Desarrollo | ||||||||||||||||||||||
Brasil El Consejo de Desarrollo Económico y Social Entre las novedades del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil se encuentra la creación de un consejo para temas económicos y sociales. La mitad de sus integrantes son empresarios y participan, además, representantes de sindicatos, organizaciones sociales y ministerios. Por Natalia Ayala Entre las medidas novedosas del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva se encuentra la instalación de un consejo plural con representantes del gobierno junto a la sociedad civil, sindicatos y empresas para abordar los temas sociales y ambientales. La medida ha sido defendida como un paso más en la democratización de la gestión gubernamental en Brasil, aunque ha recibido diversos cuestionamientos por su composición y objetivos. Objetivos, función y estructura El Consejo de Desarrollo Económico y Social (CDES) tiene como objetivo principal crear un ámbito plural, donde se presenten y discutan temas nacionales, se construyan soluciones, se generen respuestas para la administración y se concilien los intereses de los diferentes actores sociales. Los primeros temas a considerar apuntan al desarrollo económico y se espera que el CDES contribuya a lograr el consenso en la sociedad brasilera. Asimismo, el CDES también sirve para orientar directamente al presidente sobre las reformas a instituir, convirtiéndose en un órgano de asesoramiento y consulta. Según las palabras de Lula en la ceremonia de inauguración del nuevo órgano, "el Consejo no es apenas más que un instrumento de debates. Es un espacio muy especial, con una finalidad nueva y precisa. Del mismo forman parte ciudadanos y ciudadanas representativos de diferentes clases sociales, variados sectores productivos, con puntos de vista e intereses no necesariamente coincidentes pero con un objetivo en común: contribuir para que Brasil, haciendo las reformas necesarias, supere la crisis actual y retome de modo sustentable el camino de crecimiento económico y de verdadera justicia social". Por lo tanto, el CDES tendrá participación en todas las decisiones importantes del gobierno, actuando como instrumento de construcción de soluciones. Sus decisiones serán tomadas por votación y mayoría simple. Se espera que el CDES, dada su estructura plural, sirva como canal de representación y expresión de las diferentes percepciones y demandas de la sociedad. Es importante subrayar que el CDES tiene un carácter asesor, no puede imponer medidas ni resoluciones definitivas, y que si bien tiene acceso directo a la Presidencia, su coordinación está en manos del Ministerio de Desarrollo Social. El CDES ha considerado varios temas, y ha optado por tomar en primer lugar a las reformas de la seguridad social propuestas por el equipo económico, seguidas por la reforma tributaria. Integración El CDES consta de 82 miembros y es presidido por el presidente de Brasil. El ex alcalde de Porto Alegre, Tarso Genro, un destacado integrante del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) con amplia actuación en el estado de Río Grande do Sul, fue designado como Secretario Especial de Desarrollo Económico y Social, y actúa como coordinador del CDES. La elección de los miembros del CDES fue realizada directamente por la Presidencia; no existieron mecanismos de autodesignación que partieran desde las organizaciones sociales. Los consejeros fueron seleccionados por el presidente de una lista de 100 posibles candidatos elaborada por Genro. Los criterios de selección se basaron en representatividad nacional y sectorial, capacidad de contribuir con el gobierno, reconocido esfuerzo para el área social. La mitad de los miembros del CDES provienen del sector empresarial, seguidos por los trabajadores (15 por ciento), el gobierno y organizaciones sociales (13 por ciento en cada caso), en tanto los sectores académico, religioso y cultural son minoritarios (siete por ciento de los miembros). El grupo de los empresarios incluye a representantes de las empresas más importantes de Brasil. De sus 41 miembros, 22 provienen de la industria, y siete de la banca y finanzas. Como ejemplo, entre los representantes se cuentan los presidentes de las federaciones industriales de los estados de Río de Janeiro, San Pablo, Paraná y Minas Gerais, junto a los presidentes de algunas de las compañías más grandes de Brasil, tanto nacionales como extranjeras (Gradiente, Telefónica, Telemar, Compañía do Vale do Rio Doce, Alcoa, Companhia Siderúrgica Nacional, Suzano Papel y Celulosa, y Dixie Toga). El CDES también incorpora a los presidentes (o vicepresidentes) de los grandes bancos (ABN Amor Real, Citybank, Santander, Itaú), junto al presidente de la asociación de bancos y el presidente de la bolsa de valores de Sao Paulo (Bovespa). En esta lista se encuentran algunas de las personas más ricas e influyentes de Brasil, como Abilio Diniz (presidente del Grupo Pan de Azúcar) o Roberto Setúbal (presidente del Banco Itaú). Los objetivos del sector comercial son la flexibilización de las leyes de trabajo, pidiendo menores recargos en las planillas salariales. Por parte del sector industrial, se consideran prioritarias las reformas tributarias. En cuanto al sector bancario, apunta a la reforma tributaria como su principal tema. Entre los delegados gubernamentales encabezados Genro se cuentan, además del propio presidente de la República, los ministros políticos (Presidencia, Gobierno, Comunicación y Estrategia, y un representante del gabinete de seguridad), los del área económica y productiva (Hacienda, Planeamiento, Desarrollo industrial y Comercio exterior) y los del área social (Trabajo y Asistencia social). La mayoría de los representantes gubernamentales provienen del área económica del gabinete. Los representantes de los trabajadores incluyen a los presidentes de todas las centrales sindicales brasileras: la Central Unica de Trabajadores (CUT), de donde proviene el presidente Lula, la Confederación General de Trabajadores (CGT), la Central General de Trabajadores de Brasil (CGTB) y Força Sindical. También incluyen al presidente de la CONTAG, el poderoso sindicato de trabajadores rurales, que integra la CUT, y otros representantes, como el presidente del Sindicato de los Metalúrgicos del área industria del "gran San Pablo". Este grupo quiere mantener los derechos de los trabajadores, pero no existe consenso dentro del mismo. Algunos aceptan la flexibilización laboral mientras otros la rechazan. El grupo de las organizaciones sociales es muy diverso e incluye desde ONGs clásicas hasta el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, una de las organizaciones más extendidas y poderosas de Brasil. En este grupo se destacan la Asociación Brasileña de ONGs, y el coordinador de la Asociación de Empresarios para la Ciudadanía (CIVES), Pedro Terual. Finalmente, existe un grupo minoritario asignado para los espacios religiosos, académicos y culturales, donde se encuentran varios profesores universitarios y organizaciones como la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia. La experiencia de un consejo de desarrollo En unos 30 países existen consejos de este tipo, abocados a los temas económicos y de desarrollo. La idea de un consejo plural nació en Francia en 1948, aunque en aquel país funciona vinculado al Poder Legislativo. Otros países que han adoptado consejos de este tipo son Bélgica (1948), Holanda (1950), Italia (1957), Austria (1963), Irlanda (1973), España y Portugal (ambos en 1991). El modelo adoptado por Brasil se basó en la experiencia holandesa. La única diferencia es el número de integrantes, ya que en Holanda cuenta con sólo 33 miembros. En ambos, el objetivo consiste en el crecimiento económico, el desarrollo sustentable, el aumento del empleo y una justa distribución de la renta. Aspiraciones y polémicas Varios sectores brasileños recibieron positivamente la instalación del CDES. Por ejemplo, desde medios empresariales, Gabriel Jorge Ferreira, presidente de la Federación Brasileña de Bancos (Febraban), sostuvo que el CDES "será un importante canal para institucionalizar el diálogo del gobierno con segmentos de la sociedad, contribuyendo al debate de cuestiones fundamentales para el país". Los empresarios consideran al CDES y sus objetivos de diálogo entre la sociedad y el poder público como un importante canal de comunicación social y sostienen que, a pesar de la heterogeneidad de su composición, será posible llegar a un consenso en los debates. Sin embargo, también existieron críticas. En primer lugar, los empresarios superan en número tanto a los representantes de los sectores sociales y sindicales como a los gubernamentales. Puesto que las decisiones se toman por mayoría simple, los sectores minoritarios pueden quedar desplazados, incluso si logran alianzas entre ellos, ya que todos sumados no alcanzan el 50 por ciento de los integrantes. Esa composición hace prever un sesgo en la agenda y resoluciones del CDES y el sector sindical teme que se transforme en un gran foro de defensa de los intereses empresariales. En segundo lugar, se ha advertido que existe un fuerte desequilibrio en la procedencia geográfica de los miembros del CDES. El 46 por ciento proviene del estado de Sao Paulo, seguido por los de Río de Janeiro (siete por ciento), Brasilia y Rio Grande do Sul. Estados como Santa Catarina, Goias, Pernambuco y Alagoas apenas cuentan con el uno por ciento de los miembros del CDES. En cuanto a la frecuencia de reuniones, la misma es limitada. Más allá de los encuentros que tengan los grupos temáticos, el plenario del CDES se reunirá cada 60 días. Pero más allá de estas polémicas, la idea de crear un órgano consultivo que forme parte de la estructura gubernamental es un hecho positivo que se debe subrayar. Su papel de articulador entre la sociedad civil y el gobierno merece ser destacado y constituye un claro avance en la democratización de Brasil. Es importante advertir que el CDES es un paso innovador en el contexto latinoamericano, ya que la mayor parte de estas experiencias se han dado en las naciones industrializadas. La comparación de experiencias internacionales fue de gran utilidad en el caso del consejo brasileño, que ofrece un ejemplo de fortalecimiento democrático, acceso a la información y mayor participación que debería ser seguido por otros países de la región. ------------- Natalia Ayala es analista de información en D3E (Desarrollo, Economía, Equidad y Ecología en América Latina). El informe completo está disponible en: www.globalizacion.org
Composición del Consejo de Desarrollo Económico y Social
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