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ILEAP nombra su primer director ejecutivo La iniciativa ILEAP (Abogados y Economistas Internacionales contra la Pobreza), un grupo no gubernamental creado para brindar apoyo legal y económico en asuntos relacionados con el comercio a los países en desarrollo, se pondrá en marcha con el nombramiento de su primer director ejecutivo. La iniciativa enfrentará serios desafíos a su mandato dentro de un sistema internacional de comercio que se inclina a favor del Norte. Por Chakravarthi Raghavan La iniciativa ILEAP (Abogados y Economistas Internacionales contra la Pobreza), un grupo no gubernamental sin fines de lucro que aspira a brindar "experiencia legal y económica responsable, pronta y práctica" a los países en desarrollo para ayudarlos a lograr el desarrollo relacionado con el comercio y la reducción de la pobreza, acaba de anunciar el nombramiento de su primer director ejecutivo, Dominique Njinkeu. Njinkeu, quien es actualmente Subdirector de Investigaciones del Consorcio de Investigación Económica Africana (AERC), con sede en Nairobi, Kenya, se integra a ILEAP luego de una amplia carrera en el campo del desarrollo, con referencia particular a macroeconomía y financiación para el desarrollo; vínculos entre el comercio, la integración regional y la reducción de la pobreza; y negociaciones internacionales. Previamente se desempeñó como Coordinador de Investigaciones de Reseau Politiques Industrielles en Dakar, Senegal, y fue profesor en las universidades de Yaounde, Camerún, Laval de Quebec, Canadá, y Southern Illinois, Estados Unidos. Numerosos mensajes de personas y ONGs en diversas páginas Web alientan a ILEAP y su nuevo director ejecutivo, y le brindan su apoyo. Pero las tareas que deberán enfrentar son más amenazadoras ahora que cuando la idea fue manifestada por vez primera. Mejorar la protección para los más débiles El economista canadiense Gerry Helleiner, uno de los más destacados expertos en temas de desarrollo, fue quien expuso por primera vez la idea de brindar apoyo no gubernamental desde las profesiones jurídicas, económicas y demás, en el año 2000 en la Conferencia Raúl Prebisch de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). Se trata de una línea de acción similar a la de Médicos Sin Fronteras en el ámbito de la salud, con la cual se procura ayudar a los países en desarrollo en el ámbito del comercio y de los temas vinculados con el comercio. La idea buscó ser concretada el año pasado en una reunión realizada en Nairobi. En dicha conferencia, Helleiner se pronunció contra una nueva ronda de negociaciones de la OMC, aún cuando fuera calificada como una "ronda para el desarrollo", y contra negociaciones multilaterales como compromiso único. Helleiner había exhortado a realizar una reforma y reorientación de la OMC, en especial de su gobernanza, para tornarla más transparente y responsable de sus acciones. "Lo que la OMC más necesita, pues, no es ahora realizar esfuerzos por una nueva ronda de negociaciones ‘mundiales’ que, aún cuando sea calificada como una ‘Ronda para el Desarrollo’ por razones de relaciones pública, probablemente, conforme a los acuerdos actuales, sólo recrea los desequilibrios y desigualdades de la última ronda", expresó Helleiner. En la conferencia, Helleiner había recordado que el Acuerdo de Marrakech que establece la OMC fue en sí mismo el producto de una ronda (la Ronda Uruguay), que fue lanzada haciendo alharaca por la importancia simbólica de su ubicación en un país en desarrollo. "¿Y adónde condujo todo eso?", se preguntó. "Por el contrario, lo que se necesita es una pausa en los procesos actuales, para realizar una reconsideración pensada, incluso una redefinición formal, de los propósitos fundamentales de la organización; y una evaluación profunda e independiente de su capacidad actual para lograrlos". Helleiner había propuesto la creación de un grupo nombrado por la Organización de las Naciones Unidas y financiado de manera independiente, para evaluar y reconceptualizar la OMC. También fue muy crítico de los programas de asistencia técnica inadecuados y subfinanciados, la mayoría de los cuales están dirigidos a permitir que los países en desarrollo cumplan las normas de la OMC, y con frecuencia "simplemente a vender las normas de la OMC". No obstante, en tanto la OMC y el sistema de normas internacionales continúe por ese rumbo, es necesario, como una opción inmediata, "buscar mejorar la protección para los miembros más débiles de la comunidad internacional sobre la base de cada caso en particular", manifestó Helleiner y propuso la iniciativa. El académico canadiense también pidió a la sociedad civil que se movilizara y, en lugar de utilizar la protesta callejera para cerrar la OMC, llevara la presión de las ideas para realizar cambios, si bien reconoció que la historia demuestra que los cambios a menudo sobrevienen como resultado de crisis de gran magnitud. Incapaz de reformas En todo caso, entre el concepto que dio forma a ILEAP en la Conferencia Prebisch de la UNCTAD en 2000 y ahora, el sistema de comercio y las normas internacionales que rigen los sistemas económicos se han volcado aún más en contra de los países en desarrollo. Durante ese periodo, la OMC se ha mostrado incapaz de realizar reformas significativas, tan siquiera la adopción de procedimientos muy simples para sus reuniones, lo cual es norma en todas las organizaciones internacionales. El trabajo para mejorar la transparencia internacional en la toma de decisiones en la OMC, en sus conferencias ministeriales y los procesos preparatorias que conducen a ellas, continúa estancado. Y también continúan los furtivos "procesos de sala verde" para imponerse con prepotencia sobre los pocos países miembros que disientan. Además, desde que Helleiner expresó sus opiniones en la Conferencia Prebisch del año 2000, los países en desarrollo han sido arrastrados a iniciar otra ronda de negociaciones multilaterales de comercio, a la que han llamado "Ronda para el Desarrollo". El término se ha utilizado reiteradamente hasta el punto de convertirse en un eslogan. No obstante, no sólo hay muy poco contenido de "desarrollo" en la agenda de negociaciones de la ronda, que fue lanzada en noviembre de 2001 en Doha, sino que desde el año de su inicio, las pocas promesas que se hicieron demostraron ser "promesas que se las lleva el viento". La transparencia y la participación en los procesos de adopción de decisiones sigue siendo letra muerta en la OMC. Los temas de aplicación y trato especial y diferenciado para los países en desarrollo no han cumplido sus plazos de aplicación, y la OMC parece incapaz de lograr nada en el plazo ampliado. El órgano de comercio también ha incumplido un plazo establecido por una decisión aparte en Doha (pero que no forma parte del compromiso único), la Declaración Ministerial Relativa al Acuerdo sobre los Aspectos sobre los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS) y la Salud Pública. Después de 14 meses, todavía no ha cumplido la promesa de que se adoptarían las decisiones adecuadas para que los países con capacidades de fabricación en el sector farmacéutico insuficientes o inexistentes utilicen las flexibilidades del Acuerdo sobre TRIPS para brindar a sus pueblos medicamentos esenciales y al alcance de todos. Los intereses de lucro de las grandes empresas farmacéuticas han demostrado ser más poderosos que los intereses de salud pública de los sectores pobres. Y continúa el espectáculo que se vio antes de Navidad en la OMC, de deliberaciones y negociaciones entre los diplomáticos comerciales acerca de cuáles serían las enfermedades de las que habría que salvar a la gente permitiendo el acceso a medicamentos baratos, y cuáles serían las que sufriría y de las que moriría en caso de no tener el dinero para comprar los medicamentos de los cuales los monopolios obtienen sus ganancias. Se han silenciado críticas y voces disidentes dentro del sistema de la ONU que denunciaban las asimetrías y desigualdades del sistema de comercio y sus normas. Esto ha sido en parte por el arribismo de las secretarías y los intereses de las elites muy ricas que también existen en el mundo en desarrollo, pero mucho más por las acciones de la dirigencia de la OMC y los verdaderos amos de ese organismo: Estados Unidos y la Unión Europea. Ellos han estado interviniendo en las iniciativas de otras organizaciones del sistema de la ONU, para que prevalezca una opinión única postulada desde el poder de los principales países industrializados y sus tácticas "prepotentes". Un ejemplo ha sido el destino de un informe sobre comercio auspiciado por la Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), "Making Global Trade Work for People", que ha tenido amplios aportes de numerosos y destacados especialistas en comercio y economía para el desarrollo, y es el resultado de una amplia serie de consultas a la sociedad civil y otros actores. Las opiniones sobre el sistema de comercio en el informe no son nada revolucionarias, y algunas de ellas, en especial sobre los temas no comerciales que atestan la OMC y la convierten en centro de críticas, han sido expresadas en términos más firmes por numerosos economistas de prestigio, e incluso en algunos sectores -como TRIPS- por ideológicos del libre comercio como Jagdish Bhagwati. No obstante, ni siquiera se ha tolerado ese grado de discrepancia. Según fuentes diplomáticas de Ginebra y Nueva York, la OMC había protestado y se había quejado por el informe del PNUD ante el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y el Departamento de Estado de Estados Unidos también presionó al PNUD y a su administrador, Mark Malloch Brown. El resultado fue que el informe, cuyo lanzamiento fue programado originalmente en Ginebra, debió ser presentado por la Fundación Rockefeller Brother, que había financiado el proceso de consulta. (SUNS) |