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South Centre Recursos y
servicio,
Presiones y dependencia El tema del financiamiento, dice el documento, es un elemento central de la lucha por el futuro de Naciones Unidas. El documento del South Centre señala que la intención de la Carta era que el presupuesto de la ONU estuviera financiado sobre bases democráticas y equitativas, principios que no pueden ser menoscabados sin poner en peligro todo el sistema de la ONU. Se pretendía que dicho organismo fuera financiado por una asignación prorrateada entre todos los miembros según su capacidad de contribución relativa. Esto fue unánimemente aceptado desde un principio y fue uno de los principios fundamentales de la democracia social sobre la cual las sociedades industrializadas del Norte establecieron su propio estilo de gobierno y recaudación nacional de ingresos. "Es una obligación intrínseca de la condición de miembro de la ONU aplicable a todos los gobiernos, fomentar una amplia comprensión de esta noción en sus respectivas legislaturas y entre la opinión pública (...) Sin embargo, es precisamente en esos países donde dicho principio está más arraigado, que el mismo ha sido deteriorado en lo que tiene que ver con las obligaciones financieras internacionales". El poder de los aportes La idea primaria de lo que significa la contribución a la ONU ha llegado a un punto en que "aportar la mayor parte" de los fondos del organismo mundial resulta un lugar común y cada vez son más intensos los intentos por obtener derechos y privilegios especiales del tipo que se criticaría con vehemencia dentro de la política nacional. "Determinados países que ostensiblemente aportan la mayor parte de los fondos ahora hablan también de obtener réditos de la ONU por el dinero aportado". "El organismo ha sido llevado al borde de la bancarrota por la retención deliberada de derechos de obligación legal para intentar forzar a la ONU a aceptar determinadas preferencias políticas y administrativas". La experiencia de la ONU en los últimos 50 años, y en especial durante el reciente período, demuestra que no es saludable para la ONU ser "excesivamente dependiente" de las contribuciones de un solo miembro o algunos pocos. El sistema de la ONU, señala el South Centre, no es en realidad "la empresa gigantesca y costosa que comúnmente se alega entre una minoría de países miembros". El total de fondos aportados, tanto voluntariamente como por haber sido asignados, equivale a un presupuesto de menos de 11.000 millones de dólares por año: apenas dos dólares per cápita de la población mundial. El personal de todos los niveles de todos los organismos del mundo, excluidos el FMI y el Banco Mundial que no forman parte del sistema de personal común, no llega a más de 52.000 empleados. Pero los países cuya asignación de cuotas, debido a su mayor riqueza, representa enormes sumas de dinero en términos absolutos y por lo tanto constituye una gran parte del presupuesto de la ONU, pueden tomarla de rehén. "Se necesitan con urgencia fuentes de financiamiento nuevas y estables, apartadas de los procesos presupuestarios directos y las políticas nacionales de los estados miembros", dice el documento. Mientras tanto, se necesitan mecanismos para asegurar el pago de deberes; también habría que introducir salvaguardias institucionales para impedir el abuso que suponga hacer uso de las contribuciones financieras para obtener privilegios y condiciones especiales. Restablecer independencia y excelencia del personal Refiriéndose al servicio civil internacional, el documento señala que uno de los mayores valores de la ONU en el pasado era la relativa independencia y carácter pluralista de su servicio civil internacional altamente calificado. Pero esa situación se ha deteriorado en muchos aspectos y exige ser remediada con urgencia, ya que el servicio civil internacional tiene un papel primordial a desempeñar en la posterior evolución de la ONU. Al igual que en el caso del financiamiento automático, agrega el South Centre, la propuesta de restablecer un servicio civil internacional independiente y altamente calificado, comprometido con la misión mundial de la ONU, puede provocar cierta inquietud entre algunos gobiernos que sienten que con ello la ONU "escapa a su control". Pero la condición de secretaría internacional debe estar al servicio de la organización y sus objetivos, y por lo tanto de la humanidad en su conjunto. Debe estar bajo la dirección y el control colectivo de los gobiernos y protegida de las presiones unilaterales de ciertos gobiernos para dominar e incluso dirigir las secretarías de las organizaciones internacionales. "Por lo tanto, es de máxima prioridad la aplicación de medidas que apoyen el cometido del servicio civil internacional, y a la vez mejoren su calidad y desempeño". Fuente: Red del Tercer Mundo |