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Simposio oficial de la OMC Destacados oradores critican los "temas nuevos" Varios participantes de un foro público de la Organización Mundial de Comercio (OMC) expresaron su oposición a ampliar el mandato del órgano comercial por la negociación de normas sobre inversión, competencia y otros temas propuestos recientemente. Por Cecilia Oh La Organización Mundial de Comercio (OMC) realizó en Ginebra, del 29 de abril al 1 de mayo, un simposio público sobre "La Agenda de Desarrollo de Doha, y después". Pretendió ser un foro para el debate y el diálogo entre la OMC y la opinión pública, en ese caso representantes de la sociedad civil, académicos, empresarios, parlamentarios y medios de comunicación, quienes fueron descritos por el Director General de la OMC, Mike Moore, como los "usuarios finales" del sistema multilateral de comercio. La sesión más interesante del simposio debe haber sido la de apertura. Si hubiera que escoger un tema de esa sesión, sería "No hay temas nuevos para la Agenda de Desarrollo de Doha". El ex presidente mexicano Ernesto Zedillo, el economista del libre comercio Jagdish Bhagwati, el representante permanente de China ante la ONU, Sun Zhenyu, y dos dirigentes de ONGs, Jeremy Hobbs, de Oxfam Internacional, y Tony Juniper, de Amigos de la Tierra Internacional, hablaron contra la inclusión de los temas nuevos de inversión, competencia y otros, en la agenda de negociaciones de la OMC. Zedillo incluso habló del peligro de que todo el proceso "implosionara", mientras que Bhagwati advirtió sobre la posibilidad de que el sistema comercial se desacreditara. Debe haber sido desconcertante para Moore que tantos oradores del primer panel se opusieran a los "temas nuevos", en la medida que él había estado promocionando con mucha fuerza la inclusión de los temas de inversión y competencia dentro de la OMC a través de negociaciones encaminadas a obtener tratados nuevos. El Director General de la OMC había manifestado, en sus comentarios introductorios, que esperaba álgidos debates durante el simposio, en temas tales como si la OMC necesitaba o no normas sobre inversión y competencia. Pero en este punto no pareció haber grandes desacuerdos entre los oradores de ese panel: cinco del total de seis dejaron en claro que no apoyaban la inclusión de temas nuevos en la OMC. Un mundo "patas arriba" Jeremy Hobbs, de Oxfam Internacional, aclaró de entrada que su campaña sobre comercio lanzada recientemente está en contra de la forma en que los países ricos y las instituciones bajo su control –el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la OMC- pergeñaron las normas de comercio internacional de manera que sirvieran a sus intereses. Quiso disipar cualquier idea de que Oxfam haya "surgido nuevamente como entusiasta del libre comercio". Lo llamó un "mundo al revés" en que los países ricos adoctrinaban con el evangelio del libre comercio que no querían llevar a la práctica para sí mismos. Otro rasgo de ese mundo "patas arriba" es que en la llamada "ronda de desarrollo" de las negociaciones de la OMC, se pedía ahora a los países del Sur que asumieran temas nuevos que beneficiarán a las economías ricas y a las empresas transnacionales, a cambio de un avance en cosas que fueron prometidas hace 10 años. "Los países desarrollados están empujando a los países en desarrollo a adoptar normas multilaterales sobre inversión y competencia que no necesitan y no pueden costear", expresó Hobbs. Añadió que no había pruebas de un aumento de las corrientes de inversión como resultado de los tratados bilaterales de inversión adoptados. "Pero hay poca duda de que las normas que siguen el modelo del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), o del Acuerdo Multilateral de Inversión (AMI), pone a los gobiernos ante el riesgo de perder millones de dólares toda vez que intentan ejercer su derecho legítimo a regular las actividades de los inversionistas extranjeros para minimizar los costos ambientales o respetar los derechos laborales". El segundo orador, Zedillo, se refirió a la agenda de Doha como a un renacimiento del multilateralismo, y señaló que este nuevo multilateralismo tiene como tema central el desarrollo de los países en desarrollo y menos adelantados. Sin embargo, el ex presidente mexicano apuntó a signos de conflicto provenientes de Estados Unidos (como la legislación de vía rápida y la decisión de poner salvaguardias al acero), que "revertirían lo bueno que se logró en Doha". También criticó la reciente ley agrícola de Estados Unidos, que aumenta los subsidios para los agricultores estadounidenses. "Es una contradicción para Estados Unidos hacer esto justo en momentos en que se está negociando seriamente la agricultura", expresó. Zedillo también hizo críticas al mandato de Doha sobre inversión, competencia y medio ambiente. Se interrogó "si es conveniente condicionar el éxito de los otros temas al éxito de los temas nuevos" y expresó que los temas nuevos representan un problema para la agenda de desarrollo de Doha. Le preocupaba el hecho de que no habría consenso total para negociar los temas nuevos para la V Conferencia Ministerial de la OMC. "Debe haber una fórmula para resolver esos temas antes de la V Conferencia Ministerial. De lo contrario, todo el proceso implosionará", advirtió. El representante de China ante la OMC, Sun Zhenyu, habló del papel de su país como nuevo miembro del organismo comercial, y destacó las medidas adoptadas para poner en práctica sus obligaciones. China, manifestó, como miembro responsable, acatará las normas de la OMC, pero pidió comprensión de otros miembros porque si bien el país asiático está abriendo su mercado, "la industria y la agricultura nacionales enfrentan una gran presión por la entrada de productos extranjeros a China, especialmente los productos agrícolas, altamente subsidiados por los países ricos". También criticó las salvaguardias al acero aplicadas por Estados Unidos, declarando que las exportaciones de acero chinas se han visto seriamente afectadas por las medidas. Las importaciones de acero chinas en el primer trimestre de 2002 aumentaron 17,5 por ciento, a 4,9 millones de toneladas, mientras que las exportaciones cayeron 33,9 por ciento, a 1,2 millones de toneladas. Sun dijo que la aplicación de las normas de comercio no sólo corresponde a China sino que "involucra a todos los miembros de la OMC y en especial a los miembros desarrollados. Su aplicación cabal de las obligaciones emanadas de los acuerdos de la Ronda Uruguay sentarían un buen ejemplo a ser seguido por los demás". El representante de China se refirió a las disparidades entre los países desarrollados y en desarrollo en cuanto a los beneficios percibidos por la liberalización del comercio. "Los intereses y reclamos de los miembros en desarrollo no han sido debidamente tomados en cuenta ni asegurados desde hace largo tiempo. Este fenómeno, por supuesto es desigual e injusto (...) Ya es hora de cambiar esta situación", manifestó. "A nadie le gustaría ver una ronda de desarrollo sólo de nombre. Lo que queremos ver es una ronda de desarrollo en términos reales". Cuando le pidieron sus comentarios finales, Sun dijo que compartía las preocupaciones expresadas por otros miembros del panel sobre los temas nuevos y subrayó que había demasiados temas para la próxima ronda. "La OMC intenta hacer demasiado y lograr demasiado. Cuanto más temas tenemos, más difícil es la tarea. Dudo que podamos llegar el plazo. Tendremos que considerar esto seriamente para hacer que la nueva ronda tenga éxito", expresó. Jagdish Bhagwati, un profesor de la Universidad de Columbia que fue presentado por Moore como "el renombrado economista que ha hecho mucho por demostrar los beneficios de un sistema de comercio multilateral abierto", previno contra la posibilidad de establecer acuerdos bilaterales. Dijo que formalizar acuerdos entre potencias hegemónicas tales como Estados Unidos o la Unión Europea por un lado, y países más pequeños y débiles por el otro, sería "desastroso". Reclamó que se prohibieran, si bien añadió que podría haber acuerdos bilaterales entre países pobres o en desarrollo. Bhagwati también advirtió contra la inclusión de los temas nuevos en la OMC y aseguró que al organismo comercial le convenía resolver el problema de estos temas. De lo contrario, manifestó, "el sistema multilateral caerá en descrédito". Bhagwati citó el ejemplo del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS) y la controversia en torno al tratado, que públicamente pidió sacar de la OMC. Para Tony Juniper, de Amigos de la Tierra Internacional, la agenda de Doha fue una ampliación de la disciplina de la OMC para abarcar inversión, política de competencia, contratación pública y facilitación del comercio, donde los "impactos sobre la gente y el medio ambiente, especialmente en los países en desarrollo y menos adelantados, han sido y podrían ser más negativos que positivos". Amigos de la Tierra Internacional sostuvo la posición de que tal expansión no es necesaria y sólo "serviría para torcer aún más el sistema mundial de comercio en favor de los que tienen, y cada vez más en contra de los que no tienen". Al día siguiente, en una sesión del taller "Nuevos temas del sistema de comercio", las discusiones sobre los temas nuevos de inversión y competencia plantearon una serie de preguntas sobre cómo los acuerdos de la OMC en esos sectores afectarían adversamente a los países en desarrollo. El moderador del taller, Richard Eglin, de la Secretaría de la OMC, intervino para decir que pensaba que la cuestión clave debería ser si los países en desarrollo estarían en mejor posición de negociar los acuerdos de inversión en una situación bilateral o en un contexto multilateral. El embajador de Chile ante la OMC intervino para decir que en la medida que los países en desarrollo son más débiles, sería mejor tener un acuerdo de inversión en la OMC. Sostuvo que la gran mayoría de los acuerdos bilaterales de inversión están dirigidos a proteger la inversión realizada pero no garantizan acceso al mercado. "Es importante concebir un acuerdo en el que podamos ganar en cuanto a acceso, y también tener la aplicación de los principios de no discriminación y transparencia", expresó. Y añadió que hay un valor agregado a las negociaciones sobre inversión en la OMC, a cambio de que en especial la Unión Europea avance en las negociaciones sobre agricultura". Konrad von Moltke, uno de los presentadores del taller, contestó que un acuerdo sobre inversión a cambio de agricultura es una posibilidad, pero advirtió que "a menos que sepamos más sobre los costos de un acuerdo sobre inversión, se trata de un arreglo peligroso". Citó la experiencia de los países en desarrollo en la Ronda Uruguay, donde el trato fue aceptar el Acuerdo sobre TRIPS a cambio de textiles y agricultura, y los países en desarrollo todavía están por ver los beneficios. "Debemos saber si todos llegarán a ver los beneficios", expresó. ¿Transparencia en la práctica? Las discusiones sobre los temas de Singapur o temas nuevos han sido enfocadas en inversión y competencia, y no en facilitación del comercio o transparencia en la contratación pública. Sin embargo, en una de las sesiones, la transparencia de otro tipo se convirtió en tema de discusión. Cuando durante una sesión del taller sobre el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (GATS) un integrante de una ONG se refirió a los documentos de la Unión Europea recientemente filtrados que reclaman a varios países que abran su mercado de servicios a empresas europeas, tuvo lugar un intercambio de palabras entre las ONGs británicas presentes y representantes de la Unión Europea, que tal vez hayan dado a los participantes del taller cierta visión de los procesos de toma de decisiones en la Unión Europea y sus países miembros. Según el delegado belga -quien respondió al comentario del moderador de que los documentos filtrados podían ser bajados del sitio Web de una ONG- los referidos documentos no eran oficiales pues no habían sido discutidos ni acordados por los países miembros de la Unión Europea. También añadió que las ONG no eran las únicas en reclamar por los documentos. De hecho, las primeras fueron las grandes multinacionales. Tal vez esto era un indicio de que se había logrado el equilibrio correcto. El delegado del Reino Unido, John Sims, manifestó que le llamaba mucho la atención que el Departamento de Industria y Comercio británico dijera que no estaba interesado en el desarrollo, ya que el desarrollo era parte fundamental del proceso de toma de decisiones, que también involucraba al Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido. John Hillary, de la organización británica Save the Children (Salven a los Niños), replicó a la intervención del delegado belga diciendo que entendía que el proyecto de reclamos había sido preparado con importantes aportes de los estados miembros. Dijo que había hablado a los funcionarios del Departamento de Industria y Comercio británicos quienes expresaron estar "bastante contentos" con los reclamos porque reflejaban sus opiniones. A la pregunta sobre la agenda de desarrollo, replicó: "no me pregunten sobre eso, lo que nos interesa es hacer negocios". En respuesta a los comentarios del delegado británico, Hillary expresó que tanto al Departamento de Industria y Comercio como al Departamento de Desarrollo Internacional británicos se les había preguntado específicamente si habían realizado estudios o evaluación de impacto en los países en desarrollo, a lo cual respondieron que no. "Si los países en desarrollo estuvieran interesados, harían los estudios por sí mismos", se dijo que habían contestado los funcionarios. Clare Joy, de World Development Movement (Movimiento por el Desarrollo Mundial) expresó que si bien podría apreciar que tal vez la Unión Europea no quisiera publicar documentos que no habían culminado el proceso de consulta, era inaceptable que tales documentos tampoco estuvieran disponibles después de finalizados. "Como ONGs con sede en la Unión Europea, queremos que se nos expliquen las consecuencias de tales reclamos y que exista responsabilidad", declaró. Continuó luego diciendo que los documentos filtrados demostraban que la estrategia de negociación de la Unión Europea en el GATS se refería obviamente a intereses comerciales. También manifestó preocupación por algunos rasgos comunes presentes en los documentos, como la incorporación y utilización de las propuestas de reclasificación y agrupación, que todavía deben ser acordadas dentro de las negociaciones del GATS, y la definición sistemática –para su eliminación- de las limitaciones listadas por los países con relación a sus compromisos específicos, que negaría en los hechos la flexibilidad permitida en el GATS. ----------- Cecilia Oh es representante y Asesora Legal de la Red del Tercer Mundo. |