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Guerra comercial China no se
amilana
Como consecuencia, la compañía asumió una deuda de 100 millones de dólares que permitiera continuar con la construcción de los aviones. Después, en el correr del mes de abril, durante una visita del premier chino Li Peng a Francia, éste encargó al consorcio europeo Airbus Industrie -el mayor competidor de la empresa Boeing, con sede en Seattle- un pedido de 33 aviones en un acuerdo por un valor de 1.500 millones de dólares. Se entendió que el pedido fue un rechazo a la Boeing. "Debo decirle que me decepciona el último pedido de aviones Airbus que hizo China", declaró Ronald Woodard, presidente de Boeing, durante una visita a Beijing después de haberse anunciado el acuerdo. Hasta las últimas consecuencias "Es obvio que los chinos consideran que la política es parte de la ecuación comercial", declaró un banquero estadounidense radicado en Beijing. "Están dejando en claro que si se agrava el clima político, los negocios podrían dirigirse hacia la competencia europea". Si Estados Unidos amenaza entablar una nueva guerra comercial con China, los analistas dicen que Beijing cumpliría su amenaza de represalia, y hasta las últimas consecuencias si es necesario. Opinan, además, que como éste es un año electoral en Estados Unidos, el presidente Bill Clinton seguramente no estará proclive a seguir dilatando el tema. En efecto, establecieron comparaciones con la confrontación de 1992, cuando las discusiones se centraron en la condición comercial de nación más favorecida (n.m.f.), que vuelve a ser el tema. En ese entonces, el candidato demócrata Clinton amenazó con revocar la condición comercial de n.m.f. para castigar a China por la denuncia de violaciones de los derechos humanos. Sin embargo, después de la victoria electoral y presionado por los empresarios estadounidenses, Clinton se desdijo y renovó los privilegios comerciales de China. Ahora se ha vuelto a trazar la línea de batalla. Las presiones de EEUU Estados Unidos manifestó que a mediados de mayo publicaría una lista preliminar de importaciones chinas por valor de 3.000 millones de dólares, que podrían ser afectadas por el aumento de aranceles de 100% impuesto por las sanciones. Pero ese aumento de los aranceles a las importaciones comenzaría a tener efecto en junio, dando tiempo a reducir el valor de los bienes afectados a 2.000 millones de dólares. Washington intenta forzar a Beijing a aplicar de manera más estricta un acuerdo firmado en febrero de 1995 por el cual China se comprometía a frenar la piratería de discos compactos, casetes de video, programas de computación y otros productos. Beijing sostiene que ha hecho avances en este campo, especialmente en el sur de China, donde está ubicada la mayoría de las fábricas piratas. Las renovadas tensiones comerciales surgieron por disputas entre Beijing y Washington en una serie de frentes. En las últimas semanas, Beijing lanzó severas advertencias de que la arenga de Estados Unidos por violaciones de los derechos humanos, piratería de derechos de autor y venta de armas nucleares pone en riesgo el acceso de Estados Unidos al pujante mercado chino. Enérgica respuesta China advirtió que contrarrestaría la acción de Washington en caso de que éste continúe amenazando con imponer sanciones de castigo a China por no cumplir el acuerdo del año pasado de proteger los derechos de propiedad intelectual de Estados Unidos en el mercado chino. "Si Estados Unidos decide imponer a China medidas tan injustas, nuestro país no tendrá más alternativa que proteger sus intereses legítimos", declaró un vocero de la cancillería china. "China se reserva el derecho a adoptar todas las medidas posibles." "Si Estados Unidos anuncia algún tipo de sanción a China, inmediatamente responderemos con una serie de medidas en las que estará en juego un valor aún mayor del que ellos manejaron", manifestó Zhang Yuejiao, director general del Ministerio de Comercio Exterior y Cooperación Económica de China. El funcionario de comercio de ese país exhortó a que el diferendo se dirima a través de negociaciones, pero advirtió que "si hay una sanción de parte de Estados Unidos, sería incorrecto que no respondiéramos". En un esfuerzo por alejar la posibilidad de una guerra comercial, Estados Unidos envió a Beijing un negociador especial, el subrepresentante comercial de Estados Unidos, Lee Sands. Preocupación de industriales Los fabricantes de aviones de Estados Unidos afirman que seguramente serán los más perjudicados si el deterioro de las relaciones cierra el mercado chino, que han dominado durante largo tiempo. La Unión Europea -que también está preocupada por la transgresión en materia de derechos de autor- se está distanciando de las amenazas estadounidenses sobre derechos de propiedad intelectual y anuncia que no impondrá sanciones unilateralmente. Esto podría dar un gran impulso a la competitividad europea, manifestó un empresario estadounidense. Los fabricantes de Seattle dicen que, como en el caso del acuerdo con Airbus Industrie, Boeing también podría perder ante los competidores europeos en un proyecto de 2.000 millones de dólares para construir un avión 100-seat con China y Corea del Sur. Mientras tanto, Beijing señala que la selección recién se hará a fines de junio. Se espera que para la fecha el diferendo se haya resuelto o se haya agudizado, y sin duda influirá en la decisión de Beijing. "China está buscando un enfoque más razonable para las relaciones sino-estadounidenses", manifiesta un diplomático asiático que piensa que Beijing no dará marcha atrás. "Ambas partes quieren demostrar que pueden hacer política". (Fuente: SUNS/IPS) |