Comercio | |
La
necesidad Participantes
de un seminario organizado a mediados de setiembre en Ginebra por la Red
del Tercer Mundo pusieron énfasis en la necesidad de corregir la
situación que viven los países en desarrollo bajo el sistema de la
OMC, que hasta ahora no han visto los beneficios anunciados, y resolver
los problemas originados por la implementación de las normas de dicho
organismo. El seminario hizo un llamado a la solidaridad entre los países
en desarrollo para reclamar la rectificación de los innumerables
desequilibrios que existen dentro del sistema de comercio. Por Martin Khor Los
países en desarrollo constituyen ahora un factor importante en la
decisión de los asuntos de la OMC, pero tienen que lograr una mayor
coordinación y poder exponer sus reclamos con más eficacia, para
superar las presentes inequidades y desequilibrios, la crisis económica
y las presiones generadas por el sistema multilateral de comercio. La
OMC y sus acuerdos multilaterales de comercio aún están por otorgar
beneficios a los países en desarrollo; y los acuerdos de la Ronda
Uruguay deberían ser releídos y rectificados. Sus miembros no deberían
postergar su tarea más importante por tratar de introducir temas nuevos
o una nueva ronda de negociaciones multilaterales de comercio. Estos
fueron algunos de los principales aspectos que surgieron en el panel de
discusión final sobre los temas actuales de la OMC, en el que
participaron embajadores de cuatro países en desarrollo durante un
seminario acerca de “Últimos
sucesos de la OMC: Perspectiva de los países en desarrollo”,
organizado por la Red del Tercer Mundo los días 14 y 15 de septiembre
en Ginebra. El
seminario contó con la presencia de más de cien participantes,
incluidos delegados de más de 50 países en desarrollo, expertos y
oficiales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y otras
organizaciones internacionales. Su objetivo era que los países en
desarrollo pudieran evaluar la situación actual y su posición en la
OMC. El embajador de Malasia, M.
Supperamaniam, declaró que la Conferencia Ministerial de la OMC
realizada el año pasado en Seattle demostró que los intereses de los
países en desarrollo son ahora un factor de decisión importante para
el futuro curso de acción de la OMC. “Antes que aceptar como un hecho
consumado los temas objeto de negociación iniciados por otros, como
ocurría en el pasado, los países en desarrollo reclaman su propia
agenda. Se trata de una evolución vital de la historia de las
negociaciones multilaterales de comercio, que debería ser aceptado en
función del interés general”, afirmó. Supperamaniam
expresó que, en caso de que hubiera una negociación futura, deberá
sustentarse en siete principios:
Supperamaniam
agregó que las negociaciones en los sectores de agricultura y servicios
ya están encaminadas. “A esto se agrega que los países en desarrollo
desean abordar los desequilibrios inherentes de algunos acuerdos de la
Ronda Uruguay, antes de que tome forma alguna nueva iniciativa. Todos
estos temas son sustanciales en su naturaleza, y los miembros de la OMC
deberían prestarles toda su atención en lugar de distraerse con las
posibilidades de una amplia ronda futura, que en este momento no amerita
apoyo”, afirmó. Acerca
de las negociaciones agrícolas, Supperamaniam dijo que los subsidios a
las exportaciones otorgados por los países industrializados privan a
los países en desarrollo del acceso a terceros mercados, y que sus
subsidios nacionales, así como las condiciones restringidas de acceso
al mercado, dificultan la venta de productos agrícolas de los países
en desarrollo en los países desarrollados. Por
lo tanto, el objetivo principal es equilibrar la situación para
asegurar un campo de juego parejo, donde los países en desarrollo
puedan utilizar plenamente su ventaja comparativa. Además, es necesario
reconocer que el sector agropecuario de los países en desarrollo no es
tan avanzado, por lo que el apoyo que brindan con fines de desarrollo
tiene su razón de ser. En
el caso de los servicios, algunos países en desarrollo consideran que
uno de los grandes obstáculos es la falta de compromiso de los países
desarrollados para abrir sus mercados al suministro de servicios
proporcionado por el movimiento de personas naturales. Otros opinan que
es la falta de interés exportador, debido a su bajo nivel de desarrollo
en servicios. “Bajo
tales circunstancias, las negociaciones en torno a los servicios deben
asegurar que se tomen en cuenta los intereses de exportación de los países
en desarrollo y que no se les exija hacer compromisos más allá de lo
que sus mercados puedan soportar”, dijo Supperamaniam, y agregó que
los desequilibrios en los acuerdos de la Ronda Uruguay están bien
documentados. Los acuerdos deben ser examinados nuevamente con una
perspectiva que aborde los obstáculos de acceso al mercado para los países
en desarrollo, resultantes de la aplicación de ciertos acuerdos. “Más
aún, habrá que aceptar que los aspectos relativos al desarrollo van
mucho más allá de establecer marcos temporales más amplios para la
implementación de los acuerdos. Cuando los acuerdos no ayudan a los países
en desarrollo a desarrollarse más, existe una laguna que es necesario
abordar de forma efectiva”, afirmó. Finalmente,
el trato especial y diferenciado debe ocupar un lugar prioritario en la
agenda de las negociaciones actuales y futuras. Las ideas acerca de este
concepto deberán orientarse al desarrollo de formas que la globalización
beneficie a los países del Sur. Más
tarde, en respuesta a una pregunta, Supperamaniam dijo que si los países
en desarrollo lograran mayor unidad y mantener una posición común,
podrían lograr un buen acuerdo. No es lo que ocurre ahora. Algunas
delegaciones comparten las opiniones de aquellos que hablan, pero no
expresan sus puntos de vista. Si hubiera más países en desarrollo que
dijeran lo que piensan y trabajaran juntos, podrían lograr mucho. La
precariedad de la situación de África
El
Representante Permanente de la isla Mauricio, Durmahdass Baichoo, actual
presidente del Grupo africano en la OMC, dijo que aunque África es la
región con el mayor número de miembros de la OMC (41 países son
miembros y otros cinco están en proceso de admisión), permanece
marginada con menos de dos por ciento del comercio mundial. El continuo
deterioro de los regímenes preferenciales, que antiguamente les habían
dado ventajas competitivas, ha incrementado la precariedad de los países
africanos. Además, las propias limitaciones de África no le permiten
salir de la crisis, perpetuando así la pobreza de su economía y
condiciones sociales. Baichoo
dijo que África ha reclamado consistentemente y de forma unida por las
“creciente carga resultante del cumplimiento de las obligaciones de la
OMC, en especial la implementación de normas y disposiciones,
notificaciones, revisiones y prestaciones de la OMC, y de tener que
enfrentar los períodos de transición existentes”. El embajador agregó
que “no sólo las diversas disposiciones para la creación de
capacidad a través del trato especial y diferenciado han quedado en la
teoría sino que tampoco han sido puestas en práctica las medidas para
la transferencia de tecnología y la modernización de los países en
desarrollo”. Los
países africanos se dan cuenta ahora de que en lugar de la esperada
apertura rápida de los mercados a sus productos se han levantado más
barreras por las medidas no comerciales adoptadas a través del recurso
de los Acuerdos sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, Obstáculos Técnicos
al Comercio, Medidas Antidumping y Derechos Compensatorios, y
Subvenciones y Medidas Compensatorias, por parte de aquellos mismos
socios que se suponía apoyarían el comercio de los países africanos y
otros en desarrollo. Otras
medidas, como el mantenimiento de las crestas arancelarias y la
progresividad arancelaria, han servido para poner freno al crecimiento
del sector agroindustrial africano y de la industria liviana. Aunque
se suponía que habría un incremento de la participación de los países
africanos en el mundo comercial y que serían integrados al sistema
multilateral de comercio, hoy los resultados son muy decepcionantes;
“muchos ya están excluidos y la perspectiva para muchos más es la de
mayor exclusión aún”. Además de su vulnerabilidad característica,
existen nuevos problemas, tales como las dificultades de supervivencia
en un entorno liberalizado, donde las reglas de juego no son iguales
para todos y donde se han menoscabado las preferencias para sus
productos agrícolas tradicionales más importantes. Baichoo
agregó que los temas de procedimiento también son motivo de
disconformidad con el proceso. “Es sabido que la OMC se ha visto
afectada por la falta de transparencia en su proceso de toma de
decisiones”, afirmó y añadió que mucho ya se ha dicho sobre eso y
sobre el proceso de Sala Verde, “pero hasta ahora no parece haberse
hecho algo al respecto. La posición de África es clara y en Seattle se
denunció todo esto de manera enfática e inequívoca. Baichoo también dijo que África ha abogado para que no se aumenten las condiciones de acceso y no se impongan nuevas condiciones. Señaló que el sistema de solución de diferencias fue fuente de otra serie de preocupaciones, entre ellas que los países africanos no tengan la influencia financiera y los recursos legales suficientes para entrar en el sistema. Así, este sistema les resulta costoso y de difícil acceso. El
representante permanente de Jamaica ante la OMC, Ransford Smith, se
refirió a las negociaciones agrícolas y a la conducta normativa de la
OMC. Dijo que en el sector agrícola, los países en desarrollo no podrán
salir adelante si no logran eliminar la marginación que existe en los
propios procesos de toma de decisiones de la OMC. Por consiguiente, es
importante que los países en desarrollo presionen por una mayor
transparencia y participación en la OMC. Acerca
de las normas y disciplinas dentro de la OMC, Smith dijo que cuando la
OMC se refiere a sí misma como una organización en base a normas,
también implica que es una organización libre de valores. Sin embargo,
dijo, la realidad es que las reglas de la OMC reflejan ciertos
intereses. Smith expresó preocupación porque no se logró poner en
funcionamiento el trato especial y diferenciado para los países en
desarrollo, y advirtió que una nueva ronda podría crear nuevas
obligaciones para los países en desarrollo mediante la introducción de
nuevos temas. El
embajador de India, S. Narayanan, dijo que actualmente el tema más
importante es la implementación. “Nuestra
expectativa es que los países industrializados aprecien la
gravedad de la situación y den una respuesta que satisfaga a los países
en desarrollo”, afirmó. Otro
asunto importante de la OMC es el relacionado al funcionamiento del
sistema de solución de diferencias. Según Narayanan, “el futuro y la
credibilidad del sistema de la OMC así como el interés de los países
en desarrollo en el sistema, depende de si el sistema de solución de
diferencias puede satisfacer a los países en desarrollo y
beneficiarlos“. Agregó que compete a los países en desarrollo
plantear estos temas ante el Órgano de Solución de Diferencias de la
OMC. Otro
tema fueron las presiones por la realización de una nueva ronda.
“Estamos preocupados por las presiones para sobrecargar la OMC”,
dijo Narayanan. “No estamos a favor de ingresar temas nuevos”. Sin
embargo, algunos miembros piensan que podrían resultar beneficiados con
una nueva ronda amplia. Desde el año pasado ha habido movimientos para
sacar a relucir el tema, y en la próxima Conferencia Ministerial
seguramente habrá nuevos intentos en ese sentido. Sobre los temas
laborales, Narayanan dijo que los países en desarrollo que se oponen a
su tratamiento dentro de la OMC deben estar preparados, pues todo indica
que este tema es aún más importante para la Unión Europea y Estados
Unidos que los temas de inversión. Narayanan
agradeció a la Red del Tercer Mundo la organización del seminario -que
tuvo presentaciones y documentos muy útiles- y le pidió que continuara
ayudando a las delegaciones de los países en desarrollo, suministrándole
elementos de forma continua. Chakravarthi
Raghavan, editor de
South‑North Development Monitor (SUNS),
quien dirigió el seminario y el panel, dijo que aunque los países en
desarrollo, dadas sus diversas situaciones, encuentran dificultades para
adoptar una posición común, las diferencias entre ellos son mucho
menores que las muy vastas diferencias con el mundo industrializado. Por
lo tanto, es necesario que adopten una postura: todos los países en
desarrollo deben hablar y apoyar las perspectivas de otros países en
desarrollo, no sólo cuando coincidan con la suya propia sino todas las
veces que sus intereses particulares no se vean afectados adversamente. Por
demasiado tiempo, dijo, los países en desarrollo se dejaron fascinar
por los consignas acerca de la OMC y el sistema comercial basado en
reglas. También por la idea de que el libre comercio y la liberalización
les traerían automáticamente beneficios, o que algún intento de
revisar los acuerdos podría perturbar el equilibrio de los derechos y
obligaciones cuidadosamente negociados, por lo cual los países en
desarrollo deberían pagar un precio. Esto es inaceptable, no sólo
porque los países en desarrollo no tuvieron una
participación real en las negociaciones de la Ronda Uruguay, que
desembocó en el establecimiento de la OMC, sino también por la
necesidad de rectificar los desequilibrios e inequidades del sistema
multilateral de comercio. El
GATT de 1947 fue el resultado de prolongadas negociaciones en tres comités
que prepararon la Carta de La Habana. Y en 1955 tuvo lugar un proceso de
revisión todavía mayor sin que nadie hablara de perturbar el
equilibrio de los derechos y obligaciones. También
se argumentó que los países en desarrollo, no los industrializados,
necesitaban de la OMC. Eso es un mito. Son las naciones del Norte las
que más se benefician de la OMC y más la necesitan, así como también
necesitan el acceso a los mercados de bienes, servicios y propiedad
intelectual de los países en desarrollo, y el sistema de aplicación
basado en el poder de la OMC. Ya es tiempo de que los países en
desarrollo reconozcan que el sistema de la OMC es, como en los cuentos
de hadas, un emperador sin ropas. |