Energía
 


Los precios del petróleo muestran incertidumbre y fragilidad

El precio del petróleo aumenta y las reacciones frente a ello, impredecibles e inesperadas por los economistas, son ilustrativas de las sorpresas e incertidumbres del mundo económico, así como de la necesidad de una mejor coordinación y cooperación internacional que tome en cuenta los problemas del mundo en desarrollo, dijo el secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), Rubens Ricúpero, el 19 de setiembre durante el lanzamiento del Informe sobre Comercio y Desarrollo 2000, la publicación emblemática de su organismo.

Por Chakravarthi Raghavan

Como si se tratase de estrategas militares peleando la última batalla, los economistas y actores políticos estaban preparados para una caída de la economía estadounidense y especulaban sobre las consecuencias de un alza en las tasas de interés, cambios en la bolsa de valores y muchos otros elementos y factores. Pero ninguno había previsto la repentina alza de los precios del petróleo y sus efectos. Por eso, el aumento de los precios, que llegaron incluso a duplicarse en un plazo de 20 meses –luego del colapso de 1998-, encontró a todos desprevenidos. Esto evidenció que en la macroeconomía sigue existiendo el principio de incertidumbre.

Antes del aumento y la crisis de los precios del petróleo se había hablado mucho acerca de la nueva economía y de crecimiento a niveles de tres-cuatro por ciento. “Ha existido un elemento de euforia y arrogancia en todo esto”, dijo Rubens Ricúpero, secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). “Los economistas nos decían que el incremento de la productividad, los cambios tecnológicos y demás, significaban que nunca más habría una crisis del petróleo como la de los 70”. Pero todos olvidaron que el sector del transporte depende completamente del petróleo y que por ahora no hay ningún sustituto.

Aún en países como Brasil, que había establecido un programa para el uso de alcohol en los automóviles -que además es ecológico ya que no necesita aditivos de plomo-, el alza de los precios del petróleo provocó el desmantelamiento del programa, porque el gobierno no era capaz de subsidiarlo. “El aumento del precio del petróleo es un hecho y tal vez su único gran efecto sea el fin de la era de la energía barata, al menos por ahora”, dijo Ricúpero. Aunque el efecto general del aumento sobre las economías industriales sea menor que en los años 70, puede tener un impacto negativo serio sobre la importación de petróleo de los países en desarrollo, particularmente los menos adelantados, subrayó.

En 1998, la crisis de los precios del petróleo benefició a los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) con aproximadamente 60.000 millones de dólares. También se han estado beneficiando con la caída de los precios y los mercados de las materias primas. Pero ahora que el precio del petróleo ha aumentado, el mundo industrial se resiente y reacciona políticamente. 

Modelos de simulación 

En respuesta a diversas preguntas al respecto, los economistas de la UNCTAD manifestaron que hasta ese momento no se habían realizado modelos de simulación acerca de los efectos que tendría el aumento de los precios sobre los países en desarrollo endeudados, ya que no se disponía de la información necesaria.

Los otros modelos de simulación que se habían hecho, tomaron como base el promedio de los precios del petróleo de este año o del siguiente, y no las cotizaciones actuales y futuras del mercado de Londres u otros mercados. Varias organizaciones habían hecho modelos de simulación, pero no fueron fácilmente comparables.

Las propias proyecciones de la UNCTAD, realizadas en cooperación con la Universidad Soko de Japón, sugieren que debido al atraso de la influencia del aumento del precio dentro de la economía, el impacto inmediato del aumento sería poco significativo en el 2000, excepto por los casos de Filipinas y Tailandia, que podrían tener un porcentaje de 0,3 puntos de reducción en el crecimiento.

Más allá del largo plazo, si los precios se mantienen, el impacto sería más significativo en los cinco años siguientes al 2010 y afectaría más a los países en desarrollo que a los industrializados. En el futuro inmediato -2000-2005- el mayor impacto sería en Medio Oriente –uno por ciento más- pero también en Indonesia, Filipinas y Tailandia, donde podría haber una reducción de 0,3 a 0,4 por ciento.

Para los exportadores de petróleo de Medio Oriente, las consecuencias a largo plazo sobre el crecimiento provocado por el aumento de los precios del petróleo será negativo porque para mantenerlos se haría necesario reducir la producción de petróleo. Sin embargo, los economistas de la UNCTAD expresaron que las proyecciones no habían tomado en cuenta el contraste entre los diversos elementos de la situación de los años 70 y la actual, con respecto al aumento del precio del petróleo.

Entre los factores que no se tomaron en cuenta se encontraban:

  1. Los principales exportadores de petróleo ya no son países con excedentes de capital sino que aún están endeudados, y por lo tanto sus flujos de ganancia serían rápidamente absorbidos por las importaciones o amortizaciones a los acreedores.
     

  2. Parte del abultado aumento del precio se debió a que en Europa, durante un período de precios bajos, los gobiernos elevaron los impuestos sobre los derivados del petróleo y usaron ese aumento de la renta para financiar el gasto fiscal, si bien por otro lado redujeron los impuestos directos a las empresas y a los grupos de ingresos más elevados, en lo que constituye un caso de desviación de ingresos de abajo hacia arriba. Cualquier agitación política por parte de los transportistas y otros sectores podría presionar a los gobiernos a reducir las tasas de consumo pero no se traduciría en una transferencia de recursos a los exportadores de petróleo.
     

  3. En Estados Unidos, las refinerías de petróleo estaban trabajando al límite de su capacidad. Aún si hubiera un incremento repentino en el abastecimiento de petróleo (por ejemplo, de otro millón de barriles por día), los “precios inflados” no caerán gracias a la capacidad de las refinerías; y tomaría de dos a tres años incrementar esta capacidad.

Un destacado economista de la UNCTAD, Richard Kozul-Wright, dijo que no se habían manejado algunos elementos, especialmente factores políticos acerca de cómo reaccionarían los gobiernos del Norte, y tampoco podrían emplearse para hacer proyecciones. Sin embargo, estaba claro que los países industrializados eran mucho más concientes de la inflación y en consecuencia sus reacciones apuntarían a prevenirla.

También en la medida en que, como en Francia, hubiera una respuesta fiscal -incluso una reducción temporaria de las tasas-, ayudaría volver a centrarse en la idea de que para la coordinación macroeconómica son necesarias tanto las políticas fiscales como las monetarias.

Ricúpero dijo anteriormente que como resultado del bajo nivel de cooperación y coordinación entre los principales países industriales, y en relación con las necesidades de los países en desarrollo, en los hechos se han incrementado la vulnerabilidad y la fragilidad de la economía global.

Cuando se inició este fenómeno de la crisis petrolera y el aumento de precios, que afectó a los ciudadanos del mundo industrial, hubo exhortaciones y reclamos de que los productores realizaran autolimitaciones.

Pero, lamentablemente, esas preocupaciones no fueron dichas o escuchadas cuando todavía era posible revertir la situación, como cuando se abatieron los precios de los productos básicos en 1998, y los países en desarrollo fueron afectados por la “volatilidad”, y aún siguen vulnerables a ella. “Una vez terminada (la crisis financiera y la volatilidad) la gente olvida todo acerca de la nueva arquitectura financiera, y todos regresamos a nuestras cosas”, reflexionó Ricúpero.


 

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