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Pronóstico alentador del FMI genera dudas Las últimas proyecciones del FMI sobre el crecimiento mundial en los dos próximos años son prometedoras, pero otras estimaciones anuncian resultados diferentes. por Chakravarthi Raghavan
En los últimos años el FMI ha tendido a hacer proyecciones optimistas para las reuniones de los comités Interino y de Desarrollo, con cifras que en general terminan siendo revisadas seis meses después. Algunas de las bases del cálculo del crecimiento mundial de 4,4 por ciento, como suele suceder con estos pronósticos, están enterradas en notas al pie de página del informe que los medios de comunicación han ignorado. Las proyecciones parecen no haber tenido en cuenta los efectos en la economía de Estados Unidos del aumento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal, y el cambio de política fiscal de Japón hacia la restricción, el cual disminuyó las inversiones en infraestructura, mientras el alza de impuestos a la venta redujo el consumo interno. Y nadie que se embarque en esta proyección se atreve a ignorar el efecto deflacionario de la preocupación de Europa por cumplir con los criterios de Maastricht con miras a una moneda única. Una semana antes que el FMI, la Comisión Económica para Europa (ECE) publicó su propio informe económico. Con cifras de estadísticas nacionales, la ECE presentó un panorama mucho menos prometedor, proyectando un crecimiento de sólo 2,3 por ciento en 1997 para los países industrializados. En un marcado contraste con el FMI, la ECE concluyó que el crecimiento mundial permanecerá más o menos incambiado en 1997, mientras el conjunto de los países en desarrollo mantendrá más o menos el mismo crecimiento que en 1996. Las auspiciosas predicciones del FMI están basadas en el índice de poder adquisitivo paritario (PAP), y no en el valor del dólar de las producciones nacionales en moneda local convertidas a índices de cambio del mercado. El FMI adoptó el método del PAP como medio de
proyección hace unos años, en momentos en que era
criticado por la mala actuación de las economías en
desarrollo y transición tras un a década de ajuste
estructural bajo su tutela y la del Banco Mundial. Pero
las cifras basadas en el PAP transforman el panorama,
dando más peso a los países en desarrollo, en
particular los de Asia, donde hubo un crecimiento más
rápido que en el mundo industrializado. |