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Agenda de la OMC Grupo Asesor del G-77 contra la inclusión de temas nuevos Un Grupo Asesor de Alto Nivel del Grupo de los 77 (G-77) se manifestó contrario a la inclusión de temas nuevos en la agenda o programa de trabajo de la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Doha, así como a expandir aún más las fronteras del sistema de comercio de la OMC hacia sectores nuevos e inexplorados. Por Chakravarthi Raghavan El Grupo Asesor de Alto Nivel de Personalidades e Intelectuales Destacados sobre Globalización y su Impacto en los Países en Desarrollo, que se reunió conforme a la decisión de la Cumbre Sur del G-77 realizada en La Habana, Cuba, en abril de 2000, mantuvo una reunión del 12 al 14 de setiembre, en Ginebra. Las conclusiones y recomendaciones del Grupo Asesor, presidido por Bagher Asadi, representante permanente de Irán ante Organización de las Naciones Unidas (ONU) y presidente del G-77, abarcan una amplia gama de temas comerciales y financieros, así como sus puntos de contacto. Y será un aporte a las reuniones ministeriales del G-77. El Grupo Asesor recomendó que la primera prioridad del contenido sustancial de cualquier programa de trabajo de la OMC debe ser la agenda de desarrollo de los países del Sur y esto debe ser el principal centro de interés del trabajo de la OMC en los próximos años. El programa de trabajo actual, que abarca negociaciones sobre agricultura y servicios y evaluaciones de los acuerdos sobre Medidas de Inversión relacionadas con el Comercio (TRIMs) y Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (TRIPS), implica por sí solo un programa pesado, y no deberían incluirse temas nuevos. El Grupo Asesor descartó como "equívoco" el argumento de que la OMC necesita negociaciones en sectores nuevos para mantener su papel de importancia. Señaló que entre los expertos en comercio y grupos de interés público hay un replanteo sobre la oportunidad de haber ampliado el mandato del sistema multilateral de comercio a sectores no comerciales como los derechos de propiedad intelectual, ya que esto ha amenazado con distorsionar el papel del sistema de comercio. "Si los temas nuevos propuestos: inversión, competencia y contratación pública (así como normas laborales y ambientales) son aceptados en la OMC, se extenderían las fronteras del sistema de comercio a sectores nuevos e inexplorados (...) y esa extensión de las fronteras no es aconsejable por diversas razones", expresó. En el contexto de la negociaciones en marcha en la OMC, el Grupo Asesor recomendó que debería haber una revisión de los diversos acuerdos para rectificar los desequilibrios y deficiencias que presentan, y centrarse en los problemas de aplicación que enfrentan los países en desarrollo, los mecanismos de los países desarrollados para cumplir sus compromisos (en textiles y vestido, agricultura, crestas arancelarias y progresividad arancelaria, medidas antidumping y otras medidas proteccionistas), el fortalecimiento y puesta en funcionamiento del trato especial y diferenciado, la conversión del desarrollo a principios y normativas de funcionamiento de la OMC, las necesidades especiales de los Países Menos Adelantados, y la transformación del sistema y la cultura del proceso decisorio en la OMC para hacerlo transparente y participativo. Reformulando la globalización En una evaluación de los temas multifacéticos de la globalización, el Grupo Asesor coincidió en que el actual proceso de globalización ha conducido a profundizar las desigualdades entre el Norte y el Sur, así como dentro de los países. Además, la economía mundial se ha tornado cada vez más inestable debido a la volatilidad de las corrientes financieras y a los tipos de cambio y sus efectos sobre la economía real. La actual crisis económica mundial es un reflejo de esta inestabilidad y la falta de coordinación de políticas mundiales. Si bien las políticas y las relaciones económicas están muy influenciadas por los avances tecnológicos, el Grupo Asesor considera que la "globalización" no debería ser vista como una fuerza inevitable que está más allá del control de los seres humanos o de los países. Por el contrario, el tipo de proceso de globalización actual es en gran medida el resultado de opciones de política y por lo tanto está determinado por decisiones, cultura y valores humanos. "Por lo tanto, puede y debe darse al proceso de globalización en sí mismo una dirección correcta. Puede ser cambiado a través de la selección de diferentes políticas, y esas políticas deben estar basadas en los valores humanos positivos compartidos, especialmente justicia, equidad y el bienestar de las personas. En la medida que varios aspectos del tipo de globalización actual han producido efectos negativos, especialmente en los países en desarrollo, el proceso de globalización puede y debe ser reformulado de manera que sea más abarcativo, más equitativo y beneficioso para las personas en el mundo en desarrollo. El Grupo Asesor opinó que habría que recuperar el concepto central de interdependencia para el fenómeno de la globalización. "La globalización sin interdependencia real es inmanejable y puede desembocar en confrontación, sufrimiento y caos social", y existe la "necesidad de revitalizar el espíritu y papel central de la cooperación multilateral en todos los campos", apuntó y subrayó la necesidad de un paradigma económico alternativo y más abarcativo para dirigir las relaciones económicas internacionales, así como las estrategias de desarrollo nacionales. Dada la necesidad de interdependencia y multilateralismo, el Grupo Asesor coincidió en que los países en desarrollo tienen que "prepararse activamente y participar en las reuniones, encuentros y negociaciones mundiales que darán forma a la globalización". Es fundamental que los países en desarrollo se preparen cuidadosamente y saquen ventaja de las reuniones mundiales de importancia, como la Conferencia Ministerial de la OMC, la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo y la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable, para promover los intereses del Sur y lograr una agenda más equilibrada para la globalización. Esas conferencias mundiales deberían ser tomadas "no como eventos de una vez para siempre, sino como hitos importantes para los procesos en curso de aspectos reformadores del orden internacional, para hacerlo más equilibrado y equitativo", aconsejó el Grupo Asesor. El G-77 debería apoyarse en el ímpetu resultante de la Cumbre de La Habana, profundizando la coherencia entre los abordajes de política nacional y externo. Esta coherencia debería basarse en una comprensión realista del proceso de globalización y en respuestas apropiadas al mismo, de manera de hacerlo más abarcativo. En este contexto, el Grupo Asesor reconoció que el concepto de "trabajo decente" constituye una respuesta directa y positiva a la globalización y es un componentes importante de la agenda para el desarrollo. El nexo entre comercio y desarrollo En los temas generales de comercio y desarrollo, el Grupo Asesor reconoció que el comercio tiene un papel importante en el desarrollo, y que en el nexo entre ambos, "el comercio es un medio mientras que el desarrollo es el objetivo". La liberalización del comercio, recalcó el Grupo Asesor, ha tenido resultados diversos en los países en desarrollo. Algunos países, cuya liberalización estuvo al mismo ritmo que el desarrollo de sus industrias, pudieron mejorar su competitividad y también ampliar el alcance y volumen de sus exportaciones. No obstante, varios países, a menudo en el marco de programas de ajuste estructural, se embarcaron en una liberalización acelerada antes de que sus empresas nacionales fueran suficientemente competitivas, provocando así la desindustrialización y la pérdida de puestos de trabajo. En el sector agrícola, la viabilidad de los pequeños agricultores en algunos sectores de varios países en desarrollo continúa afectada por las importaciones baratas, algunas de las cuales están fuertemente subsidiadas. Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), mientras surgieron las importaciones, las exportaciones no aumentaron a un ritmo correspondiente, y el déficit comercial de los países en desarrollo (salvo China), en promedio aumentó en tres puntos porcentajes del PIB entre los 70 y los 90, y que la liberalización inapropiada del comercio contribuyó a ello. Mientras se liberalizaron las importaciones, las exportaciones de los países en desarrollo han estado limitadas por la caída de los precios de las materias primas y la continua falta de acceso a los mercados de los países desarrollados en sectores tales como agricultura y textiles. El Grupo Asesor recomendó evaluar y modificar "el modelo de política comercial dominante que propone el máximo de liberalización". En su lugar, debería adoptarse una política de "liberalización apropiada" en que "el ritmo, alcance y sectores para la liberalización se correspondan con el grado de preparación del país en cuestión, la existencia de condiciones necesarias y de oportunidades de exportación e ingresos adecuados". Enfocado en los temas relacionados con la OMC, señaló que los beneficios del comercio mundial "han continuado siendo distribuidos de manera inequitativa" y marcados por "la creciente marginación de los países en desarrollo, particularmente los Países Menos Adelantados". Se reconoció que tanto la estructura como la normativa actuales de la OMC no han sido diseñadas como para tomar suficientemente en cuenta las capacidades, necesidades e intereses de los países en desarrollo miembros. Como consecuencia, los países en desarrollo enfrentan varios tipos de problemas en el sistema de la OMC: 1) Algunos elementos estructurales importantes del sistema y varios acuerdos están desequilibrados, y atentan contra sus intereses. 2) Los beneficios anticipados de la Ronda Uruguay (la ronda de negociaciones que desembocó en la creación de la OMC) para los países en desarrollo no se han materializado (una de las razones de peso es que los mercados de los países desarrollados todavía están restringidos en textiles y agricultura, y a través de crestas arancelarias, progresividad arancelaria y medidas antidumping). 3) Los países en desarrollo enfrentan problemas a la hora de aplicar sus obligaciones conforme a las normas de la OMC, en especial en materia de propiedad intelectual, medidas de inversión, subvenciones y agricultura. (El Grupo Asesor señaló que varios de los graves problemas de aplicación surgieron de los en ese entonces "temas nuevos" agregados al sistema de comercio a través de la Ronda Uruguay). 4) Los países en desarrollo enfrentan intensas presiones para aceptar más obligaciones en temas nuevos como inversión, competencia, contratación pública y normas laborales y ambientales, propuestas por los países desarrollados para incluirlas en negociaciones que conduzcan a nuevos acuerdos. 5) El proceso decisorio carece a menudo de transparencia (especialmente en el proceso preparatorio de las conferencias ministeriales y durante las mismas), lo que se agrega a las dificultades de participación que de por sí enfrentan los países en desarrollo debido a una capacidad insuficiente. El Grupo Asesor realizó recomendaciones concernientes a dos tipos de necesidades: los requisitos inmediatos planteados por las negociaciones en marcha en la OMC, y las necesidades subyacentes relacionadas con la capacidad de formular políticas y normas comerciales conformes a los requerimientos y objetivos de los países en desarrollo. Acerca de la Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC, el Grupo Asesor dijo que es necesario prestar atención inmediata a asegurar que los intereses de los países en desarrollo se reflejen plenamente en el futuro programa de trabajo de la organización. Así, los procesos de formulación de la Declaración Ministerial y la preparación del programa de trabajo deben ser abarcativos y transparentes, permitiendo la plena participación de los países en desarrollo y evitando las reuniones exclusivas de "sala verde". Si bien los intereses específicos de los miembros del G-77 son diversos, existe una preocupación compartida sobre la necesidad de que el programa de trabajo de la OMC enfrente sus necesidades en materia de desarrollo y facilite la participación efectiva de los países del Sur en la realización y ejecución de dicho programa de trabajo. Los países en desarrollo deben seguir presentando propuestas concretas sobre la amplia gama de temas de la OMC que son de su interés. Debe brindarse un apoyo adecuado (incluso por organismos de la ONU) a los países en desarrollo para instrumentar y defender sus posiciones, y para participar en negociaciones y otros foros de discusión. Sobre el contenido sustancial del programa de trabajo de la OMC, el Grupo Asesor dijo que "la primera prioridad debe ser abordar la agenda para el desarrollo de los países en desarrollo". De hecho, éste debe ser el centro de interés principal del trabajo de la OMC en los próximos años. El programa de trabajo, señaló el Grupo Asesor, también estará ocupado con la agenda incluida, en especial negociaciones en agricultura y servicios y las evaluaciones de los acuerdos sobre TRIMs y TRIPS. "Con la agenda antes mencionada, la OMC ya tendrá un cronograma de trabajo pesado. El argumento de que la OMC necesita iniciar negociaciones en sectores nuevos para mantener su papel de importancia es, pues, equívoco", según el Grupo Asesor. Si se acepta incluir en las negociaciones los temas propuestos, eso podría desembocar en acuerdos nuevos que restringirían aún más el espacio de la política nacional de los países del Sur y limitaría sus opciones en materia de desarrollo. Recargarían el sistema de la OMC, o incluso lo distorsionarían, en la medida que la mayor parte de los temas no implican directamente comercio ni son temas a los cuales pueda aplicarse adecuadamente las normas de comercio. De iniciarse negociaciones sobre esos temas nuevos, la agenda para el desarrollo de los países del Sur no podría recibir la atención que merece. Por lo tanto, el Grupo Asesor sugiere que los temas nuevos propuestos no deberían ser incluidos en la agenda o el programa de trabajo de la Conferencia Ministerial de Doha. Mejoras al diseño básico del sistema de comercio Mirando más allá de la Conferencia Ministerial, y a la naturaleza del sistema multilateral de comercio y los imperativos de desarrollo, el Grupo Asesor manifestó que habría que revisar y mejorar el "diseño básico" del sistema de comercio. "Debería revisarse el principio básico de reciprocidad entre los miembros, en especial en la medida que los países en desarrollo (con menor capacidad) no podrían beneficiarse equitativamente de la puesta en práctica de este principio. Por el contrario, el sistema de la OMC y sus normas deberían reconocer que los miembros tienen diferentes niveles de capacidad y están en diferentes grados de desarrollo, y que para que los resultados impliquen beneficios equitativos es necesario formular las normas de tal manera que haya diferentes niveles de obligaciones, acordes al desarrollo", indicó. "También debe darse máxima prioridad al principio de desarrollo (como se refleja en los objetivos del Acuerdo de Marrakech que creó la OMC). Por lo tanto, las normas existentes deben ser revisadas y deben introducirse cambios apropiados de manera que las medidas y políticas requeridas para el desarrollo de los países en desarrollo puedan ser permitidas", añadió. El Grupo Asesor señaló que hay algunos temas que no están abarcados por la OMC pero que son fundamentales para el desempeño comercial de los países en desarrollo, y esos temas deben recibir la importancia que merecen. En el sector de commodities, el deterioro de los términos comerciales para dicho rubro sigue siendo uno de los problemas comerciales más importantes para muchos países en desarrollo, que han sufrido graves pérdidas en los ingresos. Desde principios de los 70, los países en desarrollo también han sufrido pérdidas en las cuotas de mercado de los mercados mundiales de exportación de commodities, debido a la pérdida de competitividad en la producción y comercialización, así como al proteccionismo y los subsidios elevados aplicados en los países desarrollados. El problema de las commodities en los países en desarrollo debe estar en la agenda de procesos internacionales tales como la Conferencia de Financiación para el Desarrollo. En los casos que sea posible, la comunidad internacional debe alentar programas internacionales dirigidos a proporcionar gestión voluntariamente para lograr un mejor equilibrio entre la oferta y la demanda de commodities, evitando así el derroche de inversión, el agotamiento de los recursos naturales y la excesiva volatilidad de los precios. Al financiar los proyectos que incrementan la producción de una commodity específica, las instituciones financieras internacionales y regionales deberían tomar en cuenta el efecto del aumento de la producción en el nivel de precios e ingresos por exportaciones de otros países en desarrollo que exportan la misma commodity. Los países desarrollados deberían eliminar, o al menos reducir drásticamente, sus crestas arancelarias, progresividad arancelaria y subvenciones en la agricultura que distorsionan el comercio. La UNCTAD debería actuar más efectivamente en el tema commodities y deberían brindarse recursos a tal efecto. Todos los países desarrollados deberían integrarse al Fondo Común para Commodities y abastecerlo de los recursos adecuados para ayudar a los países en desarrollo. Una de las razones principales por la que varios países en desarrollo no han podido beneficiarse del sistema comercial es la falta de capacidad de oferta, debido a los bajos niveles de infraestructura, tecnología, gestión empresarial, capacitación laboral, sistemas de comercialización y distribución. Para que los países en desarrollo se beneficien del sistema de comercio, deberían recibir ayuda para eliminar esos obstáculos y para construir su producción nacional, así como sus capacidades tecnológicas y de comercialización. Estos temas deberían ser adoptados por instituciones pertinentes, en particular del sistema de la ONU.
Los miembros del Grupo Asesor que participaron en carácter de su capacidad individual fueron: Bagher Asadi, Roberto Bissio (Instituto del Tercer Mundo, Uruguay), Jorge Iván Mora Godoy (representante permanente de Cuba ante la UNOG), Martin Khor (director de la Red del Tercer Mundo), Bhafirath Lal Das (ex embajador de India ante el GATT y director de Programas Internacionales de Comercio en la UNCTAD), Alister McIntyre (ex subsecretario general de la UNCTAD), Deepak Nayyar (vicecanciller de la Unviersidad Delhi), Mubarak Hussein Rahmtala (representante permanente de Sudán ante la ONU), Chakravarthi Raghavan (Editor Jefe de SUNS), Rubens Ricúpero (secretario general de la UNCTAD), Delphin Rwegasira (director ejecutivo del Consorcio Africano de Investigación Económica), Enrique ter Horst (ex asistente del secretario general de la ONU) y Layachi Yaker (ex ministro de Argelia y director ejecutivo de la Comisión Económica para África). Dos miembros del Grupo Asesor, Supachai Panitchpakdi y Catherine Mwanamwambwa, no pudieron asistir debido a las alteraciones en los pasajes aéreos por los ataques terroristas en Nueva York y Washington. Entre las personalidades que asesoraron al grupo figuran Yilmaz Akyüz (jefe de la División de Globalización y Estrategias para el Desarrollo de la UNCTAD), Safiatou Ba-N’Dow, director del TCDC del PNUD, y Robert Hamwe del PNUMA. ------------- Este artículo apareció por primera vez en el South-North Development Monitor (SUNS, Nº 4973), del cual Chakravarthi Raghavan es Editor Jefe. |