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Yilmaz Akyüz-UNCTAD Demanda y producción previas a la liberalización comercial Por Chakravarthi Raghavan La economía mundial está estancada -sin recuperación sostenida ni crecimiento rápido -, aunque no se encuentre en un clásico período de declive comercial, y ni el aumento del comercio, ni el del flujo financiero, sirven como estímulo autónomo para la recuperación global, según Yilmaz Akyüz, director de la División sobre Globalización y Estrategias de Desarrollo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). Akyüz sostuvo, en un informe presentado en julio en las reuniones del Consejo Económico y Social de la ONU sobre economía mundial y riesgos para los países en desarrollo, que sólo una respuesta fuerte en términos de política macroeconómica por parte de las economías industrializadas, junto con acciones coordinadas y coherentes a escala internacional a fin de incrementar la demanda, podría sacar a la economía mundial de la crisis actual. En las condiciones actuales, la rápida expansión y liberalización comercial sólo deberían figurar en un marco de acciones de política macroeconómica de las principales potencias si el objetivo es ampliar la demanda y la producción, pero nunca al revés, afirmó. La tan mentada recuperación de Estados Unidos sigue haciéndose esperar, explicó Akyüz, y hay temores de que a los desequilibrios y excesos generados durante el auge de la alta tecnología, en la década del 90, les siga un largo período de crecimiento errático y descontrolado, con altos y bajos, además de una deflación de precios. Por otro lado, las potencias económicas como la Unión Europea y Japón siguen en busca de una dirección política clara y, mientras no la encuentran, es probable que la economía mundial mantenga el mal desempeño de los últimos dos años, e incluso que empeore, advirtió Akyüz. En cuanto al comentario de que la exitosa conclusión de las negociaciones llevadas a cabo en Doha (durante la Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC) y la liberalización comercial sirvieron para disparar la economía, Akyüz expresó sus dudas: según el economista de la UNCTAD, en la coyuntura actual, el aumento del comercio no puede conducir al crecimiento sino que, por el contrario, sólo el crecimiento puede estimular al comercio. El comercio internacional cayó al comienzo del nuevo milenio, "no sólo respecto de la producción mundial, sino también en términos absolutos", subrayó Akyüz. La expansión del comercio mundial en los años 90 estuvo conducida por varios cambios estructurales e institucionales, entre los cuales figuran: una rápida liberalización de las importaciones en los países en desarrollo; la ampliación de las redes internacionales de producción de algunos de los productos de mayor circulación en el comercio mundial; la rápida expansión del comercio industrial entre el Norte y el Sur; y un repunte de la entrada de capitales que permitió que las importaciones hacia los países en desarrollo se multiplicaran más rápido que las exportaciones. Fuerzas similares podrían generar una recuperación del comercio mundial, pero es poco probable que provoquen un crecimiento como el anterior, explicó Akyüz. Las condiciones actuales podrían servir para alentar a algunos países industrializados, que por ahora se niegan a tomar medidas a favor de los países en desarrollo, a volverse más flexibles y a cambiar de postura para que no se pierda la confianza y empeoren aún más las cosas. "Sin embargo, bajo las condiciones actuales, la rápida expansión del comercio y el aumento de la liberalización comercial dependerán, fundamentalmente, de la rapidez de la recuperación de la demanda y la producción de la economía mundial, y no al revés. Poner al comercio antes que al crecimiento y el empleo sólo servirá para cubrir las agendas mercantilistas, algo que el sistema económico de la posguerra supo hacer muy bien", advirtió Akyüz. El economista de la UNCTAD se refirió a lo que denomina "las principales debilidades" de la economía mundial en este momento: los países no pueden emplear a toda la mano de obra disponible, la economía carece de mecanismos de autocorrección, se subutilizan los recursos y escasea la demanda. A pesar de los problemas, la economía estadounidense sigue creciendo, aunque no en toda su capacidad, señaló Akyüz, que además acusó a Europa y Japón de no estimular la demanda interna mediante estrategias de crecimiento a través de las exportaciones. "Hay una falla sistémica, ya que los países que desean hacer importaciones no consiguen los fondos y la financiación; por otro lado, hay una gran cantidad de fondos disponibles y de liquidez", señaló. En cuanto a la caída del dólar frente al euro y sus consecuencias sobre los desequilibrios mundiales, Akyüz sostuvo que las tasas de cambio, así como las políticas cambiarias, sólo corren el desempleo de un sector hacia otro, y eso puede provocar una situación de devaluación competitiva. Desde su aparición, el valor del euro había ido cayendo en relación con el dólar, pero hace poco, alcanzó la paridad y ahora está más alto que el dólar. Sin embargo, éste es un problema del euro, y no del dólar, indicó el economista de la UNCTAD. El mundo está lleno de bienes cuyo valor se estipula en dólares y mucha gente teme que el déficit de Estados Unidos no sea sustentable. Pero cuando uno es deudor en su propia moneda (como Estados Unidos), los acreedores que inician alguna acción en contra pueden salir perjudicados. Hace poco, cuando se enlenteció el flujo de capitales hacia Estados Unidos porque se revirtió el flujo de inversión extranjera directa y la inversión en títulos, muchos gobiernos empezaron a invertir en euros. Las operaciones de los bancos centrales, subrayó Akyüz, son las menos transparentes de los mercados mundiales, pero de lo poco que se sabe, parecería que algunas economías asiáticas resisten al aumento del valor de su moneda interviniendo en los mercados para comprar dólares. Se cree que el banco central de Japón hizo esta operación para evitar que aumentara el valor del yen. Washington ya ha presentado quejas porque Japón intenta superar su crisis exportando a Estados Unidos y manteniendo bajo el valor del yen respecto del dólar mediante intervenciones en los mercados. Como consecuencia de esto, los productores estadounidenses presionan a su gobierno para que tome medidas contra las importaciones japonesas. Con los dólares adquiridos, terminó de explicar Akyüz, Japón empezó a invertir en euros, lo cual provocó un aumento del valor de dicha moneda. Hay fondos paralizados en los bancos y ningún préstamo efectivo destinado al mundo en desarrollo; en cambio, se está produciendo una fuga de capitales del Sur, porque los bancos encuentran que es demasiado alto el riesgo para otorgar préstamos. Debido a la incertidumbre, los bancos y los inversores prefieren bienes líquidos de bajo rendimiento. Si se pudieran superar dichas incertidumbres, la liquidez podría expandirse y habría préstamos. Akyüz mencionó algunas ideas presentadas por la UNCTAD para resolver el problema de la deuda, entre las que se incluye el congelamiento tanto de la deuda oficial, como de la multilateral. "La realidad es que la deuda de varios países en desarrollo no es sustentable y hay que ocuparse del asunto (y anularla) antes de que puedan reanudar el proceso de crecimiento", explicó. Los gobiernos están haciendo algo de esto en el plano nacional, pero se niegan a aplicar la misma medida en el plano internacional. La deuda oficial no es sostenible, pero tampoco lo son muchas de las deudas comerciales de los países en desarrollo. Una asignación de derecho especial de giro del Fondo Monetario Internacional serviría de ayuda, pero Estados Unidos, por ahora, se resiste. En las condiciones actuales, los países en desarrollo no pueden impulsar el crecimiento, aunque liberalicen el comercio y aumenten las importaciones. El impulso de crecimiento debe proceder de las economías más poderosas, que deberían incrementar la demanda doméstica, concluyó Akyüz. (SUNS). |