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Cumbre del Sur
Compensar las injusticias de los acuerdos de la
OMC
La declaración de la Cumbre del Sur subraya la necesidad de "fomentar una cooperación internacional justa y equitativa, dando prioridad al desarrollo total e integrado" y exige que se realicen "transformaciones urgentes al sistema económico internacional". El documento se ocupa de los problemas de finanzas, deuda y comercio, y llama a "restituir la confianza en el sistema multilateral de comercio". Además, insiste en la urgencia de compensar los desequilibrios que prevalecen en los acuerdos de la Organización Mundial de Comercio.
Por Martin Khor
Los dirigentes políticos del Grupo de los 77 (G-77) países en desarrollo, reunidos en La Habana para la primera Cumbre del Sur de la historia, subrayaron la urgente necesidad de equilibrar las desigualdades de los actuales acuerdos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en la declaración final de 63 párrafos que adoptaron al término del encuentro.
Los jefes de gobierno del Sur adoptaron también un Plan de Acción con varias medidas y llamaron a reformar la arquitectura financiera internacional, a cambiar y ampliar la iniciativa sobre la deuda de los países pobres muy endeudados, a rechazar el "derecho" a la intervención humanitaria y a eliminar las sanciones unilaterales que se imponen contra los países en desarrollo.
La declaración llama la atención sobre la falta de efectos positivos de la globalización para el Sur en desarrollo y las crecientes desigualdades e injusticias que imperan en las relaciones económicas internacionales. Por otro lado, reivindica una participación igualitaria del Sur en las instituciones financieras internacionales.
Restituir la confianza
La declaración cuenta con siete párrafos sobre comercio y otros asuntos relacionados con la OMC. "Luchamos por restituir la confianza en el sistema multilateral de comercio, que debería contribuir al crecimiento económico y el desarrollo de los países del Sur. Insistimos en la necesidad de que el mundo industrializado cumpla de inmediato con todas sus promesas a fin de implementar las disposiciones de tratamiento especial y diferenciado para los productos y servicios exportados por los países pobres y para reforzar el sistema de preferencias comerciales, que debería cubrir las necesidades de los países menos desarrollados y en particular las de varias pequeñas naciones en desarrollo, considerando simultáneamente el problema de su vulnerabilidad y el riesgo que corren de quedar al margen de la economía mundial", dice uno de los párrafos mencionados.
"Instamos a dar prioridad a la liberalización de los sectores de servicio en los que los países en desarrollo gozan de una ventaja comparativa. A este respecto, habría que tratar de manera adecuada la cuestión clave del libre movimiento de las personas naturales", agrega otro.
La declaración señala con inquietud que la liberalización comercial no ha resultado beneficiosa para todos los países en desarrollo. "Es necesario restituir la confianza en el sistema multilateral de comercio a través de una participación completa de los países del Sur, la implementación de los acuerdos de la Ronda Uruguay de manera de mantenernos fieles al espíritu que los inspiró y prestar una atención efectiva a las preocupaciones que plantea dicha implementación en las naciones pobres. Destacamos el principio de membresía universal a la OMC y llamamos a acelerar el proceso de admisión sin condicionamientos políticos", continúa el documento.
"Instamos a todos los miembros de la OMC a no imponer demasiadas exigencias a los países en desarrollo que intentan acceder al organismo. Es necesario hacer consultas entre los países del Sur a fin de promover su participación", insiste la cumbre en su declaración. "Subrayamos que es urgente ocuparse de las desigualdades de los actuales acuerdos de la OMC y, en particular, del derecho de los países en desarrollo a promover sus exportaciones, que nunca antes habían sufrido reducciones por el abuso de medidas proteccionistas como las acciones antidumping y derechos compensatorios, al igual que el aumento desenfrenado de los aranceles".
"Otro de los asuntos comerciales a los que el sistema multilateral debería dar prioridad es la liberalización total y expeditiva del sector textil, ya que se trata de un tema de particular interés para los países en desarrollo", insisten. "También pedimos que se cumpla con las negociaciones agrícolas dispuestas conforme al artículo 20 del Acuerdo sobre Agricultura. El objetivo debería ser incorporar a dicho sector entre las normas ordinarias de la OMC. Además exigimos que se implemente pronta y completamente la decisión de Marrakech sobre las medidas relativas a los posibles efectos negativos del programa de reformas en los países menos desarrollados y en los de la red de importadores de alimentos".
"Los acuerdos de la OMC deberían implementarse teniendo en cuenta la necesidad de extender el período de implementación de ciertos acuerdos que presentan problemas para los países en desarrollo. La revisión de los Acuerdos sobre Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS) tendría que dar como resultado una mayor responsabilidad hacia las necesidades del Sur y una garantía en cuanto a su acceso preferencial al conocimiento y la tecnología, tal como lo prevén los artículos 27 al 71. Trabajaremos para armonizar los acuerdos TRIPs con lo previsto para el uso sustentable y la conservación de la biodiversidad en la Convención sobre Diversidad Biológica", continúa el documento.
La declaración también llama a los países industrializados a implementar totalmente el tratamiento especial y diferenciado concedido a los países pobres, fortalecer el sistema de preferencias y favorecer el libre acceso a sus mercados de los productos y servicios que tienen especial interés exportador para el Sur. Por eso, urge a todos los miembros de la OMC a cumplir con el pedido de la Unión Europea y del Grupo de África, Caribe y el Pacífico de renunciar a lo previsto por el artículo 1, párrafo 1 del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT).
Los gobernantes del Sur indicaron que las futuras negociaciones multilaterales de comercio deberán basarse en una agenda positiva y tener plena consideración del desarrollo y las necesidades específicas de los países pobres a la hora de establecer normas comerciales. Para ello, llaman a todos los gobiernos a apoyar a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), cuya misión es ayudar a los países pobres en esa área.
"Reconocemos el valor de la protección ambiental, las normas sobre empleo, la protección de la propiedad intelectual, la innovación indígena y la comunidad nacional, el manejo macroeconómico y el fomento y protección de todos los derechos humanos reconocidos universalmente, así como las libertades fundamentales, incluido el derecho al desarrollo y el tratamiento de cada asunto en la organización internacional competente, pero rechazamos todo intento de utilizar cualquiera de estos argumentos como excusa para impedir que los países en desarrollo tengan acceso al mercado o a la tecnología", afirma la declaración.
La declaración recibió de muy buen grado el ofrecimiento de Qatar de ser anfitrión de la IV Conferencia Ministerial de la OMC. "Creemos, además, que los países miembros del Grupo de los 77 y China deberían coordinar sus prioridades y estrategias de negociación para promover sus intereses comunes diseñando y dirigiendo las negociaciones multilaterales de modo de tener en cuenta las necesidades de los países pobres, a fin de que las políticas comerciales sirvan a sus objetivos de desarrollo y les brinden la posibilidad de acceder al mercado", sostienen los gobiernos del Sur.
Los gobernantes aseguraron estar "profundamente comprometidos" con el espíritu del G-77 y China en cuanto a buscar un curso común de acciones para proteger y promover sus intereses colectivos y una cooperación internacional para el desarrollo, además de fortalecer la unidad y la solidaridad del grupo. "Reiteramos que lo que guía nuestras acciones son los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas y el respeto al derecho internacional", insisten los gobernantes. "Estamos comprometidos con un sistema global basado en el gobierno de la ley, la democracia a la hora de tomar decisiones y un profundo respeto por los principios del derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas. El nuevo sistema mundial debe reflejar esos principios".
Las soluciones para los problemas mundiales exigen mecanismos concretos de participación total, efectiva y equitativa del Sur en la toma de decisiones a nivel internacional. "La maquinaria internacional a través de la cual se desarrollan las normas globales y se actúa debe, por lo tanto, garantizar que los países del Sur participen en términos igualitarios en la toma de decisiones que los afectan. En particular, las instituciones económicas internacionales con poder de decisión deben fomentar la ampliación del marco en el cual se toman esas decisiones, como medida esencial para que la economía global sea más equitativa", dice la declaración.
Los jefes de gobierno se mostraron preocupados porque los países del Sur quedaron excluidos a la hora de distribuir los beneficios de la globalización, que fueron todos a dar al Norte industrializado. "Los desequilibrios y asimetrías se intensificaron en las relaciones económicas internacionales, sobre todo en lo que respecta a la cooperación internacional, lo cual llevó al crecimiento de la brecha que separa a los países pobres de los ricos".
Reforma de la arquitectura financiera internacional
La declaración expresa la preocupación de los gobiernos del Sur por las complicaciones financieras que enfrentan varios países de la región, donde se ve el aspecto sistémico de la inestabilidad financiera, los problemas asociados a la excesiva volatilidad de los flujos de capital a corto plazo y la ausencia de mecanismos adecuados para regular y supervisar dicho flujo, al igual que los fondos con cobertura y las instituciones financieras con alto nivel de endeudamiento.
"Esta situación requiere una reforma urgente de los fundamentos de la arquitectura financiera internacional para volverla más democrática, más transparente y capaz de resolver los problemas del desarrollo. También implica la creación de un programa claro que vaya más allá de la mera prevención de crisis y que incluya acciones para solucionar obstáculos interrelacionados, desde las áreas financiera, comercial, tecnológica y de desarrollo a nivel internacional. El retorno de los mercados de capitales a una aparente normalidad luego de las últimas crisis no debería adormecernos", indica la declaración.
"Incluso los países en desarrollo con un mercado financiero limitado o inexistente son víctimas de la volatilidad de capitales, se contagian cuando baja el precio de los productos básicos, que ocurre cuando disminuye la demanda de los mismos y se pospone la inversión, lo cual debilita gravemente su situación económica general y su potencial para el crecimiento. Y si bien el contagio financiero no tiene consecuencias sistémicas en esos países, sus economías se ven gravemente afectadas, por eso pedimos a las instituciones internacionales que asuman una actitud de apoyo", continúa. "También instamos a los países industrializados a considerar la posibilidad de que sus políticas económicas, monetarias y fiscales internas tengan un efecto negativo sobre el mundo en desarrollo y por lo tanto los urgimos a aplicar medidas sensibles a las necesidades e intereses del Sur".
Los autores de la declaración también constatan con gran inquietud la disminución continua de la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) y reclaman al mundo industrializado que cumpla con su promesa de destinar a esa finalidad 0,7 por ciento de su Producto Nacional Bruto y a hacer que 0,15 a 0,20 del total se dirija a los países menos desarrollados. La ayuda oficial debería respetar las prioridades de los países en desarrollo. Además, habría que eliminar las condiciones impuestas a la AOD.
Los autores de la declaración expresan su alarma en cuanto a que el pago de la deuda aumentó a un valor mucho mayor que la deuda inicial, lo cual se puede ver en varios países. "Por lo tanto subrayamos la necesidad de buscar, en forma colectiva, una solución duradera para el problema de la deuda externa, teniendo en cuenta incluso las causas estructurales del endeudamiento. También pedimos que se reduzca la deuda de los países del Sur que tienen ingreso medio, a fin de liberar sus recursos para el desarrollo".
"Nos satisface la iniciativa en favor de los países pobres altamente endeudados, pero consideramos que debería ampliarse, volverse más expeditiva y flexible, y que habría que agregar más recursos. El alivio o cancelación de la deuda no debería hacerse a expensas de la AOD. Exigimos que se busquen fórmulas de renegociación aplicables a los países de ingreso medio y que se establezca una estrategia global para la deuda externa", agregan.
Los gobernantes del Sur notaron con alarma que ciertos países industrializados cuestionaron el uso de la política fiscal como herramienta para el desarrollo y que impusieron su propia definición de la llamada competencia impositiva dañina. "Reiteramos que cada estado tiene el derecho fundamental de decidir sus propias políticas fiscales y que por lo tanto hay que respetar su soberanía en este aspecto. Apoyamos a quienes sostienen que la lucha contra el lavado de dinero no debería utilizarse como pretexto para desacreditar los centros financieros offshore genuinos a causa de sus políticas fiscales e incentivos", insisten.
La contribución de las empresas multinacionales está determinada por sus estrategias a nivel mundial, que se caracterizan por la búsqueda permanente de incrementar la competitividad y sus ganancias. Eso no significa necesariamente que se creen puestos de trabajo y que se lleven a cabo los objetivos de desarrollo en varios países pobres. "Por lo tanto, invitamos a las instituciones internacionales relevantes a ocuparse de este dilema con el propósito de lograr un equilibrio entre ambos objetivos. Por ese motivo, le pedimos a la UNCTAD y a la Organización Internacional del Trabajo que estudien la tendencia a la fusión entre multinacionales y el impacto que causa esto sobre las pequeñas y medianas empresas de los países en desarrollo. También llamamos a las transnacionales a incorporar los objetivos de desarrollo de los países anfitriones en sus estrategias comerciales", concluyen los autores de la declaración.
Cooperación Sur-Sur
Los gobernantes se mostraron convencidos de que la cooperación Sur-Sur es un instrumento eficaz y se comprometieron a superar todo tipo de obstáculos que se opongan a ese objetivo. También reconocieron que la cooperación y la integración regional constituyen la postura más adecuada para que el Sur enfrente los desafíos de la globalización y aproveche todas las oportunidades que brinda. Por lo tanto, encomendaron el establecimiento de agrupaciones regionales y subregionales en los países en desarrollo.
En cuanto al ambiente, la declaración establece: "Creemos que los modos de producción y consumo existentes en los países industrializados son insustentables y deberían cambiar, ya que constituyen una amenaza para la supervivencia del planeta. Creemos firmemente que las innovaciones tecnológicas deberían evaluarse en forma sistemática y en relación al impacto económico, social y ambiental que provocan, con la participación de todos los sectores sociales. Llamamos al Norte a cumplir con su compromiso de brindarle recursos financieros y tecnologías ambientales al Sur. Pedimos una solución a los problemas mundiales, regionales y nacionales que enfrenta la humanidad. Para ello el Norte debería reconocer su deuda ecológica y admitir el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas entre los países ricos y los pobres".
En cuanto a la tecnología de la información, los autores de la declaración sostienen que es urgente ampliar el acceso a las redes informativas que tiene el Sur y también recalcan "la necesidad de preservar nuestra diversidad nacional y regional de tradiciones, identidades y culturas que podrían verse afectadas por el proceso de globalización y también el objetivo de que la conexión con la información contemporánea internacional y el conocimiento no implique sacrificar nuestras identidades nacionales. Por lo tanto, es necesario tener especial cuidado con las tendencias a la homogeneización, porque son una amenaza para la diversidad. En este contexto, nos satisface que la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) haya declarado al 2001 el Año del Diálogo entre las Civilizaciones, y subrayamos la importancia de esta iniciativa, que fomenta la comprensión de las diversas culturas y promueve la cooperación Norte-Sur y Sur-Sur en el mundo globalizado".
"Rechazamos con firmeza la imposición de leyes y normas que tengan impacto extraterritorial así como toda otra forma de medida económica coercitiva, incluso las sanciones unilaterales contra los países en desarrollo, y reiteramos que urge eliminarlas de inmediato. Insistimos en que dichas acciones no sólo contrarían los principios de la Carta de la ONU y del derecho internacional, sino que también son una amenaza grave contra la libertad de comercio e inversión. Por lo tanto, llamamos a la comunidad internacional a no reconocer esas medidas y a no aplicarlas", agregan los autores de la declaración.
"Nuestro compromiso es promover la democracia y fortalecer el gobierno de la ley. Fomentaremos el respeto hacia todos los derechos humanos y libertades fundamentales universalmente reconocidas, incluso el derecho al desarrollo. Prometemos crear un gobierno transparente, efectivo y confiable, que responda a las necesidades de nuestros pueblos, lo cual es necesario para el crecimiento económico, la paz y la prosperidad. Volvemos a afirmar que cada estado tiene un derecho inalienable a elegir su propio sistema económico, social y cultural, sin ningún tipo de intervención de otros estados", continúa.
"Insistimos en la necesidad de distinguir claramente entre ayuda humanitaria y otras actividades de la ONU. Rechazamos el supuesto 'derecho' a la intervención humanitaria, que no tiene ninguna base legal en la Carta de la ONU ni en los principios generales del derecho internacional".
Por otro lado, los firmantes de la declaración expresaron una profunda inquietud respecto de la insuficiencia de recursos para el desarrollo de que dispone la ONU, lo cual le impide cumplir con sus objetivos económicos y sociales de acuerdo con las necesidades y aspiraciones de los países en desarrollo. "Notamos con preocupación el creciente desgaste del papel y la contribución de la ONU en el fomento de una cooperación internacional genuina para el desarrollo. Reiteramos a este respecto, que la ONU debe tener un papel central en el mundo económico, como propulsora del desarrollo del Sur y transformadora de las relaciones económicas internacionales para que éstas sean más justas y equitativas, y prometemos brindar todo nuestro apoyo y determinación para trabajar por el fortalecimiento de este aspecto", aseguran los gobiernos del mundo en desarrollo.
"Creemos que para lograr el objetivo de paz y prosperidad en el mundo, tendremos que fomentar una cooperación internacional justa y equitativa, dando prioridad al desarrollo integrado y completo que sólo se consigue trabajando juntos, colaborando entre nosotros y con los países industrializados. Podemos hacernos oír como una única voz, con la valentía, la perseverancia, la fuerza y la voluntad política que se necesitan para operar las transformaciones urgentes y fundamentales del sistema económico internacional al que aspiramos", concluye la declaración.
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