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Desarrollo
 
Europa Occidental

Crecimiento lento
con desempleo en aumento

Durante 1995 el crecimiento de las economías de Europa Occidental fue fluctuante y para 1996 el crecimiento de la producción rondará el 2,5%, más lento que las previsiones oficiales, afirma la OCDE

por Chakravarthi Raghavan


Este panorama a corto plazo es contrario a la mayoría de los pronósticos de hace un año atrás y, con este índice probable de crecimiento del PIB, los gobiernos enfrentan la "perspectiva socialmente preocupante" de un renovado aumento del desempleo, advierte la CEE.

El enlentecimiento y la pérdida de impulso en Europa se han manifestado en una etapa muy temprana de la recuperación cíclica que comenzó a mediados de 1993, y se relaciona claramente con la tendencia general deflacionaria del proceso de integración de la Unión Europea, y especialmente con el criterio del Tratado de Maastricht de una Unión Monetaria Europea y una moneda única.

Si bien lo expresa con suma cautela, la CEE responsabiliza de la desaceleración y del agravamiento de las perspectivas de empleo a las metas de Maastricht para los criterios de convergencia hacia la Unión Monetaria Europea, y a las presiones de ajuste fiscal que ha impuesto a los gobiernos para alcanzar los objetivos antes de fines de 1996.

Advertencia contra la rigidez de Maastricht

La CEE suma su voz a la de otros al reclamar una extensión de la fecha de convergencia, adaptando la velocidad y el momento del proceso de ajuste sin abandonar las metas fiscales.

Los intentos de mayor rigor fiscal de los gobiernos de Europa occidental -para alcanzar a fines de 1996 los objetivos fiscales del Tratado de Maastricht- se iniciaron aún antes de la maduración de la recuperación cíclica. Este hecho, junto a las fluctuaciones de las tasas de interés y los avatares de los mercados cambiarios, afectó la confianza de los círculos comerciales y de los consumidores, que decayó sistemáticamente durante los primeros nueve meses de 1995, sostiene la CEE.

Además, continúa advirtiendo, es bastante probable que las controversias públicas sobre los objetivos de Maastricht y las dudas más generales sobre el futuro curso de la integración europea tengan un efecto negativo en la confianza y en las expectativas del ámbito comercial, y es probable que se debilite la confianza del consumidor dado el deterioro de las perspectivas del mercado laboral.

Bajas perspectivas de crecimiento y empleo

Esto significa que las economías de mercado, sobre todo de Europa Occidental, enfrentarán perspectivas a la baja en el sector del empleo. Se produciría un agravamiento del desempleo, que tuvo una mejora mínima de un 10,9% en el tercer trimestre de 1994 a 10,6% en el segundo trimestre de 1995.

La desaceleración europea de 1995 no había sido anticipada. En 1994 había habido una expectativa general, expresada por todos los voceros, incluida la CEE, en cuanto a ciertas perspectivas de recuperación, con una aceleración del crecimiento de la producción en 1995 de un 3% anual, comparado con el 2,5% de 1994.

Pero las actuales previsiones plantean una tasa de crecimiento más o menos incambiada en 1995 y una posible desaceleración de los pronósticos nacionales oficiales de un crecimiento promedio de 2 y 3/4%.

Si bien actualmente nadie predice una recesión, el panorama es de una tasa de crecimiento constante de alrededor del 2,5% en Europa Occidental, un enlentecimiento de aproximadamente 2% en Estados Unidos, y de una salida gradual de la recesión para Japón.

En materia de desempleo sólo hubo pequeños logros. En Europa Occidental, el aumento total del empleo en 1995 llegaría a un 1%. Habrá un pequeño aumento de la demanda de empleo en Francia y Gran Bretaña; estancamiento en Alemania e Italia; un firme crecimiento de la demanda de mano de obra en Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Holanda, Noruega y España. La creación de trabajo ha sido escasa en Estados Unidos y no ha habido prácticamente aumento del empleo en Canadá.

Con una demanda de mano de obra generalmente débil, las tasas de desempleo han permanecido elevadas. En Europa Occidental se han estancado en un 10% desde comienzos de 1993, y actualmente hay "pocas perspectivas de una reducción significativa en 1996".

La mayoría de los nuevos puestos de trabajo creados desde la recuperación actual han sido de naturaleza temporaria, tal como ha ocurrido en Estados Unidos. Si bien las razones no son enteramente claras y podrían variar según el país, algunas causas estarían en el cambio estructural en la composición de la demanda de mano de obra, destinado a aumentar la flexibilidad en la utilización de los factores. Otra razón es la vacilación de los empleadores ante las moderadas expectativas de crecimiento del producto a mediano plazo.

La tasa de crecimiento mínimo para impedir que continúe aumentando el desempleo se ubica en 2,5 a 3%, mientras para lograr una caída significativa del desempleo es necesario un período de crecimiento de 3 a 3,5%.

Esa perspectiva no se avizora por el momento. Para las economías de mercado de Occidente, tomadas en su conjunto, el PIB real podría aumentar un 2,25% en 1996 con respecto a 1995, anuncia la CEE.

Los pronósticos y los riesgos

Estos pronósticos, continúa el organismo, están sujetos a los riesgos tradicionales de nuevas crisis en los mercados cambiarios, con repercusiones negativas en el gasto. Además se suma la fragilidad del sistema financiero de Japón, las dudas crecientes sobre la futura fuerza de la demanda interna de Europa Occidental debido a las políticas fiscales restrictivas, y el sombrío panorama del mercado laboral.

Si bien por el momento no parece haber mucho peligro de recesión, la CEE señala que en lugar de una corta pausa de mitad de ciclo, las economías de Europa Occidental están experimentando una desaceleración hacia una moderada tasa de expansión económica que podría persistir durante algún tiempo.

En términos de eficiencia económica y bienestar social, la perspectiva de un agravamiento del desempleo antes de que el repunte cícliclo haya siquiera madurado debe considerarse una falla importante de la política, observa la CEE.

Reestructura de presupuestos y reducción de tasas de interés

Pero las autoridades de Europa Occidental no se dejaron prácticamente ningún margen de maniobra. Si bien podría esperarse que las tasas de interés se mantuvieran un poco más, cualquier intento de apresurar su baja está limitado por objetivos y temores cambiarios, especialmente de los bancos centrales, de instalar una nueva oleada inflacionaria.

La política fiscal está constreñida no sólo por la dimensión de los déficits existentes sino porque a los mismos se agrega la necesidad de reducirlos (así como la relación deuda fiscal-PIB) según los criterios y el cronograma del Tratado de Maastricht.

Si el crecimiento realmente se enlentece, se enfrenta la perspectiva de un renovado aumento del desempleo, con la consiguiente alteración social que provoca.

La CEE sugiere que una forma de resolver el dilema causado por la situación fiscal actual sería regular los mayores esfuerzos de consolidación fiscal de manera que coincidan con el auge del ciclo económico. Esto podría hacerse adaptando las fechas planteadas para la convergencia a los criterios de Maastricht, lo cual no implicaría abandonar los objetivos fiscales sino simplemente ajustar la velocidad y las fechas de los procesos de ajuste.

En la medida en que se han expresado las dudas en cada caso -en términos puramente técnicos- en cuanto a la viabilidad del calendario actual, los plazos mayores para lograr los objetivos permitirían alcanzar una política a mediano plazo más equilibrada destinada a reestructurar tanto los aspectos del ingreso como del gasto de los presupuestos gubernamentales.

Otra posibilidad es bajar las tasas de interés en Europa Occidental de manera constante y coordinada. Esa medida ayudaría a reducir los riesgos de la inestabilidad de los tipos cambiarios, que sería un gran peso para cualquier país que estuviera tentado a actuar por sí solo, y podría ser un objetivo a buscar mientras se mantienen los intentos de corregir los déficits fiscales.

"Lamentablemente", agrega la CEE, "no hay opciones fáciles de política, pero si los gobiernos quieren reducir en serio el enorme despilfarro de recursos y la amenaza a la estabilidad social planteada por los altos niveles de desempleo, entonces este problema necesita ocupar un lugar más preponderante en las prioridades de la política económica".

(Fuente: SUNS)


 

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