Desarrollo
 

Informe 2002 de UNCTAD

Demasiado depende de la recuperación de Estados Unidos

Mucho todavía depende de los resultados que logre la economía de Estados Unidos, por lo que parece dudoso que se registre una tendencia de crecimiento mundial más equilibrada, y es necesario que exista un fuerte estímulo de la demanda de parte de los principales países industrializados para que la recuperación cobre impulso y los países en desarrollo no tropiecen con dificultades para alcanzar sus objetivos de crecimiento y desarrollo, dice el Informe sobre Comercio y Desarrollo 2002 de la UNCTAD.

Por Chakravarthi Raghavan

La economía mundial ha desmentido las predicciones que anunciaban una recesión profunda con posterioridad a los acontecimientos del 11 de setiembre de 2001. Pero en virtud de la política estadounidenses de centrarse sistemáticamente en limitar los efectos de la desaceleración de la actividad económica sobre el empleo y los ingresos reales, finalmente ha habido una recuperación.

Sin embargo, mucho todavía depende de los resultados que logre la economía de Estados Unidos, por lo que parece dudoso que se registre una tendencia de crecimiento mundial más equilibrada, y es necesario que exista un fuerte estímulo de la demanda de parte de los principales países industrializados para que la recuperación cobre impulso y los países en desarrollo no tropiecen con dificultades para alcanzar sus objetivos de crecimiento y desarrollo, dice la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en su Informe sobre Comercio y Desarrollo 2002.

Fue el consumidor estadounidense el que en 2001 mantuvo a flote la economía mundial y la de su país, pero esa no es una base para lanzar una fuerte recuperación en 2002, dice la UNCTAD en su llamado a acciones concertadas para ofrecer un fuerte estímulo a la demanda de los principales países industrializados, incluidos Europa y Japón.

Las consecuencias de un resultado mejor que lo anticipado en Estados Unidos deben ser interpretadas con cuidado, advierte la UNCTAD. En primer lugar, refleja un ajuste drástico y general que seguramente no se prolongará; en segundo lugar, el nivel de gasto de los hogares, si bien es más elevado de lo esperado, ha reducido nuevamente la tasa de ahorro y ha aumentado el endeudamiento; en tercer lugar, ha habido muy pocas pruebas de que las empresas comerciales hayan culminado el proceso de reestructura de sus estados de cuenta y de ajuste para superar la capacidad que ha mantenido bajo el gasto en inversiones.

Los recientes escándalos contables sugieren que esos problemas pueden estar más generalizados de lo que se creía originalmente. Y hay pocas pruebas de que los desequilibrios económicos identificados con anterioridad a la desaceleración de la actividad económica –como los elevados niveles de consumo y endeudamiento comercial, inversión desmedida en el sector de la informática, el impacto negativo de la caída de los precios de las acciones, y las dificultades de financiamiento de nuevos negocios- hayan sido eliminados. Además, ahora se suma la caída de los niveles de empleo y la creciente incertidumbre sobre los ingresos futuros.

Así, la capacidad de los factores aislados de superar los impedimentos a una recuperación sostenida dependerán de si son suficientemente persistentes como para convencer a los productores de que necesitan aumentar las inversiones en una nueva capacidad productiva. "Hasta ahora, no hay signos de que esa convicción exista".

La política monetaria estadounidense ha sido muy pragmática y sensible, pero no se sabe lo suficiente -y eso se cumple también para los banqueros centrales- como para aventurar juicios o empujar a la Reserva Federal de Estados Unidos a alguna dirección en particular, expresó Yilmaz Akyüz, economista principal de la UNCTAD y jefe de la división de Estrategias de Globalización y Desarrollo, en una conferencia de prensa celebrada el 26 de abril en la que se presentó el Informe 2002.

En Estados Unidos ha habido recesión laboral, en el sentido de que ha caído el empleo, y no ha habido recesión en la economía, salvo por unos pocos meses. La misma fuerza de trabajo está produciendo más, y la opinión de que la economía de Estados Unidos mantiene su ímpetu de productividad puede ser equivocada. Sólo el crecimiento de la demanda produce un aumento de la productividad, añadió.

En las recientes reuniones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en Washington, hubo cierto optimismo cauto, pero también el reconocimiento de los riesgos a la baja. Estos fueron reconocidos por el propio presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Alan Greenspan. Las políticas de Estados Unidos y los países en desarrollo asiáticos se encaminan en la dirección correcta.

"No obstante, preocupa que Estados Unidos pueda nuevamente comenzar a generar déficit dobles –presupuestales y de cuenta corriente- y podría haber una depreciación del dólar, lo que acarrearía problemas". Y Estados Unidos solo no podría resolverlo; requeriría acciones expansivas concertadas de Europa y Japón, manifestó Akyüz.

En cuanto a los efectos sobre el comercio, la inversión y las corrientes de capital hacia los países en desarrollo, Akyüz dijo que los acontecimientos en Asia estarían influenciados por el comercio y no por las inversiones, en la medida que los países no confían demasiado en el capital extranjero pero tienen excedentes de cuenta corriente. Esto no es probable que ocurra en América Latina, que es más vulnerable a las corrientes de capital.

La experiencia pasada demostró que la recesión es muy mala para el sistema comercial, que enfrenta verdaderas pruebas cuando la economía mundial se desacelera y el desempleo deja de bajar. Es por eso que la UNCTAD reclama acciones expansivas para evitar mayores fricciones.

El informe subraya que mucho depende de la intensidad de la recuperación en Estados Unidos. Hasta la fecha, dice la UNCTAD, un nivel del gasto de los consumidores más alto de lo previsto, impulsado por unas condiciones relativamente firmes del mercado de trabajo, y el aumento de la confianza de dichos consumidores, han limitado la caída de la producción y han apuntado a un restablecimiento económico. Aun así, para que la recuperación sea fuerte y duradera, el gasto de los consumidores tiene que ser lo suficientemente alto para convencer a los productores de que tienen que acrecentar sus inversiones, y no hay muchos signos de que los productores estén convencidos.

Aunque se siente la preocupación de que se produzca una segunda recesión, el resultado más probable es que la economía estadounidense se estabilice a una tasa de crecimiento baja aunque positiva. Pero esto sólo produciría efectos de concatenación limitados en Europa y Japón, que siguen dependiendo de una reactivación impulsada por las exportaciones.

Además, si el dólar continúa siendo fuerte al tiempo que el crecimiento en Europa y el Japón es lento, el déficit por cuenta corriente de Estados Unidos se incrementará aún más, con el peligro de una intensificación de las presiones proteccionistas en este país y el riesgo de que una posible devaluación del dólar inicie un período de inestabilidad monetaria más generalizada. (SUNS)


 

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