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Resolver
primero La falta de voluntad de los países comercialmente más
importantes para abordar los problemas de implementación de los países
en desarrollo en la OMC fue objeto de crítica durante el seminario
organizado en setiembre en Ginebra por la Red del Tercer Mundo. El panel
en que se debatió el tema consideró que para que el sistema
multilateral de comercio recuperara cierto grado de credibilidad, era
imprescindible dar prioridad a la solución de dichos temas. Por Martin Khor Los
países en desarrollo no han visto los prometidos beneficios de los
acuerdos de la Ronda Uruguay y sí muchos problemas resultantes de los
mismos. Si la Organización Mundial de Comercio (OMC) desea recuperar la
credibilidad perdida, debe resolver los problemas de implementación que
los acosan. Aunque los principales países comerciales han mostrado poco
o ningún interés en este tema, es necesario que los países en
desarrollo se unan para elevar sus demandas con claridad. Estas
fueron algunas de las conclusiones surgidas de un panel de discusión
sobre “Temas de Implementación” durante el seminario de la Red del
Tercer Mundo sobre “Últimos sucesos de la OMC: Perspectiva de los países
en desarrollo”. El
año pasado, en el período previo a la Conferencia Ministerial de la
OMC en Seattle, la representante permanente de Egipto ante la OMC, Fayza
Aboulnaga, había declarado que la implementación era el tema que
marcaba una divisoria de aguas entre los países en desarrollo y
industrializados. Los países en desarrollo esperaban obtener beneficios
del acceso al mercado resultante de la Ronda Uruguay, pero en realidad
muy pocos los recibieron. E incluso de éstos, algunos lo hicieron en
escaso grado y otros sufrieron una crisis financiera, afirmó. Un
grupo de países en desarrollo había dejado sentada su preocupación
por los problemas de implementación en el proyecto de Declaración
Ministerial antes de Seattle (en los párrafos 21 y 22). Pero los países
principales respondieron que no podía haber una solución en ese
momento y que los asuntos de implementación debían ser abordados en
una nueva ronda de negociaciones multilaterales de comercio. "Esto
podría significar que nosotros tendríamos que pagar dos veces“, dijo
Aboulnaga y agregó que los países en desarrollo han elaborado entre
ellos la plataforma de negociación con miras a obtener resultados
concretos. Después
de Seattle, la OMC decidió realizar dos sesiones especiales (en junio y
octubre) del Consejo General para el tratamiento de los problemas de
implementación. Pero en la sesión de junio, “sentimos que no había
seriedad de parte de nuestros socios comerciales más importantes; fue
un trayecto de una sola vía. Los países en desarrollo debimos reiterar
nuestras posiciones, pero cayeron en oídos sordos. Ni siquiera tuvieron
la cortesía de responder”, dijo Aboulnaga. Era
difícil esperar una actitud diferente en la sesión especial de
octubre, afirmó. Sin embargo, la única esperanza es que se demostró
que existe solidaridad entre los países en desarrollo. Los países más
importantes están intentando vincular posibles medidas en torno a los
temas de implementación con una próxima ronda, mientras que los países
en desarrollo han dicho que no pueden ir a una nueva ronda si antes no
se resuelven los temas de implementación. La
embajadora dio ejemplos de las dificultades que enfrentan los países en
desarrollo en la implementación, incluso en los TRIPs (los derechos de
propiedad intelectual relacionados con el comercio), las medidas
sanitarias y fitosanitarias y los acuerdos textiles. Hay temas que deberían
ser resueltos de inmediato, y otros que requieren una interpretación de
las disposiciones. Algo
más que un tema legal Munir
Ahmad, director ejecutivo del Departamento Internacional de Textiles y
Vestido (un órgano intergubernamental de los de países en desarrollo
exportadores de estos rubros), dijo que mientras los países
industrializados aducen que no hay problemas de implementación sino sólo
problemas legales que pueden ser resueltos por el mecanismo de solución
de diferencias de la OMC, los países en desarrollo tienen una
perspectiva más amplia. Ahora preguntan: (a) en un determinado acuerdo
¿se han logrado los objetivos y se verán las ganancias? (b) ¿existe
capacidad para absorber las penurias causadas por algunas de las
obligaciones aceptadas por los países en desarrollo en la Ronda
Uruguay? Munir
agregó que la implementación no es solo un asunto legal sino un
problema real. Para conseguir que la OMC lo reconociera, los países en
desarrollo tuvieron que batallar duramente, desde la Declaración
Ministerial de Singapur de 1996, pasando por la Declaración de Ginebra
en 1998 y en los preparativos de Seattle. Aconsejó,
además, que es necesario modificar los acuerdos para los cuales los países
en desarrollo no estén preparados a adaptarse. La ocasión propicia
para reclamar esas modificaciones es el proceso que tiene lugar en las
sesiones especiales del Consejo General. La asistencia de las ONG puede
ser muy útil en este sentido. T.
T. Chifamba, de la Misión de Zimbabwe, dijo que cuando en Seattle se
habló de la teoría de la bicicleta(*),
un representante de una ONG tuvo una buena respuesta: “Para evitar la
caída de una bicicleta puedes poner el pie en tierra”. Afirmó que
poner el pie en tierra es lo que los países en desarrollo han estado
haciendo cuando insisten en retomar los asuntos resultantes de los
problemas de implementación. El
representante de Zimbabwe consideró un error que los países
industrializados desecharan por irreales las genuinas preocupaciones de
los países en desarrollo, o que dijeran que esos asuntos no pueden ser
discutidos fuera de una nueva ronda. “Para que este sistema sirva y
para que las personas tengan confianza en él, todos deberíamos obtener
beneficios”, dijo. Chifamba
también criticó a los países del Norte por abordar el tema con un
enfoque legalista, que ignora la autenticidad de los problemas
enfrentados por los países del Sur. Dijo que el grupo de países en
desarrollo "de ideas afines" ya ha demostrado flexibilidad al
no exigir la solución inmediata de todos los problemas y se aviene a
pedir que sean categorizados de acuerdo a diferentes plazos para su
resolución. En contraste, los países industrializados no han sido
flexibles con su falta de operatividad para las disposiciones de trato
especial y diferenciado de los acuerdos de la OMC. En términos de su
voluntad de compromiso, la actitud de los países industrializados ha
sido, como mínimo, terrible. Yilmaz
Akyüz, jefe de la División de Macroeconomía y Políticas de
Desarrollo de la UNCTAD, dijo que el Informe de Comercio y Desarrollo de
1999 de dicho organismo revela que los países del Sur participan en
mayor cantidad de importaciones que en el pasado, mientras que sus
exportaciones llegan a mercados protegidos o estancados. A
su vez, en la medida en que ahora hay más países en desarrollo que
exportan manufacturas, los precios o relaciones comerciales para estos
países se han deteriorado, como en el caso de los precios de las
materias primas. Como resultado, los países en desarrollo experimentan
déficit comerciales más elevados, a la vez que un crecimiento menor. El
informe de la UNCTAD mostró que si el Norte mejorara el acceso al
mercado, el Sur podría obtener cientos de billones de dólares más en
ingresos por exportación, lo que sería de tres a cuatro veces superior
al promedio de flujo de capital hacia el Sur. Akyüz
dijo que las disposiciones de la OMC sobre salvaguardia de la balanza de
pagos serían tan solo medidas de excepción o temporarias. Pero lo que
muchos países en desarrollo enfrentan ahora es un déficit estructural
de su balanza de pagos, que las disposiciones de la OMC no han tomado en
cuenta. Si los países en desarrollo tienen déficit estructurales
(independientemente de sus políticas monetarias), ¿cómo podría la
OMC resolver los temas de balanza de pagos? Akyüz
dijo que hay argumentos económicos para cuestionar el acuerdo comercial
existente, ya que lo que los países en desarrollo enfrentan no es un
problema temporal de balanza de pagos sino un déficit estructural que
hace inviable su crecimiento. La
disposición de la OMC sobre balanza de pagos no reconoce un mundo de
libre flujo de capitales. Mientras las instituciones de Washington
tienen la noción de que los países en desarrollo necesitan reservas
como para cubrir los costos de un año de importaciones por riesgos de
la cuenta de capital, la consideración de la OMC en la disposición
sobre balanza de pagos está vinculada sólo a las necesidades de cuenta
corriente. Los
países en desarrollo no tienen un sistema de comercio que les prometa
de cinco a seis por ciento de crecimiento con estabilidad. Esto ofrece
una razón legítima para revisar el acuerdo existente. Falta
de confianza en el sistema S.I.M.
Nayyar, de la Misión
de Pakistán, manifestó que el mecanismo de las sesiones
especiales para resolver los temas de implementación hasta ese momento
no había dado motivos de optimismo. No se veía que los países
industrializados estuvieran dispuestos a comprometerse en negociaciones.
Ese tipo de respuesta es decepcionante y se suma a la falta de confianza
en el sistema. El
embajador de India, S. Narayanan, haciendo referencia a comentarios de
Aboulnaga de que aun cuando la situación sea sombría no hay razón
para descorazonarse, dijo que la mayoría de los países en desarrollo
no se dan cuenta de su propio poder. Si estos países siguen
presionando, los del Norte no podrán ignorar sus demandas por siempre. Los
problemas de implementación deben ser vistos en su sentido político,
dijo. Si se quiere que los países en desarrollo tengan una visión algo
más positiva de la OMC, es necesario resolverlos. Y eso hay que hacérselo
saber a los países industrializados. Estuvo
de acuerdo con los ponentes anteriores en que la solución de los
problemas de implementación no debería estar vinculada a una nueva
ronda. En cambio, de no resolver la implementación, los países en
desarrollo no considerarían seriamente muchos otros temas, y no sólo
el de una nueva ronda. Narayanan concluyó que si los países en desarrollo están decididos a alcanzar sus objetivos sobre implementación, podrán tener éxito. Lo importante es que sean muchos los países en desarrollo que alcen la voz en la sesión especial y transmitir así una señal clara e inequívoca. (Nota): El sistema comercial, similar a una bicicleta, tiene que seguir marchando hacia adelante – con nuevos temas o una nueva ronda – o de lo contrario podría caer.
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