Crisis financiera | |
La ayuda del FMI a Brasil según la prensa de EE.UU. Un salvataje para los bancos estadounidenses El paquete de 30.000 millones de dólares de préstamo para Brasil del Fondo Monetario Internacional (FMI) servirá, básicamente, para ayudar y proteger a algunos de los principales bancos estadounidenses con mayor exposición en el país sudamericano, anunciaron el 9 de agosto varios medios de prensa de Estados Unidos. Por Chakravarthi Raghavan El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció el paquete de ayuda a Brasil de 30.000 millones de dólares sin exigir el acuerdo formal de los candidatos presidenciales de las elecciones de octubre, contentándose con sus anuncios de apoyo amplio, informaron los diarios estadounidenses The New York Times y The Washington Post. Brasil ya utilizó la mayor parte del préstamo de 15.000 millones de dólares que el FMI le había dado previamente, mientras que el grueso (80 por ciento) del nuevo préstamo estaría disponible sólo después que asumiera el nuevo gobierno y en la medida que continuara la línea política dictada por el FMI sobre un excedente presupuestario primario para pagar los servicios de la deuda, expresaron los informes de prensa. Según medios de difusión de Estados Unidos y Europa, la exposición de numerosos bancos estadounidenses es la siguiente: CitiGroup 12.800 millones de dólares, FleetBoston 11.100 millones de dólares, JP Morgan 2.700 millones de dólares y Bank of America 2.000 millones de dólares. Tanto el CitiGroup como el FleetBoston ya fueron bastante afectados por la crisis de Argentina. Se dice que hay nueve bancos europeos que tienen una exposición de 1.000 millones de dólares en Brasil. The Financial Times no ha dado cifras de las exposiciones individuales de cada banco, pero identificó a las entidades como: Santander Central Hispano y BBVA de España, HSBC y Lloyds TSB del Reino Unido, ABN Amro de Holanda, Deutsche Bank de Alemania, Credit Suisse de Suiza, BNP Paribas de Francia y BNL de Italia. Dos destacadas personalidades involucradas en los "salvatajes" realizados durante el gobierno del presidente Bill Clinton –el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Robert Rubin, quien ideó los paquetes financieros para México, Rusia y algunos países asiáticos, y Stanley Fischer, subdirector gerente del FMI, quien manejó esos asuntos en el organismo multilateral- están ambos ahora en el CitiGroup. Un informe de The New York Times reveló que la administración Bush tenía motivos políticos y diplomáticos para cambiar su postura anterior de "amor rudo" cuando llegó a Brasil. El paquete del FMI, se dijo en el informe, había sido "cuidadosamente estructurado para afectar las próximas elecciones de Brasil, en las que se enfrentan dos prominentes candidatos izquierdistas y habían amenazado con dar un giro al enfoque de libre mercado de Brasil con relación a la economía y el comercio". La mayor parte del préstamo no puede ser utilizado hasta después de las elecciones, y el 9 de agosto los candidatos de izquierda dieron a entender que continuarán las actuales políticas de ajuste presupuestario para satisfacer al FMI. El diario The Washington Post citó a John B. Taylor, subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, quien habría subrayado las "buenas políticas que Brasil ha estado siguiendo" y explicó que el préstamo del FMI está estructurado de manera que puede ser suspendido si el próximo gobierno se embarca en gastos dispendiosos. "Si observan el cronograma de pagos, gran parte de los mismos comenzarán en 2003, y los fondos estarán disponibles solamente si se aplican políticas sustentables", añadió Taylor según el diario estadounidense. En el referido informe se dijo que la esperanza del presidente George W. Bush de negociar un acuerdo de libre comercio gigantesco que abarque a toda América Latina se hubiera abortado si Brasil fuera forzado a incumplir el pago de su deuda. Los dirigentes brasileños ya se habían resistido al llamamiento a crear un acuerdo de libre comercio, y probablemente se hubieran rehusado a iniciar las conversaciones si les hubieran negado ayuda. Según The New York Times, un representante del CitiGroup "no pudo decir si los ejecutivos del banco habían presionado a favor de otorgar a Brasil un paquete de rescate. Pero otros dirigentes de la banca lo expresaron abiertamente". Paul Erdman, en un comentario que realizara en CBS MarketWatch <www.cbsmarket watch.com>, declaró que el rescate de Brasil, junto con la reciente autoridad de negociación por vía rápida que el Congreso concediera a Bush, implicaba que éste "cambiará su programa de impulsar a toda costa una zona de libre comercio en el hemisferio occidental antes del final de su segundo periodo". En la columna, Erdman también añadía: "El hecho de que el rescate brasileño también dio una gran ayuda al CitiGroup y al FleetBoston –que entre los dos tenían cerca de 20.000 millones de dólares en riesgo en Brasil- seguramente no pasará muy desapercibido cuando llegue el momento de juntar fondos para la campaña electoral entre la elite de Wall Street". Un experto en finanzas internacionales que pidió no ser identificado, describió el paquete del FMI como "grilletes" para los candidatos presidenciales brasileños. A la luz de lo que se revelara acerca de la exposición de los bancos estadounidenses, otro experto, comentando el giro radical de Bush y del secretario del Tesoro, Paul O’Neill, quien anteriormente había sugerido que cualquier ayuda a las economías latinoamericanas terminaría en las cuentas de los bancos suizos, expresó: "Tal vez O’Neill descubrió -o sus amigos de Wall Street y del FMI le asesoraron- que el préstamo a Brasil no terminaría en los bancos suizos, sino que, como en México, simplemente permitiría que los bancos estadounidenses cobraran su dinero. Y a diferencia del paquete concedido a México por Rubin y compañía, cuando fue el contribuyente estadounidense el que pagó la cuenta, en este caso son todos fondos del FMI". Si bien el columnista de The New York Times Paul Krugman elogió las políticas actuales de Brasil y el liderazgo del presidente Fernando Henrique Cardoso, y calificó de "imperdonables" los comentarios anteriores de O’Neill, expresó no obstante algunos escrúpulos sobre el préstamo. Una de las razones que manifestó es a quién exactamente se está rescatando, haciendo referencia a la columna de Erdman sobre el préstamo que serviría para salvar a los bancos estadounidenses. De una forma más introspectiva, Krugman se refirió al hecho de que las políticas y reformas económicas del FMI-Banco Mundial-Washington no han funcionado en América Latina y que la población (de México, Brasil y otros países) están ahora peor, con ingresos por habitante por debajo de los niveles de 1980. Y reflexiona: "¿Por qué la reforma no ha funcionado como se prometió? Esa es una pregunta difícil e inquietante". El analista confesó que él también había apoyado gran parte, si bien no todo, el Consenso de Washington, y expresó: "Pero ahora es tiempo, como dice Brad DeLong de Berkeley, de señalar mi fe en el mercado. Y la confianza de que hemos dado buenos consejos (a América Latina y otros países en desarrollo) se ha desvanecido. Uno tiene que simpatizar con los líderes políticos latinoamericanos que quieren atenuar el entusiasmo por los mercados libres haciendo mayores esfuerzos por proteger a los trabajadores y los pobres. Para mí, lo que eso sugiere es que Estados Unidos debería tener mucha cautela en cuanto a lo que espera a cambio de su dinero. Haber sacado a Brasil del borde del precipicio no significa que estemos nuevamente en posición de exigir que los latinoamericanos hagan las cosas a nuestra manera. La verdad es que hemos perdido una gran cuota de credibilidad con nuestros vecinos del sur. Si se nos va la mano, terminaremos por perder lo que queda". No obstante, The Washington Post previno que varios analistas consideran que la deuda de Brasil, que ahora supera los 250.000 millones, es tan abrumadora que en algún momento el gobierno tendrá que hacer alguna reestructura. En el informe se cita a Morris Goldstein, ex economista del FMI y ahora erudito del Instituto de Economía Internacional, quien dijo que debido a que el FMI y la administración no insisten en hacer una reestructura de la deuda, el gran préstamo para Brasil finalmente sufrirá el mismo destino que el rescate concedido un año atrás a Argentina, que cinco meses después terminó desastrosamente en un incumplimiento del pago de la deuda. (SUNS) |