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Comercio
 
El pasado como guía


Los procesos de industrialización del pasado ya no pueden ser imitados ni sirven como modelo, pero sí pueden servir de guía

por Chakravarthi Raghavan


Los exitosos procesos de industrialización del pasado, ya sea la experiencia del siglo XIX de Europa y América del Norte o las últimas experiencias asiáticas de este siglo, no pueden ser imitados ni sirven como modelo pues la economía mundial ha experimentado grandes cambios. No obstante, bien pueden servir de guía "y mucho depende de la creatividad y originalidad de los países en desarrollo en sus intentos por desarrollar y fortalecer su base empresarial", opina la Secretaría de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), en un informe elaborado para la reunión de la Comisión sobre Empresas, Servicios Empresariales y Desarrollo, realizada en la tercera semana de enero.

El informe, un documento sobre "La naturaleza cambiante de las empresas y la competencia y las consecuencias en la formulación de una estrategia de desarrollo empresarial", hace un análisis en términos del fenómeno actual de globalización y liberalización de la economía mundial. Al subrayar la necesidad de una estrategia de desarrollo empresarial, Lynn Mytelka, directora del departamento, señaló que es necesario que la estrategia vaya más allá de la crisis actual y adopte una perspectiva a más largo plazo, de tres o cinco años, ya que incluso en períodos de crisis las opciones pueden afectar oportunidades y limitaciones futuras. De ahí que realizar una estrategia signifique desarrollar una visión del futuro. El documento, que analiza las consecuencias de los procesos de liberalización y globalización en la economía mundial, argumenta que éstos tornan difícil, si no imposible, imitar los modelos de desarrollo empresarial del pasado, por más exitosos que hayan sido.

Los acuerdos de la Ronda Uruguay, el alto grado de integración y la feroz competencia predominante en los mercados mundiales, así como la creciente incidencia de los servicios en el comercio mundial, reducen el alcance y la eficacia de políticas otrora exitosas, tales como la sustitución de las importaciones, que permitió el desarrollo de la capacidad industrial de varias economías en expansión.

En el contexto actual, esas políticas pueden enfrentar dificultades en cuanto a su aplicación, y el margen y la eficacia, e incluso la viabilidad de dichas políticas, han quedado constreñidas por tres fenómenos nuevos:

* Los acuerdos de la Ronda Uruguay restringen, desde una perspectiva legal, el margen de maniobra de los miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para recurrir a la protección comercial;

* El alto grado de integración y feroz competencia predominantes en los mercados mundiales obliga a las empresas, incluso las incipientes, a asegurar insumos de la mejor fuente posible, sea nacional o extranjera, en términos de precio, calidad y continuidad del abastecimiento; y

* La creciente incidencia de los servicios en el comercio mundial que, por su naturaleza intrínseca, no pueden ser protegidos tan fácilmente con aranceles y otros obstáculos, como los productos manufacturados. Esto no implica que no puedan tenerse en cuenta las experiencias que en el pasado dieron buenos resultados, al contrario, pero no es posible imitarlas. De la misma forma que los países asiáticos no imitaron la experiencia de industrialización de los países de Europa y América del Norte del siglo XIX, el éxito de aquéllos cambió irreversiblemente la economía mundial, tanto que el camino que siguieron ya no es más aplicable a las nuevas condiciones.

En cierta medida, pues, el pasado puede servir mejor como guía que como modelo y mucho depende de la creatividad y originalidad de los países en desarrollo en sus intentos por desarrollar y fortalecer su base empresarial. Según Mytelka, la nueva dinámica de desarrollo empresarial y competencia subraya la importancia de la creación e innovación de la capacidad tecnológica en el mantenimiento de la competitividad.

Si bien existen diferencias entre empresas y sistemas nacionales, hay muchos temas específicos sobre los cuales el intercambio de experiencias, un mayor análisis comparativo y la investigación en materia de políticas podrían servir para identificar cuáles son las mejores prácticas, así como las condiciones que las hacen posibles. Señaló también que, instrumentado de manera coherente, ese programa de trabajo ofrecería una serie de elementos que es necesario tener en cuenta en una estrategia de desarrollo empresarial.

La diversidad de los países en desarrollo y sus situaciones específicas, señala el informe de la Secretaría, se vincula con las características económicas de cada país y al nivel de desarrollo de sus empresas. También tiene relación con los recursos naturales con los que cuenta, el nivel de desarrollo de la base industrial y de la red física y de comunicaciones, la dimensión del mercado nacional y el grado de integración de la economía nacional, la capacidad tecnológica y la disponibilidad de capital humano adecuado en términos de capacitación, así como la proximidad a una producción importante y a polos de consumo. Esas diferencias tienen gran peso en la forma de búsqueda del desarrollo empresarial de cada país.

Algunos países en desarrollo, en especial dentro del grupo de los países menos adelantados (PMA), que en su gran mayoría están en el África subsahariana, tienen poca o ninguna capacidad industrial, además de una infraestructura, instituciones y mercados subdesarrollados. Su sector privado en general y las empresas modernas en particular, salvo en los sectores de minería y plantaciones, están en los primeros estadios de desarrollo. Para esos países el tema de mayor importancia es cómo acelerar la creación de capacidad de oferta a través de la movilización de recursos adecuados, tanto nacionales como extranjeros, para el desarrollo de la capacidad productiva, física, humana e institucional. Este es un primer paso necesario para la creación de una capacidad exportadora. Por tanto, sus temas de preocupación son muy diferentes de los de otros países en desarrollo que han creado cierta base industrial pero necesitan mejorar su productividad y eficiencia para penetrar en los mercados internacionales de países en desarrollo con empresas competitivas y una capacidad exportadora importante, como es el caso de los países de reciente industrialización (PRI). Éstos, sin embargo, necesitan mantener su capacidad exportadora a través de un proceso permanente de modernización e incremento de la productividad. No obstante, en todos los casos la innovación en su sentido más amplio desempeña una función importante en el logro de la competitividad. Y para pasar de una etapa de desarrollo a otra es necesario que las empresas mejoren su capacidad de innovar y adaptarse a las circunstancias y necesidades cambiantes. También existen diversas estrategias entre las empresas mundialmente más poderosas, que difieren en los tipos de inversión en los países en desarrollo en cuanto a que algunas tienden a dar más importancia que otras al uso de los recursos locales, la descentralización del proceso decisorio y el mecanismo de la subcontratación y otros acuerdos interempresas. Por otro lado, sus estrategias pueden estar más o menos influidas por los incentivos concedidos por los gobiernos de los países en desarrollo. Esta diversidad plantea a los países en desarrollo el desafío de diseñar políticas para atraer a las empresas extranjeras convenientes e inducirlas a acatar los objetivos nacionales vinculados con el desarrollo empresarial.

Opciones políticas apropiadas para los PMA

El resultado de esta doble diversidad -entre los países y entre las trasnacionales- abarca un espectro muy amplio de las opciones de política, y exige una investigación y un análisis muy riguroso a efectos de garantizar su adecuación a los contextos nacionales específicos. La elección de una opción política apropiada es tanto más importante para los PMA.

La feroz competencia internacional y la creciente capacidad de crecimiento de las empresas ya consolidadas para penetrar en mercados lejanos y subdesarrollados hace cada vez más difícil para las empresas de los países de bajos ingresos, en particular los PMA, sobrevivir y mucho menos competir, a menos que se adopte una acción de apoyo en cuanto a reparar las desventajas estructurales que enfrentan. Frente al fenómeno conexo de un gran sector informal y un "término medio ausente" en su estructura empresarial, los PMA deben adoptar medidas específicas en el contexto de sus estrategias de desarrollo empresarial que apunten a ayudar a sus micro y pequeñas empresas a crecer y ubicarse en el sector formal. Esto debería hacerse a través del desarrollo de una base de recursos humanos y estructurales, el fortalecimiento de la capacidad tecnológica y la provisión de financiamiento, capacitación y otros servicios de apoyo comercial. Pero si se quiere que los PMA vean coronados sus esfuerzos en ese sentido, la conclusión a la que arriba el documento es que es necesario un fuerte apoyo internacional.

Mytelka expresó que la elaboración de una estrategia de desarrollo empresarial, que implica una perspectiva de futuro y a más largo plazo, crea oportunidades de diálogo y potencialmente ayuda a cimentar el compromiso con los objetivos así como con los pasos necesarios para alcanzarlos. La mejor estrategia debe reconocer explícitamente la naturaleza contingente de todo ese pensamiento estratégico y reconocer que se trata de un proceso interactivo que exige un diálogo permanente entre los principales actores para adaptar las estrategias a las condiciones cambiantes.

En el contexto actual de globalización y liberalización, mantener la competitividad de las empresas implica tanto incrementar su productividad como su capacidad de innovación. Pero es difícil en el mundo cambiante de hoy que las empresas permanezcan competitivas sin vínculos de apoyo con los abastecedores y clientes, las universidades, las instituciones de investigación, los centros de productividad y otra serie de actores del sistema nacional de innovación. Esto es tanto más importante para las empresas pequeñas y medianas. Implícita en la noción de una estrategia de desarrollo empresarial está el reconocimiento de la naturaleza holística e interactiva del proceso.

La coherencia política es por tanto un elemento integral de una estrategia para fortalecer la productividad, la innovación y la competencia sostenida de las empresas. Existe la necesidad de una cohesión mayor entre las políticas a nivel macro y micro, y a través de una amplia gama de instrumentos de política que afectan lo que hasta ahora se consideraban actividades muy distintas. En términos de un programa de trabajo, en el análisis de la contribución de la sociedad interempresas y el diálogo entre el sector público y el privado es necesario considerar la cantidad y la naturaleza de los actores y las políticas, así como también su interacción dinámica.

Las políticas y los programas destinados a afectar a las empresas grandes pueden no ser efectivos al ser aplicados a empresas micro, pequeñas o medianas. De igual forma, las políticas que pueden funcionar bajo ciertas condiciones competitivas de los sectores industriales en que las tecnologías son estables, el acceso a la tecnología nueva es relativamente barato, la competencia se basa en el precio y la mayoría de las empresas son pequeñas o medianas, puede no funcionar cuando los mercados son oligopólicos, la tecnología cambia rápidamente, el acceso a la misma es caro y la competencia se basa en la capacidad de cambiar las ventajas competitivas a través de la innovación en los productos, los procesos y las políticas de gestión o comercialización. Los mecanismos de financiación destinados a catalizar y facilitar los cambios del sector empresarial deben considerar esas diferencias.


 

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