Banca Multilateral de Desarrollo | |
El BM en el contexto de la política estadounidense
La destrucción a gran escala que provocó la Segunda Guerra en Europa, Asia y Africa hizo vislumbrar a los aliados la necesidad de contar con grandes instituciones multilaterales para dirigir la reinserción de economías destruidas por la guerra hacia una economía mundial liberal y capitalista. Los aliados crearon el Fondo Monetario Internacional (FMI) para fomentar el comercio mundial reduciendo las restricciones de divisas. También fundaron el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (Banco Mundial), destinado a ofrecer préstamos de infraestructura a la Europa de posguerra. Varios años después, esta misión se amplió y abarcó préstamos para proyectos dirigidos a los países en desarrollo más pobres. Los inicios del Banco Mundial fueron lentos. En los primeros diez años concedió muy pocos préstamos y no logró ponerse a la cabeza de la reconstrucción de Europa: sólo prestó 497 millones de dólares, mientras que el Plan Marshall, de Estados Unidos, proporcionó 41.300 millones de dólares. Por otra parte, el Banco financió muy pocos proyectos en el mundo en desarrollo. En 1950, el presidente del Banco, Eugene Black, manifestó a las Naciones Unidas que el problema "no (estribaba) en la falta de dinero sino en la falta de proyectos bien preparados y planificados". El Banco Mundial necesitaba justificar su existencia y ampliar sus préstamos, así que sus funcionarios tomaron la iniciativa de identificar y diseñar proyectos para financiar. Los préstamos aumentaron radicalmente, en especial en el mundo en desarrollo; las Naciones Unidas calificaron a las décadas del 60 y del 70 como "las dos primeras décadas del desarrollo". En 1968, el Banco prestó 953 millones de dólares; en 1981, 12.400 millones. También crecieron el prestigio y la influencia del Banco Mundial. Como señaló la Comisión de Bretton Woods (el órgano oficial designado para examinar a la institución a los 50 años de existencia), "en los 70 y los 80 el Banco intervino en casi todos los aspectos de asesoramiento en materia de inversión y de política en distintos países en desarrollo". Además, el Banco se convirtió en un poderoso árbitro en los casos de países en situaciones difíciles de endeudamiento y con problemas para el cumplimiento de los pagos. Actualmente, de no contar con la aprobación del Banco Mundial y del FMI, los países prácticamente quedan excluidos de cualquier fuente financiera internacional. El Banco Mundial cuenta con 176 países miembros y está dirigido por un Presidente y 24 Directores Ejecutivos, cinco asignados en carácter permanente a Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Alemania y Japón. En 1993, el Banco aprobó 259 préstamos que totalizaron 25.600 millones de dólares. Aproximadamente el 75 por ciento de los préstamos del Banco son para financiar proyectos de "crecimiento económico", como el de Chixoy, e incluso carreteras, centrales energéticas, escuelas y sistemas de riego. El resto de los préstamos financian programas para la reestructuración del sistema económico, y se los conoce como "préstamos para ajuste estructural". La misión del Banco A medida que el Banco Mundial fue creciendo hasta convertirse en la principal institución para el desarrollo, resolvió que era necesario abordar los problemas mundiales fundamentales. En la reunión anual del BM de 1973, el entonces presidente Robert McNamara anunció: "Ya no es posible tolerar más los extremos de pobreza y privación. Resolverlos es la tarea del desarrollo." El ex presidente del Banco Mundial, Lewis Preston, reafirmó esta misión en 1994 cuando declaró que "la reducción de la pobreza es el punto de referencia con respecto al cual debe juzgarse nuestro desempeño como institución para el desarrollo". Y así lo juzgaremos. El informe A People Dammed, como estudio de caso de los préstamos del Banco Mundial, demuestra que los mismos no redujeron la pobreza sino que, por el contrario, empobrecieron precisamente a los hombres y mujeres que esta institución para el desarrollo debía beneficiar. En los últimos diez años, ciudadanos de todas partes del mundo han criticado duramente al Banco señalando sus múltiples deficiencias estructurales. Las fallas de la institución "El Banco Mundial fue creado para alentar el 'desarrollo'. Para el Banco Mundial, desarrollo es sinónimo de crecimiento. Con miras estrechas, pone todo su empeño en la búsqueda del crecimiento. Pero, tal como alguien ha señalado, el crecimiento ilimitado es la ideología de la célula cancerosa", Muhammad Yunus, Bangladesh. Los problemas del BM son muchos y fundamentales: En 1991, un estudio interno del Banco, el Informe Wapenhans, examinó 1.800 proyectos de la institución y llegó a la conclusión de que el 37,5 por ciento del desempeño de los proyectos era "insatisfactorio". Este porcentaje aumentó del 15 por ciento en 1981 al 30,5 por ciento en 1989. El índice de fracasos fue alto en las principales esferas de préstamo: abastecimiento de agua, pobreza, medio ambiente, energía y reforma del sector público. El Banco reconoce, incluso, que su trayectoria en materia de préstamos no sólo no ha mejorado sino que ha empeorado. Aun cuando los proyectos del Banco fueran exitosos, ¿beneficiarían realmente a los países pobres? Veamos los números: en 1992, el Banco prestó 16.400 millones de dólares y recibió 10.100 millones de dólares por concepto de pago, o sea una diferencia de 6.300 millones de dólares. Sin embargo, en 1992 los países pobres gastaron 6.500 millones de dólares en la compra de bienes y servicios a los países ricos para poder poner en práctica los proyectos del Banco Mundial. Por lo tanto, en 1992 los países pobres transfirieron a los países más ricos 200 millones de dólares más de lo que recibieron a través de los préstamos. ¿Puede llamarse a esto desarrollo para los pobres? Pierre Galand, activista belga que actuó durante muchos años como consultor del Banco Mundial, dejó la institución en 1993. Le escribió así a su antiguo empleador: "Ud. es uno de los principales enemigos de los pobres... Actualmente, Ud. es una máquina de relaciones públicas increíble y extraordinaria que logró imponer en el mundo -con efectos desastrosos- un sentimiento de fatalidad por que entiende que el desarrollo queda reservado para una minoría, y que la pobreza es inevitable para quienes se considera que no son lo suficientemente competitivos y eficaces." Otros críticos han demostrado cómo es posible rastrear las fallas del Banco Mundial en materia de préstamos en su propia estructura interna. En un informe reciente del Banco se hizo una crítica al personal por utilizar los informes de las evaluaciones de proyectos -el mecanismo interno del Banco para definir la conveniencia de una idea- como "herramientas de marketing" para lograr ascensos a nivel personal. Esta "cultura de la aprobación" del Banco premia al personal que logra grandes préstamos, y rara vez se critica la idea de algún proyecto, no importa cuán impropia sea. Esta "cultura de la aprobación" está evidenciada por el hecho de que a partir de 1994, el Directorio del Banco nunca rechazó un proyecto propuesto por el personal. Esta "cultura de la aprobación" del Banco premia al personal que logra grandes préstamos, y rara vez se critica la idea de algún proyecto, no importa cuán impropia sea. Esta "cultura de la aprobación" está evidenciada por el hecho de que a partir de 1994, el Directorio del Banco nunca rechazó un proyecto propuesto por el personal. Son muy pocas las ocasiones en que los funcionarios del Banco se reúnen directamente con los afectados por sus proyectos. Prefieren, en cambio, comunicarse con los burócratas del país en cuestión, que comparten sus puntos de vista. Esta tendencia se refleja en el estilo de vida y el entorno laboral del personal del Banco. Michael Irwin, antiguo empleado del Banco Mundial, se refiere a su "burocracia inflada, de ingresos excesivamente altos, sus prácticas dispendiosas y su administración generalmente mala". Irwin opina que "el personal del Banco, que vive y trabaja confortablemente en la zona de Washington en medio del lujo, y viaja en primera clase y frecuenta hoteles 5 estrellas, está totalmente apartado de las realidades y la pobreza del Tercer Mundo". El periodista británico Graham Hancock describe así a los funcionarios del Banco: "Sus oficinas están en (...) los distritos comerciales más lujosos. Sus casas también están ubicadas en los mejores barrios, alejadas geográficamente lo más posible de los pobres. Existe un abismo enorme entre los 'agentes del desarrollo' y aquéllos a quienes ellos han venido a desarrollar: de un lado los hombres ricos en sus castillos, del otro los pobres y los campesinos a las puertas." El BM y la política de Estados Unidos: A pesar de su naturaleza multilateral, desde sus comienzos el Banco actuó en función de los intereses de la política exterior de los Estados Unidos y sus aliados. ¿Por qué Estados Unidos puede ejercer el control sobre una institución supuestamente mundial? Estados Unidos tiene el mayor caudal de votos: 17,6 por ciento, más del 15 por ciento mínimo necesario para vetar una decisión importante en materia de préstamo. Además, EEUU tiene un sitio permanente en el Directorio Ejecutivo y nombra al presidente del Banco Mundial (los nueve presidentes que han ocupado el cargo fueron todos estadounidenses). Quizás lo más importante es que el Banco Mundial tiene su sede en Washington D.C., lo que permite a las autoridades del país acceder fácilmente al mismo. Si bien el Banco apoya ostensiblemente objetivos independientes, tales como la reducción de la pobreza, de hecho promueve persistentemente los objetivos de la política de Estados Unidos. Walden Bello, Director de la organización "Food First", describe al BM como "un brazo de la política exterior de Estados Unidos sobre el cual detenta un férreo dominio y control, y el cual, además, está libre en gran medida de las limitaciones impuestas por la influencia legislativa, judicial o popular". Estados Unidos ha utilizado largamente al Banco Mundial para disciplinar a los países que han cuestionado la dominación estadounidense y para recompensar a los que han cooperado. Un ejemplo claro es Chile. El Banco cortó cualquier tipo de financiamiento para el presidente democráticamente electo Salvador Allende. La administración Nixon se jactó de haber utilizado al Banco para poner a la economía chilena en jaque. En los primeros tres años después del sangriento golpe de estado del general Augusto Pinochet, el Banco recompensó a Chile con 350 millones de dólares en préstamos. La predilección del Banco Mundial por los dictadores sangrientos amigos de Estados Unidos no se limita al caso del chileno Pinochet. A lo largo de la década del 70, el Banco concedió préstamos cuantiosos a Corea del Sur, Brasil, Argentina, Filipinas, Uruguay y Etiopía, todos regidos en ese momento por dictaduras militares ampliamente condenadas por violaciones a los derechos humanos más básicos. En 1979, quince de los gobiernos más represores del mundo recibieron un tercio del total de los préstamos concedidos por el Banco. En 1982, cuando el gobierno sandinista de Nicaragua introdujo reformas que ofrecían una alternativa de desarrollo frente a la dominación de Estados Unidos, el Banco Mundial siguió sumisamente las órdenes del presidente Ronald Reagan y congeló todos los préstamos a Nicaragua. Esto se hizo a pesar de que un alto funcionario del Banco en ese momento señaló que "la puesta en práctica de proyectos ha sido extraordinariamente exitosa en Nicaragua, quizás mejor que en cualquier otro lugar del mundo". Un examen de la política estadounidense con relación a Guatemala, particularmente en las décadas del 70 y del 80, cuando el Banco financió el Proyecto Chixoy, demuestra que los préstamos del Banco también sirvieron para defender los intereses de Estados Unidos, con muy poca consideración para con la democracia o los derechos humanos. (Fuente: Informe A People Damned) |