociales y políticas, y dar a las instituciones que ya existen para tal fin, los fondos y la autoridad que necesitan. "La ONU y sus organismos especializados están encargados de llevar adelante la causa del desarrollo, el medio ambiente, los derechos humanos y el trabajo. Podemos ser parte de la solución", afirmó el secretario general y advirtió: "A menos que convenzamos a los países en desarrollo de que la globalización realmente los beneficia, la respuesta negativa en su contra será imparable. Eso sería una tragedia para el mundo en desarrollo, y para el mundo en su conjunto". |