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Informe interno Fracaso del BM en México
por Pratap Chatterjee
En 1949 México pasó a ser el segundo cliente del Banco entre los países en desarrollo, después de Chile, cuando pidió prestado 10 millones de dólares para obras de desarrollo en energía eléctrica. Desde entonces continuó siendo el segundo cliente, después de India, con un volumen de préstamos de 23.400 millones de dólares en los últimos 46 años. En términos de los resultados de los préstamos, México fue uno de los peores. Su índice de fracaso del 32% para 1992, fue un 23% mayor que la media, del 26%, de todos los clientes del Banco en el mismo período. "Durante fines de los 70 y los 80, el Banco prestó a México más de lo que correspondía a su capacidad de absorción. Como resultado, una gran cantidad de proyectos fueron catalogados como insatisfactorios y/o sujetos a cancelación", se afirma en el informe. Efectos "tremendos" Otros economistas han tenido una visión más indulgente, como la del especialista en temas de deuda Rudiger Dornbush y el banquero inversionista Steve Marcus. Según ellos, sin embargo, el plan de ajuste económico dispuesto por el Banco Mundial y el FMI en el mismo período tuvo efectos "tremendos". Durante los cuatro años de presidencia de Lewis Preston, recientemente fallecido de cáncer, el Banco intentó mejorar el índice de logros de sus préstamos para proyectos, en parte reduciendo la presión sobre el personal para ampliar la cartera de préstamos. Los esfuerzos de Preston fueron el resultado de un estudio interno llevado a cabo en 1992, que exhibió un índice de fracasos del 37,5% en los proyectos del Banco aprobados en la década anterior. El informe de 184 páginas -que según dijeron a la prensa funcionarios del Banco, no será publicado- sostiene que el Banco tuvo poca influencia sobre México hasta 1970, porque la economía mexicana, que estaba creciendo un 6% por año, no buscaba asesoramiento externo. Si bien la economía comenzó a debilitarse al promediar la década de los 70, México todavía se cuidaba de hablar de política económica con el Banco. En 1976, cuando con el auge del petróleo los dólares comenzaron a inundar la economía mexicana, había menos razones aun para hablar con el Banco. Buenos consejos, pero... En ese entonces México amplió PEMEX, la compañía petrolera estatal, con la ayuda de préstamos extranjeros, entre ellos un préstamo de 1.200 millones de dólares otorgado en 1977 por 74 bancos internacionales. Pero el país se negó a ofrecer información al Banco Mundial sobre la deuda de PEMEX. El Banco aconsejó a México que no expandiera su sector petrolero demasiado rápidamente, y le advirtió que la economía del país se estaba volviendo demasiado dependiente del petróleo. Pero el informe del departamento de evaluación de operaciones da a entender que pocos años después el Banco ignoró su propio consejo, sumándose a la fiebre de préstamos a México. La participación del Banco Mundial en la deuda mexicana se redujo del 18,2% en 1970 al 5,8% en 1978, y a partir de entonces comenzó a repuntar nuevamente. En 1980 el Banco aprobó préstamos del orden de los 253 millones de dólares. Al año siguiente se aprobaron nuevos préstamos por valor de 1.100 millones de dólares, a pesar del temor de los funcionarios de que México no pudiera absorberlos. Presión por la liberalización El estudio afirma que la influencia del Banco aumentó notoriamente después de la crisis de la deuda en 1982, cuando aunó sus fuerzas a las del Fondo Monetario Internacional (FMI) para rescatar la economía mexicana. En 1992, México debía al Banco el 15,7% de su deuda. En los años siguientes el papel del Banco continuó creciendo en México. Uno de sus primeros logros fue persuadir al gobierno de reducir drásticamente los obstáculos comerciales estableciendo un 20% uniforme, y a sumarse en 1986 al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT). Para facilitar esas medidas, el Banco otorgó dos préstamos de 500 millones de dólares en 1985 y 1987. Entre 1985 y 1990, el Banco ayudó a conseguir 9.500 millones de dólares de préstamos para ajuste estructural, según el informe referido. Haciendo una retrospección, el informe señala que el desarrollo mexicano no logró "ofrecer puestos de trabajo suficientes para su creciente mano de obra y (...) brindar una red de seguridad social adecuada". Coinciden visiones críticas Este análisis coincide con el de las críticas más duras. En su libro "Dark Victory", la versión original en inglés y "Amarga Victoria" en su traducción al español, el economista filipino Walden Bello dice que el ajuste del Banco fue una de las principales razones por las que México no pudo cubrir la desigualdad de la distribución del ingreso. "Estas condiciones hundieron a la mitad de la población por debajo de la línea de pobreza (...) el país quedó atrapado en un círculo vicioso de menos consumo, menos inversión y menos producción", escribió Bello. Las estadísticas citadas por Carlos Heredia y Mary Purcell en un estudio de diciembre de 1994 sugieren que los recortes provocados por el ajuste en el sector de la salud dieron como resultado casi la triplicación de las tasas de mortalidad infantil como consecuencia de la mala nutrición entre 1980 y 1992. Relaciones tormentosas Las negociaciones entre el Banco y México en materia de política económica fueron con frecuencia dificultosas. El personal del Banco afirmó ante el departamento de evaluación de operaciones que sus propuestas a veces eran "socavadas por la administración" mexicana. El gobierno mexicano efectuó acusaciones similares. En entrevistas con el departamento de evaluación de operaciones, funcionarios mexicanos expresaron que a veces la administración del Banco se descolgaba con "sorpresas" en las últimas etapas de las negociaciones de los préstamos. También dijeron que el Banco muchas veces comenzaba negociando temas menores y luego trataba de dar otro paso para lograr que el gobierno coincidiera en temas más generales. En los 44 años del período evaluado, el 75% de los 163 préstamos del Banco se destinaron a proyectos específicos. De ellos, el departamento de evaluación de operaciones estudió exhaustivamente 31 proyectos, de los cuales sólo un tercio fueron considerados "sustentables" por los autores del estudio. El resto eran no sustentables o inciertos, según el informe. Torpezas e ineficiencias El sector con peor desempeño fue el de la agricultura, donde el 50% de los proyectos se calificaron como insatisfactorios. Un ejemplo clásico ocurrió cuando nueve misiones sucesivas del Banco señalaron que una represa de un proyecto de riego financiado por el Banco estaba siempre vacía, cuando se suponía que debía estar llena. Resultó que la represa tenía una filtración. Pero este "gran problema que enfrentaba el proyecto", como señaló delicadamente un informe anterior del referido departamento, fue ignorado porque el personal del Banco estaba muy ocupado tratando de asegurar que se instalaran los servicios agrícolas y el cobro del agua. Otro ejemplo de los años 80, criticado por el departamento de evaluación, fue el de desarrollo rural integrado de Papaloapán. Aumentó siete veces el tamaño de su diseño inicial, y los costos crecieron proporcionalmente de 26 millones a 138,5 millones. No obstante, el proyecto se interrumpió tres años después de la fecha de terminación prevista. El fracaso se atribuyó a la "presión del Banco para que se actúe rápidamente". Fuente: SUNS/IPS |