Ayuda | |
Los cortes en la ayuda traerán futuras crisis
El ICVA es uno de los tres organismos de desarrollo europeos privados (los otros son ActionAid, británico, y Eurostep) que encomendaron el informe "The Reality of Aid 95" (La realidad de la ayuda de 1995), publicado en París a mediados del mes de junio. Los resultados del informe, basados en gran medida en las cifras comparativas de ayuda para el desarrollo de 1992 y 1993, contaron con la colaboración de organismos de desarrollo privados de 21 estados industrializados. Las cifras confirman las presentadas este año por el Comité de Asistencia para el Desarrollo (CAD) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que señalaban una caída de la ayuda oficial al desarrollo de 61.000 millones de dólares en 1992 a 56.000 millones en 1993. Economías de rápido crecimiento Para Judith Randel, de Development Initiatives y autora del estudio, ésta es una de las preocupaciones. La otra es que "la ayuda sigue dirigida al financiamiento privado hacia las economías de rápido crecimiento" de Asia, por ejemplo, en lugar de dirigirse a las economías débiles del continente africano. Según Randel, Africa ha perdido anualmente aproximadamente 1.000 millones de dólares, mientras la ayuda al este asiático trepó al 20%. "El problema con la disminución de la ayuda es que el peso recae en los más vulnerables". Dirigiéndose a periodistas en París, Randel manifestó que la asistencia para el desarrollo siempre ha sido "un campo de batalla entre desarrollo sustentable, intereses comerciales y decisiones políticas" y en la medida en que se trata de "un recurso escaso(...) debería ser para los países que no pueden acceder a otros recursos". Especialmente ahora que este "recurso escaso" se tornará aun más escaso en muchos casos. En términos generales el informe se apoya en las cifras de 1993, pero la sección de estudios por país ofrece datos más recientes. La ayuda de los Siete El informe anticipa "reducciones drásticas" a la ayuda que brindará Estados Unidos en los próximos años. Rollason elogió al presidente Bill Clinton de Estados Unidos por haber vetado un proyecto de ley de "autorización" de ayuda exterior de dos años que había sido aprobado días antes en la Cámara de Representantes. Ese proyecto de ley, destinado a abolir la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID), de Estados Unidos, imponía un recorte generalizado del 35% a la ayuda a los países pobres. Según el informe, la ayuda de Estados unidos se redujo un 19% en 1993 -comparada con 1992-, a 9.700 millones de dólares. El informe afirma que Alemania, la mayor potencia económica europea, en 1995 reducirá el porcentaje de ayuda que brinda al Africa subsahariana del 35,8% de 1993 a 26,5%. Y si bien la cifra general de ayuda de Francia experimentó un leve aumento, gran parte de la misma está destinada a la condonación de la deuda, yendo así a parar al tesoro francés. Francia podría alcanzar el objetivo de la ONU del 0,7% del Producto Nacional Bruto (PNB) como ayuda "si bien reduciendo sus pagos netos a los países en desarrollo", dice el informe. También se indica que Gran Bretaña reducirá su asistencia a Africa en un 17% en los próximos tres años. De igual modo, Canadá eliminó la ayuda bilateral a siete estados pobres africanos en el presupuesto de 1995 que cercena el 15% de la asistencia para el desarrollo de 1994, y se esperan mayores recortes aún. Los italianos también están cambiando su centro de interés del Africa subsahariana al Mediterráneo, mientras que España se concentra en los países en desarrollo más ricos, según el informe. Japón, el mayor donante con 11.300 millones de dólares en 1993, aumentó este año la ayuda en un 1% en términos de dólar pero la disminuyó en 11,4% en términos de yen. Cuando se realizó la Cumbre sobre Desarrollo Social de Naciones Unidas, en el mes de marzo en Copenhague, los dirigentes de los países ricos y pobres se comprometieron a erradicar la pobreza "como un imperativo ético, social, político y económico", dijo Rollason. Y sin embargo, agregó, en realidad los países industrializados dirigen su ayuda a las "historias exitosas" del mundo en desarrollo, en lugar de hacerlo hacia los países más pobres y a los pobres dentro de los países en desarrollo. Cumplen la meta del 0,7% Halle Jorn Hanssen, de Eurostep, afirmó que tan sólo cuatro países sobresalen por la cantidad y calidad positiva de sus compromisos de ayuda. Dinamarca, Holanda, Noruega y Suecia dan más del 0,7% de su PNB, el objetivo recomendado en la Cumbre de la CNUMAD realizada en 1992 en Rio de Janeiro, y eso a pesar de las dificultades económicas internas, declaró. La ayuda de Dinamarca alcanzó en 1994 el 1% de su PNB y el país se comprometió individualmente a reducir la pobreza. La ayuda de Holanda es del 0,8% del PNB, un poco más baja, pero los cambios políticos plantean dudas sobre su futuro. Noruega otorga más del 1% del PNB en concepto de ayuda, con énfasis particular en los temas de la mujer en el desarrollo, medio ambiente y procesos democráticos. Suecia, que destina el 0,9% de su PNB a la ayuda, la congeló en 1994 debido a la crisis financiera pero promete aumentarla al 1% en un futuro cercano. Mientras tanto, otros 17 miembros de la DAC han congelado o recortado profundamente sus programas de ayuda. La ayuda que vuelve a casa Randel también criticó el hecho de que aproximadamente el 25% de la ayuda para el desarrollo está "condicionada" por requisitos de que el país receptor compre bienes o servicios en el estado donante. Un sistema de ese tipo deja muy poco dinero en el país en desarrollo y cuesta a los contribuyentes del país donante un 15% extra debido al tipo de licitación no competitiva, manifestó. La reprogramación de la deuda, si bien es "vital en sí misma" también se traga una gran parte del dinero para necesidades básicas; representa un quinto de la ayuda para el desarrollo de Francia y el 60% de la de Portugal. La asistencia a los refugiados que llegan a los países ricos también sale de presupuestos de ayuda en la mayoría de los casos, así como la ayuda de emergencia para los países en desarrollo azotados por conflictos o desastres naturales. Randel dijo que los ciudadanos particulares deben hurgar en sus bolsillos cuando los países están en grandes aprietos -como ocurrió con la crisis de Rwanda el año pasado- pero los gobiernos sólo sacan parte de lo que asignaron para el rubro ayuda. En la conferencia de prensa, los tres activistas rebatieron la noción de que los contribuyentes de los países industrializados ya no se preocupan por financiar la ayuda para el desarrollo. El público está dispuesto a ayudar a los pobres, dicen, pero los políticos utilizan los fondos con fines políticos o comerciales. Beneficios duraderos "La tragedia es que la experiencia de las organizaciones no gubernamentales demuestra que la ayuda puede traer beneficios duraderos", declaró Randel. Por ejemplo, en Pakistán, con 30.000 dólares es posible extender por un año la educación de 1.000 niñas que podrían entonces tener la expectativa de aumentar en un 20% sus salarios cuando salgan al mercado laboral. Ese mismo dinero contribuiría también a programas de salud y familia y podría lograr que anualmente hubiera 60 muertes infantiles menos, tres muertes maternas menos y 500 nacimientos menos, expresó. Pero Randel es optimista. "Creo que se avizoran signos de cambio. La gente no quiere dejar a sus niños un mundo en el cual 1.500 millones de personas viven con menos de un dólar diario". Además, cada vez más gobiernos de países en desarrollo evitan embarcarse en proyectos faraónicos, combaten la corrupción y adoptan como prioridad la satisfacción de las necesidades básicas y el alivio de la pobreza. Suzanne Humberset, presidenta del Centro Francés de Investigación e Información para el Desarrollo, dijo que los organismos privados deben trabajar en forma más abierta y democrática en cuanto al control de la ayuda brindada por los gobiernos del Norte y del Sur y por los organismos de ayuda. "Los países más vulnerables quedan fuera del sistema internacional", advirtió. Fuente: SUNS/IPS |