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Desarrollo
 
Declaración Oslo-Fjord

Un desarrollo democrático,
equitativo y sustentable


Personalidades noruegas, representantes de gobiernos de Africa, Asia y América Latina y de ONGs del Sur y el Norte se reunieron en Oslo con el fin de buscar alternativas para alcanzar un desarrollo democrático, equitativo y sustentable.

 

La Conferencia de Oslo, efectuada a comienzos del mes de febrero, fue organizada por el Forum Noruego para el Medio Ambiente y el Desarrollo (Forum) y contó con el apoyo del Ministerio Noruego de Relaciones Exteriores. A la misma acudieron representantes de los gobiernos de Cuba, Eritrea, Haití, Palestina, Sudáfrica, Vietnam y del estado indio de Kerala.

Entre los representantes de unas treinta ONGs y de instituciones académicas del Sur y del Norte, asistieron Manfred Max-Neef, rector de la Universidad de Valdivia, Chile, Yash Tandom, representante de la Fort Hare University, Zimbabwe-Uganda, Susan George, directora del Trans National Institute, de Estados Unidos y Xavier Gorostiaga, rector de la Universidad de Managua, Nicaragua. Como resultado de los debates, se efectuó la siguiente Declaración Oslo Fjord:

Mancomunadamente se formularon las siguientes conclusiones y demandas para alcanzar un desarrollo genuino.

Análisis

El sistema neoliberal de mercado predominante ha fracasado como modelo universal para el desarrollo. Las pruebas, a la vez espectaculares y sistémicas, así lo demuestran. El sistema de mercado no regulado, defendido por muchos gobiernos, trasnacionales, empresas y por las instituciones de Bretton Woods genera desigualdades y desempleo a gran escala.

Tan pronto como estos defensores del mercado no reglamentado proclamaron el "milagro", éste estalló; y no han sido capaces de impedir la anarquía y el caos de un sistema que amenaza no sólo las reservas monetarias de los países sino también la planificación de las propias trasnacionales.

Un sistema que coloca al crecimiento por encima de otros objetivos, incluso los valores y el bienestar humanos, destruye las economías en lugar de regenerarlas. Crea incentivos para que el capital busque salarios más bajos y la menor cantidad posible de reglamentaciones. Provoca desigualdades enormes tanto entre los países como dentro de ellos. Genera pobreza, descontento y levantamientos sociales. Destruye el medio ambiente y torna imposible una democracia verdadera.

La desigualdad, la pobreza y la destrucción ambiental son campo fértil para los conflictos violentos. Muchos estados carecen actualmente de la capacidad de resolver conflictos generados bajo estas presiones. El resultado es que casi setenta países en desarrollo sufren violencia política y social, llegando incluso a la guerra civil.

La consecuencia, a escala humana, es un creciente número de víctimas: 47 millones de refugiados y desplazados y una inseguridad intolerable para el ciudadano común.

Durante muchos años la carga de la deuda ha sido insustentable y ha absorbido los recursos que los países necesitan para promover el desarrollo económico y social. A consecuencia de la deuda, en unos noventa países comenzaron a aplicarse programas de ajuste estructural que, lejos de mejorar las condiciones, profundizaron las desigualdades y contribuyeron a la destrucción ambiental.

Los defensores de este sistema exigen una reducción de la intervención del gobierno pero no ofrecen medios alternativos para proteger los derechos humanos de los ciudadanos y su entorno o mejorar el medio ambiente mundial para lograr un desarrollo sustentable.

Alternativas

Quienes respaldan este sistema vacío e incompetente buscan convencernos de que "no existe otra alternativa". Pero se trata tan sólo de una intimidación. Por lo demás, la crisis de este modelo brinda una gran oportunidad. Sus propias fallas y carencias dan margen para rehabilitar el entorno natural, renovar la democracia y aplicar el objetivo de la Carta de las Naciones Unidas de "avance económico y social de todos los pueblos".

No se trata de buscar algún nuevo modelo universal sino de innovar a nivel local y crear respuestas locales a las necesidades de la comunidad, recurriendo a la capacidad y energía de la mujer en pie de igualdad con el hombre, aprovechando tanto las valiosas tradiciones como las nuevas tecnologías.

El tiempo de la energía solar y eólica, renovable y de bajo costo, ya está aquí. La naturaleza cada vez más amenazada, en especial la biodiversidad, los bosques y otros recursos naturales constituyen un capital natural real con un valor que debe ser identificado en la nueva contabilidad económica.

Por encima de todo, "economía" significa administrar los asuntos internos de forma tal que se promueva la empresa pero no la explotación, y la cooperación mucho más que la competencia.

Pero sin una reglamentación política, el sistema de mercado a escala mundial continuará recompensando las conductas irresponsables a las que no les importa el núcleo indivisible de la familia, la comunidad, la nación y la humanidad. Es por eso que el papel del estado se torna vital: algunas de sus funciones deben ser delegadas al nivel local para apoyar un desarrollo centrado en el ser humano; otras deberían recaer en la comunidad internacional y en una Organización de las Naciones Unidas fortalecida.

En particular la legitimidad de las instituciones de Bretton Woods y de la nueva Organización Mundial de Comercio (OMC) depende de que se conviertan en organismos de las Naciones Unidas totalmente responsables y regidos democráticamente. Hasta ahora, sus programas de ajuste estructural han socavado, con demasiada frecuencia, el progreso social, particularmente en el campo de la salud y la educación.

A la luz de las conclusiones que se citan a continuación, consideramos que si se quiere alcanzar mayores posibilidades económicas y políticas deben cumplirse las siguientes condiciones:

La comunidad

Las decisiones gubernamentales que atañen a las comunidades deben ser adoptadas con la mayor participación directa posible de éstas y luego de haberlas consultado a fondo.

Ninguna comunidad empobrecida puede proteger su medio ambiente. Es necesario recuperar la capacidad comunitaria para proteger su propia base natural. Una mayor igualdad es también la llave de la salud ecológica.

Las claves para un desarrollo comunitario efectivo son la igualdad, la democracia, la práctica del holismo -inherente a la vida comunitaria- y la transmisión del conocimiento a través de la creación de nuevas redes de comunicación entre los ciudadanos.

El papel de la mujer en la sociedad civil y la toma de decisiones es esencial para la realización de los valores del desarrollo humano. Su plena participación requiere una transformación de las relaciones de género.

El país

Los gobiernos deben hacer de la reforma agraria la base de economías rurales saludables y asegurar que los pobres tengan acceso al crédito, de manera que el pueblo pueda crear su propio empleo y edificar sus propias comunidades.

Es legítimo que cada gobierno proteja individualmente a su pueblo -particularmente a los agricultores y a las industrias incipientes- de los efectos del comercio no reglamentado.

Por lo tanto, es legítimo que los gobiernos reglamenten el mercado y aprueben toda legislación necesaria para impedir el surgimiento de desigualdades entre sus pueblos.

Una nueva forma de asociación entre el Norte y el Sur exige ubicar en el primer lugar a las culturas, opciones de desarrollo y estrategias de los países en desarrollo, y no a las de los especialistas, consultantes y empresarios del Norte. Los gobiernos deben concebir sus propias estrategias de desarrollo y prioridades a las cuales las instituciones de Bretton Woods y todos los demás organismos externos deben adaptarse, y no al revés.

Los gobiernos deben crear sistemas de contabilidad ambiental que calibren la condición de su capital natural y controlen su uso.

El plano internacional

Es necesario reconocer que la diversidad cultural es un bien universal y fuente principal de nueva fuerza, nuevos actores y modelos de desarrollo sustentable.

Las instituciones de Bretton Woods deben ser totalmente transparentes y rendir cuentas de sus políticas a través de mecanismos supranacionales de monitoreo y control.

"Nosotros, los pueblos de Naciones Unidas" debemos elegir a nuestros representantes ante la Asamblea Parlamentaria de Naciones Unidas junto con los organismos de gobierno ejecutivo actuales.

En el sistema de Naciones Unidas deberá instalarse un mecanismo internacional efectivo para promover energía renovable.

Es necesario reanudar a la brevedad la tarea de completar el Código de Conducta para las Empresas Trasnacionales.

Las actuales relaciones internacionales de poder existentes no permiten la realización de estos objetivos. Es por eso que convocamos a los ciudadanos, organizaciones no gubernamentales y dirigentes políticos a reconocer que el sistema actual abrió el abismo más peligroso de la historia de la humanidad, entre una minoría rica y consumista por un lado, y una mayoría empobrecida en el Sur, pero también, y en forma creciente, en el Norte.

Nunca ninguna nación dividida de tal manera permaneció estable. No existe frontera o fuerza que pueda soportar la desesperación y el resentimiento que actualmente está generando este sistema fallido.

No tenemos mucho tiempo. Estamos a punto de dejar a nuestros niños un mundo en el cual nosotros no querríamos vivir. Pero la fuerza moral de los pueblos de los países cuya presencia entre nosotros ha convertido a esta reunión en un evento memorable, nos infundió ánimo. Compartiendo la responsabilidad, podemos extraer de la crisis que estamos viviendo la creatividad necesaria para hacer una comunidad universal que realmente funcione. Es lo menos que podemos hacer.

Fuentes: SUNS/IPS

Nota: Esta declaración fue presentada a los participantes en la última sesión de la Conferencia. Todos los participantes, gubernamentales y no gubernamentales, expresan que aprobaron las condiciones tendientes a lograr un mayor desarrollo económico y político. La mayoría aceptó el contenido de la primera sección analítica. Dos miembros no gubernamentales expresaron reservas concretas sobre la declaración en su conjunto.


Sueños y realidades

Discurso pronunciado en la Cumbre Social de Copenhague por el presidente de Cuba, Fidel Castro Ruz:

"Toda la vida es sueño, y los sueños sueños son", dijo hace siglos Calderón de la Barca, famoso dramaturgo español. Independientemente de las nobles intenciones de los aquí presentes, en un mundo donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres; donde unos países reciben por sus materias primas y productos básicos precios cada vez más baratos y otros venden sus productos elaborados cada vez más caro; donde la deuda externa de los menos favorecidos por la fortuna crece incesantemente y alcanza ya la cifra increíble de un millón quinientos mil millones de dólares; donde las tasas de interés suben arbitrariamente de día en día; donde la población crece explosivamente en las áreas más pobres; donde los capitales se fugan en cifras crecientes de los países pobres a los ricos; donde los robos de cerebros son continuos allá donde más se necesitan; donde la mujer, el indio, el negro y otras etnias son discriminados; donde el caos y la anarquía reinan bajo las ciegas y salvajes leyes del mercado, no puede haber desarrollo social.

Donde falta humanidad, no puede haber derechos humanos. Donde impera el egoísmo, no puede haber solidaridad. Donde las sociedades de consumo y despilfarro se establecen como modelos para una población que ya rebasa los cinco mil setecientos millones de seres humanos, no puede haber ni medio ambiente que se preserve, ni recursos naturales que no se contaminen o agoten, ni desarrollo social posible. [...]. Es mentira, puro engaño.

[...]

Cuba, criminalmente bloqueada porque no comparte las ideas de su poderoso vecino del Norte y que perdió más del 70 por ciento de sus importaciones con la desaparición del campo socialista y de la Unión Soviética, no ha cerrado una sola escuela, un hospital, un asilo de ancianos, un circulo infantil. A pesar de que somos un país pobre, contamos hoy con el más alto per capita de maestros, médicos, instructores de arte y de deportes entre todos los países del mundo. Nuestra mortalidad infantil es de menos de 10 por cada mil nacidos vivos. No hay analfabetos, y las perspectivas de vida se elevan a 75 años. Hemos vivido una experiencia. Podemos hablar. Lo que queremos los que aquí nos reunimos, es posible; pero hace falta algo más que promesas, resoluciones y declaraciones: hace falta: voluntad política y hace falta justicia, no solo dentro de cada país, sino también entre todos los países. Repártanse mejor las riquezas del mundo entre todas las naciones y dentro de las naciones; establézcase una verdadera solidaridad entre los pueblos, y solo entonces nuestros sueños de hoy podrán ser realidades de mañana.

Muchas gracias.


 

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